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John Carlin: "Estamos entrando en una etapa oscura en España"

El autor de «El factor humano» asegura que «si Mandela hubiera estado en el lugar de Rajoy, habría resuelto el tema catalán en un par de semanas»

John Carlin: "Estamos entrando en una etapa oscura en España"

P Su relato «El artesano de la reconciliación» sitúa a Nelson Mandela como la persona que fue capaz de conducir la reconciliación política en Sudáfrica.

R De repente, tengo la sensación de que estamos entrando en una etapa algo oscura en España, en la que se ve un creciente abismo entre gente de derechas e izquierdas. En este contexto, es interesante reflexionar sobre Mandela, una persona que supo construir puentes a través de un abismo mucho más ancho que el de España hoy en día. Las enemistades políticas en Sudáfrica eran tales que las condiciones estaban ahí para una terrible guerra civil. Si no hubiera sido por Mandela no es descartable ni exagerado que Sudáfrica podría ser lo que es Siria hoy. Muchas veces hay gente admirable que logra contribuir a que acabe una guerra, y él fue más allá: evitó que una guerra empezara. Hay una tendencia a canonizar, a santificar a Mandela, y ese no es el tema, sino que fue un brillante y eficaz líder político.

P ¿Es la historia de Mandela la de un hombre que supo perdonar?

R Perdonar es una palabra que se usa mucho y quizás lo más acertado sea decir convencer a la gente de que conviva en paz. Pedir que la gente perdone algo tan terrible como el apartheid es complicado. Mandela era una persona muy pragmática. Veía que lo que soñaban algunos líderes negros de echar a todos los blancos del país, era una locura; primero por el impacto económico, y segundo porque iba a generar una contrarrevolución. Perdonó en el sentido de que mucha gente que se merecía cárcel no fue, porque precisamente si ibas por el camino del castigo ibas a provocar una situación muy peligrosa.

P No vamos a utilizar las mismas armas que el enemigo.

R Exacto, vamos a intentar pensar más en el que futuro que en el pasado. Por ejemplo, entre Israel y Palestina ha habido cantidad de intentos de lograr la paz pero siempre se hunde en el barro de los resentimientos históricos. Pensemos en las siguientes generaciones, hagamos borrón y cuenta nueva, y de cara al futuro sentar las bases de la democracia y la paz. Hoy en día Sudáfrica sigue en paz y es un país democrático, ese fue su objetivo, y lo logró ganándose a sus enemigos. ¿Y cómo lo hizo? En base primero con un respeto muy tangible en el sentido de que sus enemigos vieron que Mandela hizo un esfuerzo para entenderles, cuáles era sus miedos y buscar un plan en el que todos tuvieron que ceder un poco para que todos salieran ganando. Y este tipo de forma de pensar política me gustaría verlo más en España.

P ¿El deporte, en este caso el rugby y el Mundial de 1995, fue determinante para la normalización política?

R No sé si el deporte va a tener siempre esta utilidad, lo que pasa es que Mandela fue un genio de la política, y en el Mundial de Rugby de 1995 un político normal habría pensado que esto era muy complicado, y lo más normal habría sido que este político se metiera un mes en la cama, y al despertar esperase que no hubiera pasado nada. Pero Mandela donde había un símbolo de división veía una oportunidad de unir a la gente. Por eso no sé si el ejemplo de Mandela con este Mundial del 95 sea fácilmente replicable. Lo que Mandela logró no fue algo que ocurrió de manera aislada, fue como la consumación de un trabajo de muchos años, pero sí que tuvo un impacto enorme en el país porque como dijo una vez Mandela, si crees realmente convencer a la gente, apela a los corazones, no tanto a las mentes. A través de los símbolos, de himnos nacionales y de estas cosas llegas a los corazones de la gente.

P Dice que el personaje de Mandela tiene una rabiosa actualidad. Tuvo problemas con el diario «El País» y fue despedido por un artículo sobre el conflicto catalán.

R El tema catalán fue la causa de mi despido de El País, efectivamente. He vivido en Barcelona y conozco muy bien el tema, y considero que si Mandela hubiera estado en el lugar de Rajoy hace cinco o seis años hubiera resuelto el tema en un par de semanas. Básicamente utilizando las armas que estaba contando ahora: meterse en la piel del otro, buscar el respeto, dialogar. No habría sido muy difícil hacer eso, y es un error pensar que todo esto del auge del independentismo se debe a la brillantez de Puigdemont. Por un lado, se dice que es un cretino y por otro que es un genio de la política. En gran parte porque desde Madrid echaron leña al fuego cuando era muy fácil apagar eso. Este impulso, el instinto que tenía Mandela de buscar cosas en común con tus enemigos, no ocurre en los gobiernos españoles, que se buscan muchos líos facilmente evitables y terriblemente innecesarios.

P La final de la Copa Libertadores se celebra en Madrid. ¿Le sonroja la espiral de violencia que preside el fútbol argentino?

R Vivo lo ocurrido en Argentina con cierta vergüenza, pero teniendo en cuenta lo locos que están, la ferocidad en la rivalidad entre Boca y River, y si le sumamos el factor narcotráfico que hay metido en las Barras bravas, y le agregamos la corrupción policial, entonces quizás uno puede extraer un mensaje no tan pesimista, incluso dar gracias de que esto no fue a más. Confío en que no haya problemas en el Bernabéu. Lo digo porque el nivel no es muy bueno, desprovisto de toda esa emoción en las gradas que vende la Bombonera, es un fútbol bastante pobre, y puede que la hinchada del Bernabéu se queje del juego del Madrid, pero eso es ballet comparado con lo que va a ver en este Boca-River.

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