Nuestro querido amigo estival, el Lorenzo, comienza a apretar con fuerza haciendo caso omiso de los problemas que vivimos los de aquí abajo, batallando con virus y crisis mientras nos adaptamos a esta nueva normalidad que exige de mascarilla, gel hidroalcohólico y mucha paciencia. Así que, oigan, lo mejor para olvidar durante un rato esta realidad inquietante es hacerse con una refrescante bebida, un lugar fresquito y una buena pila de lecturas. Les recomendamos desde aquí algunas que pueden ayudar:
Isolada, de Keiler Roberts (Alpha Cómic) hace juego de palabras infantil precisamente con ese sol impasible que hace sudar hasta las meninges, con un relato en primera persona que se olvida de narraciones épicas para contar la odisea cotidiana de una mujer que tiene que lidiar con su trabajo, la maternidad, el trastorno bipolar y, sobre todo, la vida. Con una ironía sutil y socarrona, Roberts se fija en las pequeñas cosas que componen realmente ese relato ampuloso que llamamos nuestra biografía, desmontando mitologías y creencias.
Kazuo Umezz es uno de los referentes del género de terror en el manga. Autor de obras tan reverenciadas como Aula a la deriva, su influencia en el género va mucho más allá de la viñeta para ser fácilmente reconocible en la gran pantalla. Satori publica el segundo volumen de una de sus series más importantes, El chico de los ojos de gato, un compendio de historias de terror protagonizadas por un monstruoso niño mitad humano, mitad felino, en la que despliega todas las claves de su particular forma de entender el horror, provocando un profundo desasosiego que se mantiene y perturba tras acabar la lectura.
Gallo Nero publica por fin en castellano Alois Nebel, un cómic de Jaroslav Rudiš y Jaromir 99 que opta por un duro estilo gráfico inspirado en las picture novels de Otto Nückle y Frans Masereel para contar los recuerdos de un viejo jefe de estación en un cruce de ignominias de la historia, la región de Los Sudetes, sometida a invasiones alemanas y rusas que ampararon crímenes y abusos de la historia. Rudiš y Jaromir 99 imprimen a su relato una atmósfera inquietante y brumosa, donde la ambigüedad moral y la deshumanización conviven más allá de la guerra. Recomendabilísimo
Verdad, de Lorena Cannotiere (Liana Editorial), es un relato de búsqueda de la verdad, de una utopía que sobrevive en tiempos de contienda, de nuestra guerra civil, que conforma identidades y forja personalidades. Cannotiere delega toda el relato en un trazo de cromatismo violento que genera una poética visual de una fuerza apasionada a la que es difícil resistirse.
Hay novedades para todos: En Las brujas (Alfaguara), Penélope Bagieu acepta el reto de adaptar a Roald Dahl con frescura y talento, consiguiendo que olvidemos sin problemas a Quentin Blake, referente gráfico de su obra que parecía imborrable. Una obra divertida que sabe mantener ese peculiar estilo de Dahl que transforma el relato infantil en una aventura universal que reta la inteligencia del lector. Para los más pequeños es muy recomendable la colección de novelas gráficas de los personajes DC que publica Editorial Hidra: Canario Negro Fuego, Superhero Girls en Metroplis High o ¡Hola, Liga de la Justicia!, que rompen la dinámica tradicional del género para acercarse a los gustos del público más joven tomando préstamos de videojuegos, series de animación, internet, el cine, las novelas «young adult» o el manga, sin miedo a romper tabús inamovibles para los ya avejentados lectores de superhéroes. El resultado es aire nuevo que amplía los límites supuestamente inamovibles del género con naturalidad, pero sin perder una esencia que ya ha entrado en la iconocidad.
