Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Nuevos Espacios para nuevos públicos

Nuevos Espacios para nuevos públicos

Cambia, todo cambia. Antigua verdad que resuena en nuestra nuestros oídos con la voz inconfundible de Mercedes Sosa. El cambio forma parte sustancial de la vida, pero resistirse al mismo y añorar el pasado son actitudes sólidamente arraigadas en el ser humano. Esta última crisis económica -toda una decana- tuvo efectos devastadores en el mercado del arte de la ciudad de València y numerosas galerías cerraron sus puertas. En estos últimos años, también han surgido nuevos espacios expositivos impulsados por la firme determinación de sus fundadores. Jóvenes emprendedores que han querido entretejer su pasión por el arte con los nuevos contextos culturales que han brotado a lo largo y ancho de ese territorio cada vez más globalizado.

El mundo del arte, siempre sensible a los cambios, y ocasional constructor de nuevas utopías, ha experimentado una notable transformación radical en base al poder ubicuo de la imagen reproductiva. El visionario Walter Benjamin (La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica) se quedaría atónito al contemplar hasta qué punto esa asombrosa anticipación basada en la fotografía se veía sobrepasada con creces por la revolución digital que ha implosionado las imágenes, la información y todo aquello que nos envuelve.

La paradójica ambivalencia entre obra e imagen ha encontrado una más que fértil simbiosis entre la murales monumentales que ahora pueblan las medianeras de tantas ciudades y sus infinitas reproducciones replicadas en centenares de miles -millones- de dispositivos móviles. En el filo siempre cortante de esa sorprendente intersección (monumental-diminuta, única-infinita, pública-privada) surge un nuevo modelo expositivo que explora y explota el impacto mediático de las imágenes, y por ende de sus autores. Para ello, estos nuevos galeristas, centran sus acciones en las obras que exponen (el continente nada tiene que ver con la refinada caja blanca) y en su difusión por las redes (replicando así el binomio perceptivo inicial). Se dirigen así a un nuevo público que admira y disfruta tanto de la contemplación directa de estas gigantescas creaciones murales, como de su jibarización digitalizada al alcance de cualquier bolsillo en el que quepa su dispositivo móvil.

Plàstic Murs (Vicent Torres) está por entrar en su quinto año de existencia, mientras que Sabotage Gallery (Vinz y Dr. Cáspulo) y La Mercería (Nacho Bofarull) aún no han cumplido su primer año de vida. Las tres presentan artistas adscritos al arte urbano. Etiqueta derivada de la nomenclatura evolutiva que nace con el grafitti originario (ochentero sería más preciso), Post-grafitti, Street-Art y culmina, de momento, con ese rimbombante: Nuevo Arte Contemporáneo. Es destacable cómo la innegable dimensión pública de estos neomurales ha generado un fuerte impacto publicitario que está materializándose en el advenimiento de nuevos espectadores y consumidores. Es bien sabido que las imágenes alimentan la lectura visual en detrimento de la experiencia háptica. Desde esta perspectiva, las obras físicas expuestas vienen a fijar la fugacidad inmaterial de la visión.

Plàstic Murs presenta una colectiva pictórica de 10 artistas cuya obra podríamos englobar bajo el denominador común de realismo fantástico. O mejor, en la fantástica capacidad que las imágenes poseen para incursionar con su falsa veracidad en ese ámbito plagado de ilusiones que llamamos realidad. Piezas originales de mediano formato que a buen seguro harán las delicias del gran público. Destacaría el trabajo más que correcto de Dourone, la enigmática y convincente factura de Telmo Miel y el cromatismo preciosista de Dulk, con sus animales/alegatos que denuncian el ecocidio rampante del predador de predadores.

La Mercería muestra alguna pinturas recientes de Lolo Fónico (Sevilla, 1983) en las que mantiene su lenguaje plástico poblado por esas figuras humanoides que se transforman entre el camuflaje orgánico del animal y la deformación imposible del hombre. En las distancias cortas (esas que no permiten las imágenes digitales), su pintura denota una gran sensibilidad para el color y el tratamiento de las texturas matéricas.

Finalmente, Sabotage Gallery conjuga estructuralmente pasado y futuro, antigüedades domésticas y artes plásticas. Estas últimas, centradas en un nutrido y cercano elenco de artistas valencianos. En esta ocasión, Deih (Mislata, 1978), cuenta con una dilatada trayectoria ligada en sus inicios al histórico colectivo XLF, y tiene en su haber un amplio y merecido reconocimiento internacional por sus murales. Su lenguaje bebe en las fuentes del cómic introspectivo. En muchas de sus obras aparece un personaje/sombra aislado, con aspecto de astronauta caído. Soledad que confronta al espectador entre una escena sideral y un conflicto interior. El voluntarioso montaje expositivo abunda en las dialécticas entre macro y micro, entre lleno y vacío, entre hombre y máquina, entre futuro y pasado, entre conquista y derrota.

Habrá que seguir con interés (vayan mis mejores augurios por delante) la evolución de sus respectivas trayectorias. Cambia, todo cambia. (Quien no conozca esta canción, busque Mercedes Sosa en YouTube)

Compartir el artículo

stats