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Arte conceptual con claves

Arte conceptual con claves

Solo le faltaba gritar «¿pero usted sabe con quién está hablando?» Detrás, la cola iba en aumento. «¿Nombre, por favor?», educación ante todo. Dos azafatos confirmaban en una lista que nuestros nombres y apellidos figuraban en ella. Si no era así, no se podía pasar, no entrabas. No pude evitar pensar «¡No me jodas, ¿ahora hay que estar apuntado para ver una exposición en una galería?». Y ¿por qué no? Está siendo lo habitual; se produce todo el tiempo en los mejores museos, en centros de arte, en las fiestas más chachis de revistas de moda: solo pueden acceder aquellos que son algo -no sabemos muy bien qué es ese algo-, people que ya no gente que pertenece a no sabemos qué clan y cuyo estatus les invita y obliga a pasar por el photocall para que todo el mundo sepa que ellos sí han estado ahí.

Porque se trata exactamente de eso. «La Fiesta No es para Todos», de Joaquín Artime viene a recordarnos, una vez más, aunque esta vez con mucha sorna y desenfado, lo que algunos pretenden con denuedo ¡desde que la burguesía se lo apropió en el siglo XIX!, que el arte pertenece a una minoría. El nombre en un listado no es el único obstáculo con el que nos vamos a encontrar en esta fiesta. Tras confirmar que este sí figura entre los elegidos y conseguir acceder al espacio, hay que agacharse hasta casi caer en cuclillas para poder sortear la veintena de globos colocados a menos de medio metro del suelo. Y después se trata de enfrentarse a la exposición, esto es, entenderla. El arte conceptual, en términos generales, no es sencillo de asir. En muchas ocasiones, requiere de la explicación del propio artista, o de las palabras de algún filósofo o historiador para contextualizar la obra y darle una posible lectura. El problema viene cuando artistas y comisarios conciben las exposiciones como auténticas yincanas imposibles, de forma que sólo una élite «pueda ver la luz». Si no la ves, es que tú no perteneces a ese grupo. Ocurre exactamente lo mismo con los textos críticos. Cuantos más términos complicados, cuanto más enrevesado y alejado esté de cualquier comprensión para el lector medio, más acrecienta su prestigio el escritor. Cuentan que un redactor, tras escribir un sesudo reportaje sobre are, lo dio a leer al director del periódico para que le ayudara a titularlo. Tras su lectura, el director dejó el artículo sobre la mesa, muy seriamente miro a los ojos al redactor, asintió y lo intituló: «La gallina».

«La fiesta no es para todos» es sin duda una muestra conceptual en la que Artime ha dejado muchas pistas: el confeti, las cintas con letras ininteligibles, los colores chillones y alegres, el sentido lúdico desde su inicio. No hay duda de que nos encontramos en una fiesta, o party, tan de moda el inglés, pero no en una cualquiera. Porque esta no termina el día de su inauguración, sino que a lo largo de estas semanas de exhibición irá «desplegándose»: esas cintas acabarán conteniendo frases con un sentido, los globos se irán desinflando, el confeti barrido. La fiesta es una clara desmitificación del arte, un querer derribarla del pedestal en el que algunos la han subido. Subraya, a la vez el papel clave del espectador dentro de ese proceso creativo, invitándole no solo a esa primera toma de contacto que supone la inauguración, sino también a asistir a su culminación o, quizás, declive.

Nos encontramos en una galería, y por tanto un espacio cuyo objetivo, en teoría, es vender arte. No dejamos de preguntarnos, mientras disfrutamos de la exposición, qué se nos está vendiendo. Concluimos que quizás la galerista todavía se cree eso de por amor al arte. Está muy bien lo de las buenas prácticas pero, personas con ese discernimiento y entusiasmo por el arte son las que hacen falta.

El visitante despechado iba camino de reventarle la vena cava. Tenía razón, estaba a punto de perderse una exposición muy curiosa. «¡Que llamen a la galerista! ¡Esto es un atropello!» Evidentemente, si conoces a quién toca, si mueves lo hilos precisos, entonces es posible que te incluyan entre los invitados. ¿Pero si no? Te vuelves a tu casa, la fiesta no es para todos.

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