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Medias, burbujas y una dama en caballo

Las memorias de Leopoldo Pomés revelan la figura de un profesional que transformó la fotografía y la publicidad en la España de los años sesenta y setenta

Medias, burbujas y una dama en caballo

A Leopoldo Pomés (Barcelona, 1931) el periodista y escritor Manuel Vázquez Montalbán le reconocía el mérito de «haber introducido el erotismo en la vida cotidiana de los españoles». En una España todavía bajó el corsé de la moral franquista los espots para televisión de Pomés suponen una carga profunda de sensualidad lanzada desde la pantalla, todavía en blanco y negro, y proyectada desde el receptor familiar. El fantasma de una modelo rubia -una vez más el mito de la belleza nórdica- montada a pelo sobre un caballo blanco recorriendo los lugares más emblemáticos de Paris, Madrid, Barcelona o Venecia, se introduce en el imaginario erótico de la España de los 70. Estas y otras crónicas recorren el libro de memorias sui géneris No era pecado. Experiencias de una mirada (Tusquets) escrito por el publicista y fotógrafo -y otras vocaciones- en un ir y venir por las estancias de los recuerdos y la memoria.

Fotógrafo autodidacta, como se define, Leopoldo Pomés forma parte de esa generación crecida en la postguerra bajo las poderosas imágenes en movimiento del cine, medio de comunicación y ocio por excelencia en esos años. «Nada más entrar en el cine antes de comenzar la sesión ya se intuía que podrías soñar», escribe al inicio del capítulo dedicado al séptimo arte. Ese primer aprendizaje de la mirada acabará señalando su trayectoria profesional en esa mezcla de imagen y sensualidad que ilustra una buena parte de sus trabajos. Desde una primera vocación fotográfica, Leopoldo Pomés entrará en contacto con los cenáculos de la vanguardia plástica de la postguerra como el grupo Dau al Set donde se reúnen nombres como Antoni Tàpies, Modest Cuixart, Joan Ponç o el poeta y artista visual, Joan Brossa. Retratos críticos de unos personajes, con mayor o menor afecto, pero que colaboran en su aprendizaje, en la construcción de su mirada.

Al inicial trabajo fotográfico Leopoldo Pomés sumará el del publicista, sin duda el medio que le ha proporcionado un mayor reconocimiento popular, con la creación en 1961 del Studio Pomés. A partir de ese momento la «marca Pomés» se extiende por los diferentes campos publicitarios ya se trate de las revistas o magazines de la época o de una televisión que supone un mirador para la entrada de los vientos de modernidad del otro lado de los Pirineos. Pomés será el artífice de algunas de las campañas publicitarias más populares de la década de los sesenta y los setenta en España. También actúa de pigmalión, descubriendo y forjando algunos de los mitos femeninos de esos años como la modelo y más tarde actriz, Teresa Gimpera, a la que presenta como protagonista del anuncio de las medias Rodiflex, imagen de la nueva y moderna mujer española. Sus espots para el coñac Terry, primero con la modelo y musa la factoría Warhol, Nico, y sobre todo, mas tarde, con Margit Kocsis, suponen un hito en la historia de la publicidad española. Durante unos años sus campañas para Freixenet y anuncios navideños, las famosas «chicas burbujas», serán seguidos con la misma expectación que si se tratara de uno de los grandes lanzamientos de Hollywood.

La aparición del libro de memorias de Leopoldo Pomés coincide con la exposición que estos días le dedica el Museu Nacional d'Art Catalunya al fotógrafo Oriol Maspons, un fotógrafo que al igual que Pomés cultivó con éxito los campos del reportaje, el retrato, la moda y la publicidad, y como él, figura clave en la renovación del lenguaje fotográfico en España. Indisciplinados frente a la cultura oficial franquista, Maspons, Pomés, sumaron a su compromiso artístico, su irrenunciable vocación hedonista.

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