El "David" valenciano, la empresa de cinco empleados Nuevas Tecnologías Catalá, SL, que ha doblegado en los tribunales al "Goliat" de la informática Apple Inc prepara una demanda civil contra la multinacional estadounidense.

Después de que un juzgado valenciano haya archivado definitivamente la demanda penal interpuesta por la marca de la manzana mordida contra la mercantil con sede en el barrio de Benicalap de Valencia, a la que acusa de plagiar su exitosa tableta informática IPad, NT Catalá reclamará a Apple Inc "entre cinco y 10 millones de euros por los daños económicos y morales así como el lucro cesante ocasionado", avanzaron ayer los dos propietarios de la firma valenciana, Leonardo Scannone y Pedro Peláez.

La batalla desigual de Apple contra NT Catalá arrancó en octubre de 2010 cuando las tabletas informáticas, las computadoras portátiles con pantalla táctil, eran un mercado emergente. La pyme quería introducirse en este sector con una tableta de bajo coste que iba a comercializar como NT-K Pad a 235 euros, un precio muy inferior a los 600 euros del dispositivo de Apple.

Habían conseguido que cinco inversores, dos valencianos y otros tres de extranjeros -la empresa opera en España, Italia y Argentina- aportaran medio millón de euros de financiación inicial a su proyecto, tenían un contrato con una empresa china para que les fabricase la tableta y "seis o siete clientes importantes, entre ellos una gran superficie valenciana, interesados en el dispositivo", apunta Scannone, quien añade que tenían previsto vender "unas 15.000 tabletas a lo largo de 2011".

Sin embargo, todo esto se perdió cuando las primeras 71 tabletas llegaron al puerto de Valencia y la Aduana las retuvo en una actuación que Scannone cuestiona: "enviaron a Apple una de las tabletas con la información de que era un iPad, cuando se parecen muy poco". No coinciden ni en tamaño, ni en las pulgadas y el tipo de pantalla táctil. Su sistema operativo es diferente, tampoco son 3G -transmisión de voz y datos a través de telefonía móvil- y su batería es removible.

La multinacional "nos remitió un burofax intimidatorio -cuenta Peláez- en el que nos amenazaba con una demanda penal sino destruíamos las tabletas y renunciábamos por escrito a demandar a Apple". La pyme optó por resistir, y ahora ha visto como la Justicia les da la razón. Sin embargo, la Aduana sigue reteniendo sus tabletas y se han quedado sin inversores ni clientes.