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Un delirante viaje por la vieja y despistada Europa

«Nadia» es un delirante viaje por las cloacas del continente. Desde las primeras páginas ya notamos un aliento entre surrealista y malévolo

Un delirante viaje por la vieja y despistada Europa

La literatura en castellano vive desde hace algo más de una década, momentos de euforia creativa. La aparición de nuevos autores que han publicado obras de gran interés y repercusión literaria es atribuible a libros escritos en uno y otro lado del Atlántico con éxitos como el de Pedro Mairal que con La uruguaya ha roto barreras sumando edición tras edición, o el de Agustín Fernández Mallo con su Trilogía de la guerra, premio Biblioteca breve de 2018, confirmando esa obra como la mejor de toda su carrera con la que finalmente ha dejado atrás el, mal llamado, fenómeno Nocilla.

Robert Juan-Cantavella (Almassora, 1976) es uno de esos autores que acaba de publicar nuevo libro. Nadia (Galaxia Gutemberg) es un delirante viaje por las cloacas de Europa. Desde las primeras páginas ya notamos un aliento entre surrealista y malévolo, trufado de guiños al absurdo, primero con los nombres que asaltan al lector robándole una sonrisa: Dani Zutano (el narrador), Ariel Kempes, Circa Bonnekill (sus compinches), Nadia Europa, la singular protagonista.

No acaba aquí la pericia literaria de Juan-Cantavella. Presentes quedan referencias a médicos, sicólogos e iluminados de todo pelaje como el alemán Franz Gall, el italiano Cesare Lombroso o el portugués Egas Moniz y movimientos ácratas como los británicos The Yes Man, los españoles La Fiambrera obrera o los Neoistas (entre ellos el colectivo italiano Luther Blisset, con varias novelas editadas en castellano), los dadaístas berlineses, Jordi Pujol, «un señor bajito y acaudalado que trabajaba de presidente»€

Luego entrando en una trama que atrapa o repele, no deja indiferente. Estás o no dentro, si te dejas llevar por el relato de su autor descubres situaciones rocambolescas que de pronto te llevan de Bruselas a Roma, Berlín o Londres, Barcelona o Tampere, una suerte de viaje más lisérgico que físico. La ruta que Juan-Cantavella describe obliga al lector a un ejercicio metaliterario plagado de recovecos, idas y venidas, citas y referencias, algunas cultas otras ácratas.

Desde sus primeros textos publicados, Juan-Cantavella relata situaciones poco cotidianas y sumerge al lector en un submundo habitado por seres marginales, no marginados, fuera de un entorno amigable. El corazón de Julia (junto a Oscar Gual. Editada por señor Pulpo), Otro (Laie), El Dorado y Asesino cósmico (Mondadori), Y el cielo era una bestia (Anagrama), el libro-crónica La realidad. Crónicas canallas (Malpaso), ya anticipan muchos de los personajes y sus ficciones (o no), porque su autor aborda la literatura desde esa periferia social, cuyo recorrido por la superficie se antoja una aventura descabellada, capaz de conmover o aturdir a las mentes bienpensantes, atrapadas en su bucle rutinario.

Nadia es una sacudida delirante, como un chispazo guitarrero de la lírica punk, a la que es muy aficionado su autor. Una novela a la que ya nos avisa su protagonista alegando que su nombre es «una máscara al alcance de cualquiera», sirve tanto para el bienhechor o el malhechor. En ese libro hay unos cuantos, muchos, más allá de su buena o mala intención forman un corolario digno de la mejor tradición picaresca.

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