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Meditatio mortis fotográfica: El Cabanyal

El Cabanyal. 1900-1991. Fotografías de la familia Vidal Diputación de València. Museo de Etnología

Tres textos ensalzan este libro de imágenes: La playa es nuestra, don Joaquín. Paisaje humano y urbano en el Cabañal-Cañamelar del siglo XX, de Josep Vicent Boira; Entre dos amenazas: El mar y la ciudad, de Manuel Cerdá Garcia; y Familia Vidal: Saga de fotógrafos, de Luis Vidal Ayala.

Boira escribe:

«Nuestra tesis de partida es que gran parte de lo que en este momento se piensa, se percibe y se espera de este barrio marinero tiene su origen en el primer tercio del siglo XX». Luego se interna en prestigiosos lugares comunes de la microhistoriografía local: exaltación de la arcadia solidaria, obrera y pescadora de los Poblados Marítimos, su irrecusable raigambre republicana, su idiosincrasia vernacular€

El título del texto proviene de la misiva que en 1906 dirigió la junta rectora de la sociedad de pescadores a Joaquín Sorolla, a propósito de establecer unos límites entre la cuadra de los bueyes de la cofradía y el estudio del egregio pintor. Tras la respuesta positiva de éste, la junta termina diciéndole: «En resumen, la playa es nuestra y de usted». Boira modifica la literalidad de la carta conforme a criterios de argumentación persuasiva.

Cerdá escribe:

«Pero la sociedad del XIX es una sociedad de orden, lo que acabará traduciéndose en un proyecto urbanístico y arquitectónico definido y planificado». Asevera que los Poblados Marítimos han construido «una identidad social claramente diferenciada que se manifiesta en el lenguaje, las costumbres, las formas de sociabilidad y, cómo no, en su fisionomía». Observación etnográfica que bien pudiera convenir a cualquier localidad provincial sin relevante grado de emigración.

Parte de la documentación aportada es narrativa. Varias citas de Flor de Mayo. En proporción notoria, la imaginería social de los Poblados Marítimos la configuró Vicente Blasco, patricio popular e ilustre escritor de costumbres.

El texto de Luis Vidal Ayala se ocupa de tradición familiar de los Vidal.

Martin Vidal Romero (Torrent 1872 - València 1944) retrató a Benlliure, Sorolla, Muñoz Degrain€ Fue fundador de la tradición fotográfica familiar; estudió música, fue alumno en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. De él se dice que era un individuo polifacético y emprendedor. Su aspecto sanguíneo y aplomado, conduciendo un automóvil sin capota, ratifica la descripción verbal. Por su formación y entorno, no era evitable que practicara alguna variedad de pictorialismo fotográfico.

Luis Vidal Corella (València 1900- València 1959). Documentó los años de la República, la Guerra Civil -incluidos el frente de Teruel, la toma de Ibiza, la onírica vida cotidiana durante esos años€ En postguerra, y por falta de material fotográfico, Vicente Casanova, propietario de la productora Cifesa y conocido suyo, le proporcionaba material sobrante de los rodajes. En los retratos, que de él aporta esta publicación, tiene un cierto aire de joven poeta lírico. Es el fotógrafo más interesante de los tres, en parte por los tiempos tan excepcionales que le correspondió fotografiar y vivir.

Luis Vidal Vidal (València, 1936). Por contagio familiar (digámoslo así) ya a los 11 años cubre una Vuelta Ciclista para el diario Levante. Se ocupó de la vida cotidiana en postguerra y el periodo de Transición. Fue el primer fotógrafo valenciano que obtuvo un reconocimiento del World Press Photo. Su padre cubrió la riada del 1957; él hizo otro tanto con la Pantanada de Tous de 1982. Mejoró los sistemas de archivo y conservación del importante patrimonio fotográfico de la familia Vidal.

Permítaseme una simplificación pedagógica: el abuelo fue fotógrafo-pintor; el padre, fotógrafo-fotógrafo; y el hijo, fotógrafo-documentador. Se observa pues una hermosa simetría familiar. Tres generaciones, de un mismo linaje, documentando visualmente un siglo de la ciudad.

Para terminar, dos observaciones.

Hay salsas que extravían el sabor frontal de un magnifico manjar; de igual modo, hay textos que catequizan el carácter asilvestrado de ciertas imágenes.

La fotografía es, por su propia naturaleza, una modalidad de meditatio mortis. Quien haya conocido el Cabañal hace décadas, tendrá, contemplando estas admirables instantáneas, esa taciturna impresión.

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