Ojalá nadie se vea ante tremenda tesitura como la del titular, pero como la condición fundamental del futuro es la incerteza, un puñado de locos por los cómics se ha atrevido a componer la lista de imprescindibles, aquellos que cualquiera con gusto por las viñetas y los bocadillos „de papel, no de chorizo„ debería leer antes de pasar al otro barrio (metafísicamente). Tres de ellos presentarán su relación esta tarde, durante el primer día de las IV Jornadas de Cómic de Valencia, que se celebran esta vez en el Mercado de Tapinería. Levante-EMV apuesta por la docena, número cabalísticamente mejor, al contar con la aportación especial de Paco Roca.
Como Capitán Trueno, Mortadelo y Filemón o Pumby seguro que suenan, los doce títulos inmortales reúnen cuadernillos menos conocidos. Como El gusto del cloro, del francés Bastien Vives, uno del últimos autores de culto para los amantes de la historieta. Es el caso del diseñador MacDiego, que es quien recomienda este álbum de amor tímido de un dibujante prodigioso. Sus otras lecturas obligatorias antes de abandonar cruelmente este mundo son Squeak the mouse, de Massimo Mattioli (gore infantil a ritmo de Tom y Jerry, dice), y el patriótico „con ironía„ Nosotros llegamos primero, de Furillo, una visión peculiar de la España franquista.
Ismael Quintanilla, otro de los participantes en el friquiloquio de esta tarde, también mira el pasado español, al incluir en su lista lo último de Roca, Los surcos del azar. Junto a él, un clásico, Hugo Pratt y su Fábula de Venecia, y una rareza antigua valenciana: Kosman, ciencia-ficción del año 60 de la mano de Iranzo.
Modesto Granados pasa de superhéroes y aconseja Mis circunstancias, historia autobiográfica sobre los miedos a los 30 años de Lewis Trondheim. También RanXerox, historias de «un robot ultraviolento con unos dibujos que son como si Miguel Ángel hiciera cómics». Y Hechizo total, de Simon Hanselmann: personajes de los cuentos de siempre en un suburbio australiano.
Paco Roca propone no perderse el manga „por fin„ El almanaque de mi padre, de Jiro Taniguchi; el ya casi clásico Jimmy Corrigan (el chico más listo del mundo), del americano Chris Ware, y al imprescindible hispano Carlos Giménez y su serie Paracuellos. Ahora, manos al tebeo.
