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El arte y su doble: poder y presencia del olvido

Una sorprendente y exquisita instalación interdisciplinar que permite tantos recorridos corporales como aproximaciones mentales

El arte y su doble: poder y presencia del olvido

«Lo único que no vale la pena ver es lo evidente». Así lo afirmaba Oscar Wilde a finales del siglo XIX con esa certera radicalidad que le caracterizaba y así parece que lo piensa y lo hace hoy Anja Krakowski (Hagen, Alemania, 1965), artista afincada desde 1986 en València. La cuarta planta de La Rambleta acoge la instalación interdisciplinar «Right here, right there, right then. El perro de las tres y cuarto», proyecto que fue merecedor de la IV Beca de Investigación y Producción artística Rambleta. Esta compleja y fascinante instalación supone una singular oportunidad para adentrarse en el universo poético de una artista que desapareció de la escena cultural valenciana casi con el cambio de siglo. Desde hace una década, su presencia -fundamentalmente internacional- ha estado vinculada a proyectos realizados en el espacio público (Bienal del Cairo, Jordania, Casablanca) y en fechas más recientes, el Monumento a las Víctimas del Accidente del Metro, ha vuelto a conectar espacio-temporalmente su trabajo con esta ciudad tantas veces ajena y lejana con los suyos.

Ver y leer se funden en las múltiples dimensiones del lenguaje que se amplifica enormemente cuando se manifiesta, tal es el caso, como un héroe de mil caras (parafraseando a Joseph Campbell, gran erudito sobre el poder de los mitos) proteico, adoptando numerosas formas que muestran los destellos y las oscuridades que encierran el poder y la memoria, elementos secularmente sellados en los monumentos, esas manifestaciones humanas tantas veces erigidas para perpetuar la memoria de los poderosos. Escritura, escultura, estructuras, objetos, materias, materiales, fotografía, proyecciones, sonidos, palabras€ conforman un entramado que apela a nuestros sentidos, a nuestra sensibilidad, a nuestra razón, poniéndolos a prueba a medida que recorremos las diferentes partes y observamos los numerosos elementos que captan nuestra atención. Hay un eje rector sobre el que giran todos los componentes de esta instalación: el concepto de doble. Esa dialéctica que marca toda condición humana. El arte y su doble: la vida; la vida y su doble: el arte. Sobre este binomio fundacional se superponen las palabras y las cosas, el original y la versión, lo único y sus reproducciones, lo verdadero y lo falso, los espejos y sus reflejos, la victoria y el fracaso, el principio y el fin. De hecho, con la obstinación genuina de la artista convencida y convincente, Krakowski somete cada elemento a la condena o la liberación de su doble. Y lo hace con una gran economía conceptual y una sorprendente riqueza de soluciones. Lejos de repetir un patrón mecánico de desdoblamiento, explora soluciones de gran diversidad discursiva. Las enumeraciones suelen ser limitadas y aburridas. Sólo si fueran infinitas podrían acariciar un sentido que Borges elevó a la condición de obra maestra en sus cuentos breve eternamente releídos. Y digo Borges por ser referencia medular de este proyecto donde nace la palabra escrita y muere el papel triturado, donde la historia lejana se hace presente y el pasado reciente se ha perdido en los anales de un incierto futuro. Memoria y olvido, fuerza bruta e imaginación, construcción y destrucción, alzamiento y caída, luces y sombras, imágenes duras como piedras y objetos blandos como nubes de pesadilla. Resonancias, ecos, reflejos, distorsiones que A. Krakowski articula con la rotundidad de una sólida estructura conceptual y la potencia evocadora de esta sinfonía material en la que las partes dialogan fragmentariamente y generan una atmósfera inquietante y opresiva. La repetición de la diferencia martillea nuestros sentidos, mientras las imágenes toman posición en nuestra cabeza y nos recuerdan el enorme poder del lenguaje visual.

El más que notable esfuerzo se ve reflejado (nunca mejor dicho) en un exquisito montaje que merece más que una detenida visita. Vayan y vean más allá de lo evidente.

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