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Un verdadero viaje

«El viaje verdadero» es el resultado de la residencia de la artista Concha Martínez, ganadora de la V Beca de Investigación y Producción Artística de Espai Rambleta

Un verdadero viaje

En un arrebato de limpieza de trastos y papeles con el objeto de hacer sitio para otros tantos más recientes, mi padre redescubrió en el altillo, al fondo del todo, un par de cajas de zapatos viejas donde se hallaban montones de fotografías antiguas. Ambos encontramos la excusa perfecta para interrumpir ese impulso de tirar y reemplazarlo por reírme, yo, de aquellos peinados, vestidos y gestos, y él para recordar nombres, lugares y fechas de todos aquellos rostros. Fotografía tras fotografía se podía apreciar cómo el papel había ido evolucionando, tanto por el paso del tiempo como por el paso de los tiempos. Así, mientras algunas fotografías conservaban con viveza los colores propios de nuestra época, otras, sin embargo, apenas tenían nitidez. Amigos, familiares, conocidos del siglo pasado, pero también fotografías mucho más antiguas, muy lejos en el tiempo. Mi padre intentaba acordarse de todos, ponerles nombre, pero a lo máximo que llegaba en ocasiones era situarlos en su contexto.

Una parte significativa de la exposición «El verdadero viaje», de Concha Martínez Barreto, indaga precisamente en ese mismo ejercicio mental que supone ir poniendo nombres a las personas que aparecen en los retratos antiguos. Grupos de hombres y mujeres que posan para la ocasión, sonrientes, jóvenes, sabiendo que tienen toda la vida por delante y sobre los que la artista va señalando con recuadros en blanco. El espectador no sabe si los señalizados son los que la autora considera significativos, o son a los que les puede poner nombres o, si por el contrario, el recuadro en blanco representa aquellos que la memoria ya ha borrado, un vacío. Evocar los rostros, recordar sus nombres significa que, en tanto en cuanto puedan ser rememorados, el viaje de sus vidas aun no ha terminado.

El recuerdo es en sí mismo un viaje. Un trayecto con origen y final: el que se inicia el mismo día de nuestra existencia y al que se van incorporando momentos, fechas, personas, sonidos o gestos. Como la obra que intitula todo este proyecto, el verdadero viaje, con esas manos que un día de playa, a la orilla del mar, surgen del recuerdo, y son tan nítidas, tan «reales» que la protagonista del dibujo tiende las suyas con inmenso deseo. Hasta que el viaje empieza a ralentizar, ya no solo no se logra poner nombres a los otros, sino que en algunos dramáticos casos se detiene y se deja de recordar aquel que uno fue. Es el punto final.

El verdadero viaje también recrea el trayecto físico, simbolizado en esas carabelas y bajeles que cruzaban antaño los océanos en busca de otras tierras, aventuras, riqueza, y que acababan, en ocasiones, en naufragios. La obra Shipwreck no pretende representar tanto el drama del naufragio, ese y otros, como poner en relieve aquel suceso por aquellos que sobrevivieron. Para ello, la autora aloja la obra en una urna a modo de objeto de incalculable valor. Como afirma la comisaria de la muestra, Marisol Salanova, podría interpretarse también como un ejercicio de subsanación o compensación. El mismo valor y la misma historia que se está repitiendo siglos después, solo que ahora las naos han sido sustituidas por frágiles pateras con niños, mujeres y hombres cruzando mares, huyendo de guerras, hambre y miseria, vidas que acaban hundidas en las profundidades del Mediterráneo.

Ese encono por proseguir el camino, cueste lo que cueste, por rememorar, por asir la memoria es simbolizado por Concha Martínez con detalles como la persistente tortuga en su infatigable recorrido o el pájaro posado sobre la palma de la mano. El concepto del recuerdo como parte esencial de nuestras vidas es un proyecto sobre el que lleva trabajando hace ya algún tiempo -«mi interés en el tiempo», dice la autora, y que ahora, con maquetas, instalaciones y con muy buenos dibujos y fotografías manipuladas a partir de obras antiguas y realizados con gran sensibilidad por esta artista murciana, forma parte del proyecto elegido en esta quinta edición de la beca de investigación artística por la que el Espai Rambleta lleva apostando con tesón. Y ganando.

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