De "Top Chef" se lleva el título de ganadora, 100.000 euros, la publicación de un recetario y ningún amigo. A Rakel Cernicharo, propietaria del restaurante Karak de Valencia, no le importa, aunque reconoce que le hubiere gustado que la batalla por la victoria hubiese sido "limpia".

"Los compañeros se han portado bastante mal, la verdad, pero quizá por eso me siento más orgullosa de haber ganado. Me quedo con Richard Alcayde (Málaga) y con Víctor Marcano (Madrid) -sus pinches en la final-, los únicos que no eran capaces de matar a su abuela por ganar el concurso", dice hoy en una entrevista la cocinera.

Sus peleas con la granadina Melissa Herrera han sido la comidilla de las redes sociales, y Rakel deja claro que no hubo ningún montaje televisivo, más bien al contrario: "Pasó tal cual. Es más, en este caso la televisión nos hizo un gran favor porque no sacaron todo lo que había, y había mucho más. Pero lo más importante de todo es que por mi parte todo está perdonado y olvidado".

Reconoce que lo pasó "mal" en los primeros programas, aunque luego se sintió "más cómoda y todo fluía" en sus platos. Así, pruebas como la del desafío de la abuela de Murcia y sus patatas con bacalao le resultaron "complicadas" y, aunque entiende la competitividad, le hubiera gustado "una batalla limpia por ganar".

Se queda con "la experiencia vital", con el aprendizaje y también con el orgullo se haber ganado en la final a Víctor Gutiérrez, más curtido en los fogones y con una estrella Michelin en el restaurante que lleva su nombre en Salamanca: "Que una mujer de metro y medio gane a un estrella Michelin está bien", bromea.

Ganar la cuarta edición de "Top Chef" ha sido también "una meta más" que le hace imponerse otra: "Trabajar más todavía" en Karak, que en dos meses se mudará de "un local pequeño de 80 metros cuadrados y una cocina de dos metros y medio a otro de 200 metros con una cocina impresionante", en el Hotel One Shot Mercat 09 de Valencia.

Enemiga de los encasillamientos culinarios, "porque profesionalmente evolucionas", sí le gusta la cocina fusión y está más interesada ahora en la alimentación saludable y sostenible, así como en los productos artesanos que se están perdiendo, "porque parece que la cocina moderna ha olvidado algunas cosas".

Eso es lo que encontrará el comensal de Karak, donde dispone de tres menús y varios complementos a precios asequibles, ya que está a favor de "democratizar la cocina".