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Los hombres pájaro

En el universo del arte -de la literatura, de la música, de la pintura-, cuando se solicita a los llamados creadores que teoricen acerca de sus disciplinas respectivas, y que estudien y aclaren su proceso creador, a menudo se suele recurrir a una socorrida sentencia que afirma lo siguiente: Los pájaros no saben de ornitología.

¿Y qué ocurre en el ámbito de la enseñanza con los pájaros y los ornitólogos? Sucede, creo, que los profesores están obligados a ser las dos cosas a la vez. Por la misma naturaleza de su oficio, necesitan ser pájaros en vuelo y científicos ornitólogos; es decir, necesitan poseer nociones de didáctica general y específica, para luego ponerlas en práctica dentro del aula con sus alumnos. Ya saben: el hombre pájaro, el pájaro con plumaje de teórico de la enseñanza.

Este libro, La construcción de un modelo educativo, de Ángel San Martín y Eliseo Valle (coordinadores), Editorial Calambur, es un magnífico estudio de didáctica aplicada, para intentar conocer lo que ha ocurrido en España, en el ámbito de la educación, desde 1978 hasta nuestros días.

George Santayana dijo en cierta ocasión que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Bien: podríamos decir nosotros, sus lectores, que los pueblos que no se toman en serio su enseñanza y que no conocen la historia de sus modelos educativos, están condenados a repetir errores y a languidecer como sociedad.

Este es un libro coral por los múltiples aspectos que deben tratarse: los asuntos legislativos, los modelos teóricos, la filosofía de la enseñanza, los actores de la educación (alumnos, profesores, familias), el espacio escolar, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

Mi impresión de lector de este ensayo, como siempre que leo estudios más o menos relacionados con la Historia de España, participa de dos sentimientos opuestos y a la vez compatibles. De una parte, una suerte de melancolía decepcionada, y, de otra, un cierto orgullo esperanzado.

La melancolía proviene del hecho de comprender que en España ese modelo educativo superior, tan necesario, no se ha terminado nunca de construir, porque siempre ha estado y parece estar «en construcción», siempre malogrado por uno u otro motivo.

José Bergamín, el gran poeta y prosista del 27, escribió hace mucho que lo que queda de España, sus restos, es lo que España es en cada momento de su historia. Y eso parece ser también su modelo educativo: lo que queda permanentemente de dicho modelo dificultoso, unos restos que nunca han sido una construcción completa.

Pero he dicho que también he cerrado estas páginas con orgullo y esperanza. Orgullo, porque, a pesar de los pesares, siempre hay colegas dispuestos a reflexionar sobre los problemas importantes de nuestro país, y a proponer soluciones. Y esperanza, porque un país en donde hay profesionales que piensan con profundidad acerca de sus problemas está siempre más cerca de solucionarlos. Ojalá estas páginas sirvan para que alguna vez lleguemos a ese pacto de Estado sobre la educación, que nos convierta en una sociedad más eficiente, más inteligente y sobre todo más feliz.

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