Las aventuras de Espinete marcaron a toda una generación que se divertía y aprendía conceptos matemáticos o la importancia del compañerismo mientras devoraba el bocadillo al volver del colegio. Cualquiera de aquellos niños nacidos entre los 70 y los 80 reconoce hoy su influencia, pero un detallado estudio realizado en la Universidad de Vigo, por sobre la evolución de la programación infantil entre 1983 y 2003 certifica que su impacto fue mayor al de cualquier espacio infantil coetáneo o emitido con posterioridad a lo largo de esos veinte años.

«Cuando nosotros llegábamos del colegio siempre encontrábamos algún programa para niños, pero ahora no existen. Soy madre de tres hijos pequeños y es un tema que siempre me ha preocupado. Quería analizar qué había pasado para que tuviese lugar este cambio», explica Mirian Raposeiras, licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas que reside y trabaja en Pontevedra.

Su investigación arranca y finaliza en «dos programas referentes»: Barrio Sésamo, que en 1983 empieza a emitir su versión española con Espinete como principal protagonista hasta 2000 „aunque desde 1996 se relegó a La 2„ ; y Los Lunnis, que arranca en el año 2003.

El análisis de las parrillas revela que el sábado se mantuvo durante esos 29 años como el día de la semana con más tiempo dedicado a contenidos infantiles. Sin embargo, estos espacios desaparecieron de la tarde en la segunda década y quedaron relegados a las primeras horas de la mañana. «El público al que se dirigían no estaba en contacto con la tele a las 7 de la mañana. El tiempo dedicado era más o menos el mismo pero la sensación era que no existía programación infantil. Ninguna de las nuevas cadenas privadas apostó por dedicar a los niños algún momento de la tarde y la televisión pública descuidó su responsabilidad y siguió la misma tendencia», explica Raposeiras.

Este profundo análisis cuantitativo de las parrillas se complementa con la opinión de las 387 personas encuestadas y el 89% señala la tarde como la franja horaria más adecuada para emitir estos programas.

Las respuestas de los entrevistados sitúan además a Barrio Sésamo como el programa favorito con gran diferencia sobre el resto „un 41% elige a Espinete frente al 9% que prefiere Los payasos de la tele o La Bola de Cristal„ y a pesar de que no fue el espacio con más emisiones durante el periodo analizado, pues la categoría de más repetido recae en el Club Megatrix.

El estudio refleja cómo han cambiado nuestros hábitos. En más de la mitad de los hogares de los encuestados solo había una televisión hasta 2003. Una década después, es habitual que forme parte de los cuartos infantiles y a las cadenas analizadas por Raposeiras se unen los canales temáticos e internet así como los múltiples dispositivos digitales para acceder a ellos.