Star Trek: Más allá, la nueva entrega de la legendaria saga que este año celebra su medio siglo de vida, llega hoy a los cines, con nueva serie de televisión en el horizonte.

Una nueva aventura dirigida por Justin Lin, el cineasta que toma el testigo de J. J. Abrams, y que, además de Chris Pine, Zachary Quinto, Zoë Saldana y el resto de los rostros habituales de la nueva era de la saga, cuenta con dos incorporaciones de relumbrón: Sofia Boutella e Idris Elba. Elba, el eterno Stringer Bell de la legendaria serie The Wire, al que hemos visto en la gran pantalla en títulos como Thor, Pacific Rim, Beasts of No Nation o la también muy aclamada serie Luther, presta su imponente apariencia al personaje de Krall, el gran villano de la película. Un papel con el que Elba retoma la tradición de grandes villanos de la saga, que tiene su último precedente en el tremendo personaje al que dio vida Benedict Cumberbacht en Star Trek: En la oscuridad. «Era consciente de que el papel de Cumberbatch dejaba el listón muy alto», reconoce el actor, que preparó a conciencia su personaje junto al director Justin Lin y los guionistas Simon Pegg y Doug Jung para fijar todos sus rasgos, desde su apariencia física y su voz hasta su enfrentamiento con la Federación. «Cuando da respuesta a todo eso deja de ser un monstruo. Todo lo que hace tiene un motivo», afirma Elba.

Un villano que exigió al intérprete británico no solo zambullirse de lleno en toda la rica mitología del universo de Star Trek, sino además un esfuerzo extra para adquirir el imponente y amenazador aspecto que luce en la película. «Ya había trabajado con maquillaje en Mandela, pero con Krall la cosa fue mucho más extrema: toda la cabeza, todo el cuerpo, cinco horas para que me pusieran todos los elementos, dos horas para que me los quitaran», recuerda. «Es algo parecido a manejar una marioneta. Tuve que asumir un físico que no era el mío, y saber qué tenía que hacer con el rostro, sin caer en el histrionismo», subraya el actor, que tuvo que superar sus fobias personales y convertirlas en un instrumento más para armar su personaje. «Siento claustrofobia, por lo que tener que llevar puesta esa cosa sobre la cabeza durante 18 horas empezó a influir en mi forma de abordar el personaje. Krall lucha por su supervivencia, y yo empecé a sentir lo mismo», sentencia.

Y este «malo extremo» tal y como le definen los responsables de la película será quién obligue a los protagonistas a encarar su mayor reto hasta la fecha: la destrucción de la nave Enterprise. Una auténtica tragedia que hará que la tripulación quede dividida y aislada en Altamid, un peligroso mundo alienígena plagado de peligros, pero donde encontrarán una inesperada aliada.

Ella es Jaylah, una alienígena con una exótica y vistosa apariencia, mucho carácter y grandes habilidades con la tecnología a la que da vida la espectacular Sophia Boutella. «Jaylah lleva mucho tiempo sola en Altamid», dice Botella, para cuyo personaje la accidental llegada de algunos de los tripulantes del Enterprise será «la posibilidad de hacer un amigo». El personaje de Boutella también cuenta con unos rasgos extremos, que exigían sesiones maratonianas de maquillaje. «Me levantaba a las 00.30 de la noche para ir a maquillaje y poder rodar por la mañana», recuerda la actriz. «Es un proceso largo, pero divertido. Cuando estás en el sillón de maquillaje tanto tiempo, entras en un estado de meditación que te ayuda a meterte en el personaje».

«Creo que Jaylah es mi personaje nuevo favorito», dice Abrams. «Es increíblemente animada, dulce, graciosa y dura como el acero, un personaje que se convierte en un aliado de importancia capital para la tripulación, y Sofia ha realizado un impresionante trabajo para darle vida», afirma el productor de la franquicia.

Ella se unirá a Chris Pine y Zachary Quinto, que dan vida por tercera vez al Capitán Kirk y Spock, y al resto de la tripulación del Enterprise.