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Galería abierta

El desacuerdo, de Miguel Rael.

Jesús Ángel Bordetas, Sergio Luna, Rodrigo Montero y Toni Signe

Priorizar las sensaciones

Colectiva

Overview. Mr. Pink Gallery. C/ Guillem de Castro, 110. Valencia. Hasta el 20 de febrero

Se dice que el movimiento impresionista surge, entre otros motivos, por un deseo de pintar sensaciones. Hasta ese momento, los artistas europeos primaban el tema, ya fuera como pretexto didáctico o descripción de un acontecimiento religioso, ya fuera para retratar a reyes y gobernantes, enanos y vagabundos, interiores domésticos, un frutero con gusano incluido o dejar constancia para generaciones venideras de alguna sangrienta batalla o gran revolución. Importaba el tema por delante del hecho físico de percibir lo que se estaba viendo „la luz sobre el objeto, los colores, el cambio de matices en función de la claridad o la oscuridad„ y reflejarlo sobre el papel antes incluso del proceso intelectual de saber que se trata de un nenúfar o de la fachada de una catedral.

Overview es una muestra que retoma por una parte la idea de trabajar sobre una temática, que en este caso es el paisaje, y por otra la necesidad de la observación, de primar las sensaciones y de apreciar lo que se está contemplando. Y al igual que un grupo de cuatro amigos sentados en plena plaza de la virgen de Valencia repararía uno en el edificio, otro en la horrorosa fuente, y el siguiente en el resbalón y consiguiente batacazo de una mujer, así es también esta muestra: cada artista ha reflejado su personal paisaje.

Comienzan las sintetizadas formas de la arquitectura de Rodrigo Montero. La ciudad ha dejado de ser un bloque tras otro de hormigón para convertirla en un bosque minimalista de líneas verticales, horizontales y diagonales que juegan y se entrecruzan; parece como si entrecerrando los ojos, el artista hubiese conseguido despojar los edificios de los elementos superficiales y quedarse únicamente con sus bocetos. Aquí, como aquellos impresionistas, importan las sensaciones, no tanto el tema. Le ocurre lo mismo a Jesús Ángel Bordetas, para quien lo de menos es el objeto y por el contrario conseguir captar la atención del espectador: óleos de un intenso y variado cromatismo. Si los acrílicos de Montero podrían calificarse de minimalistas, los óleos de Bordetas son toda una explosión de color.

Las otras dos caras de la galería las cubren dos tipos de obras que, partiendo de una observación diferente, tienen en común el sosiego. Sergio Luna es un observador nato del comportamiento humano. Nos lo imaginamos sentado en el metro o en una cafetería con la libreta y el lápiz siempre en constante movimiento, vigilante a cada gesto, cada expresión de los transeúntes con el objeto de poder plasmarlo inmediatamente. Sus dibujos son como las diferentes escenas de una película muda. Finalmente, Toni Signes aborda la calma y soledad del campo. El espectador sentirá que ha dejado por un momento el caos de la ciudad para recorrer un sendero, observar un árbol, cruzar una verja, toparse con los pensamientos que el artista va expresando en los dibujos. Alrededor, solo silencio.

Disfrutarán de esta muestra porque se han combinado diferentes técnicas, desde el óleo a la tinta china, pasando por los acrílicos, las placas de negativo, las aguadas e incluso una proyección. Disfrutarán porque se ha sabido combinar la intensidad del color con la suavidad del grafito. Disfrutarán porque hablamos de cuatro buenos artistas.

Miguel Rael

Afirmación de la negación

Técnicas mixtas

El Desacuerdo. Galería Espai Tactel. Denia, 25 -B. Valencia. Hasta el 27 de febrero

Decía Marcel Duchamp que contra toda opinión las obras de arte las hacían los espectadores. De este modo, todas las pretensiones semánticas, conceptuales o estéticas de aquellos autores que quisiesen saltarse las normas o las convenciones artísticas de su época, quedarían al albur de las emociones, los sentimientos, las ideas propias o la formación de los hipotéticos interlocutores de sus obras.

Esto viene a cuento de la última exposición en Valencia de Miguel Rael (Lorca, 1974), una muestra que mixtura, vídeo, escultura y soportes planos y que es continuación de otra „con el mismo rótulo e intenciones„ recientemente expuesta en el Centro Párraga de Murcia. La diversidad de técnicas empleadas resulta coherente con el cúmulo de reacciones que puede suscitar, empezando con una doble pantalla que actúa cual espejo de sí misma para mostrarnos las amenazantes maniobras de dos manos que enfrentan sus navajas, imágenes versionadas por montajes fotográficos que emulan sus movimientos fijando la acción en su justo terreno: la falta de cometido y consumación.

Desacuerdo pues, entre una narratividad sugerida y el sentido real de lo que manifiesta, Rael incluye otras piezas finamente enmarcadas en nogal cuyo contenido de polímero tensionado o polipiel sin más insiste en la idea del sinsentido o de una acendrada veladura que no permite atisbar signos de comunión y se hace concepto en sí mismo; cuestión que sí cabe situar en el posminimalismo con el que algunos han querido adjetivar la exposición en general.

Maximalizando esta negación, el autor incluye una pieza tridimensional que conjuga lo sutil y lo tosco, el conjunto y lo inacabado, reuniendo a modo de acumulación casual, ensamblaje fortuito o ready-made efímero, un elegante pedestal de noble madera, un sutil paño y dos pilares de construcción, cual maremágnum objetual condenado a una imposible convivencia entre sus partes. Factible de reflexiones varias sobre el hecho del arte, la exposición es refrendo de que arte es cualquier cosa que es contextualizada como tal, cuestión que constituye punto de inflexión en su historia, consagrada „con irónica transgresión„ por el citado Duchamp y por el también revisionista Robert Morris en sus «antiformas».

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