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Entrevista | Jordi Llobregat

Los otros secretos de Vesalio

Los otros secretos de Vesalio

«Yo quiero escribir un best seller». Fue en un taller literario, hace cinco años. Mientras otros aspirantes a escritor despellejaban a novelistas porque sus ansias de lletraferits eran mucho más elevadas, Jordi Llobregat soltó „«por incomodar y fastidiar fundamentalmente»„ la frase definitiva que lo ha perseguido hasta convertirse en realidad.

A estas alturas, su romance con el mundo editorial ya no es noticia: su primera novela, El secreto de Vesalio (Destino), es uno de los grandes lanzamientos del año, con los derechos vendidos a 18 países antes incluso de su publicación. No hace falta decir que, en 2015, tiempo aún de crisis, se trata de un caso desconocido con un autor igual de desconocido. Al menos como escritor, porque en Valencia es un personaje público en su calidad de director del joven festival Valencia Negra.

Vesalio „el padre de la anatomía moderna, un sabio del siglo XVI„ guarda un secreto, pero Llobregat también tiene los suyos, como todo escritor que pasó más de dos años encerrado, solo, con su historia.

Esta, finalmente, se ambienta en la Barcelona de finales del Ochocientos, pero no era la idea inicial. En los primeros borradores la acción se desarrollaba en la sombría Londres, de la que algo queda en la novela. ¿Por qué el cambio? Por una razón personal „«es la ciudad de mi madre, a la que dedico el libro»„ y por otra literaria: «En la época de la Exposición Universal, Barcelona vive un momento de transformación fenomenal, muy atractivo y aprovechable para que la gente entre en la novela».

Dicen que escribir es corregir y, en la mayoría de los casos, recortar. Bien que lo sabe Llobregat (Valencia, 1971). La primera versión de El secreto de Vesalio tenía 300.000 palabras. La final, 130.000. Es bueno, «te da profundidad», afirma el escritor, porque «hay muchas historias no contadas pero que están. Aportan solidez».

La historia de Jordi Llobregat es la de un sueño hecho realidad. Escribir y publicar era el gran anhelo del trío de amigos que puso en marcha Valencia Negra y todos lo han conseguido o están en camino. ¿Cuestión de empeño? Quienes lo conocen aseguran que fe en los proyectos que emprende nunca le falta. «Yo casi estoy obligado a escribir a otra ahora. Me lo piden y me lo pido yo mismo. Quiero expresar otras ideas, repetir».

Por ahora, lo que tiene entre manos es un plan para un proyecto a largo plazo, una saga, tan de moda en el mercado, que nada tendrá que ver con El secreto de Vesalio, que acaba aquí, en la página 535, aunque los personajes podrían dar para un spin-off, deja caer.

Llobregat conoce bien los talleres literarios. Ha estado en los dos lados del aula. Y los defiende. No porque te vayan a enseñar a alumbrar una obra maestra, sino porque «ayudan a encontrar gente que tiene el mismo sueño que tú». «Y eso es importante „agrega„, porque el trabajo de escribir es solitario, pero los problemas y atascos se pueden compartir. Y eso ayuda». Al final, no obstante, de lo que el autor se da cuenta es que «lo más difícil de escribir es enfrentarte a ti mismo y a todo lo que haces para desviar el tiempo a otras actividades. Encuentras todas las excusas posibles».

La novela de Llobregat es un libro de secretos, «como los que todos guardamos „dice„, porque siempre somos mucho más que nuestra apariencia». Y él, que ahora da clases de marketing literario, el primer secreto que comparte es una ducha de realismo: «Estamos en un momento de producción enorme de manuscritos y se rechaza más del 90 %. Lo normal es no publicar. Hacerlo en una pequeña editorial ya es un logro».

¿Y por qué su fortuna? Llobregat, que procede del mundo de la empresa „tiene desde hace 15 años una pequeña consultora de desarrollo local que trabaja con municipios„, asegura que ahí sí que no hay secreto, que no hay un método científico. Él sabía que tenía una buena novela, «pero también que eso no era garantía de que se fuera a publicar». «Cuando empiezas a advertir un movimiento de fuerzas por ella es cuando ves que lo que los demás opinan realmente se ajusta a lo que tú piensas».

Daniel (un joven profesor de Oxford), Bernat (un reportero con todas las taras de la profesión) y Pau (un estudiante de Medicina) son los tres investigadores ocasionales que, cargados de sus propios secretos, persiguen entre asesinatos el dejado por Vesalio en forma de manuscrito. Si el maestro de anatomía „su Fábrica entiende el cuerpo como un edificio, que va desmontando a través de dibujos con disecciones tirando a macabras„ se enfrentó a lo establecido, los personajes de Llobregat harán lo mismo. A él le queda ahora beber el éxito a tragos cortos y pensar en la siguiente sin cambiar la fórmula: «Hacer lo que me dé la gana».

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