El director Jaume Balagueró presenta su nueva película Musa, que se estrena este viernes 10 de noviembre, en la que saca el lado peligroso de la inspiración poética a través de un profesor de literatura que trata de superar una pérdida reciente.

Preguntado sobre cuál es su infierno particular -al igual que hace el protagonista en la película a sus alumnos-, Balagueró señala que el infierno «existe y está ocurriendo hoy en día». «Hay una combinación de paraíso e infierno y vivimos con ese equilibrio, pero las cosas que me aterran siguen pasando, como la violencia entre las personas. Es atroz», señalado el cineasta catalán.

Jaume Balagueró matiza que no necesariamente se está refiriendo al conflicto en Cataluña -«aunque también»-, sino a «la violencia en general que asola el mundo». No obstante, reconoce que está «preocupado» por el problema de la independencia en Cataluña y, en especial, a cómo puede afectar a las personas.

«Me preocupa sobre todo el bienestar de la gente, pero es lo que todos quieren: que a nadie de su alrededor le supere un problema en su vida. Al final, lo importante son las personas, y que no te perjudique a ti, a tu familia y a tu vida», insiste. Respecto a cómo podría perjudicar al mundo del cine, el director recuerda que «las fronteras no benefician a nadie en absoluto».

Musa es una adaptación de la novela La dama número 13, de José Carlos Somoza. Un profesor de literatura comienza a tener visiones premonitarias tras la pérdida de su pareja y esos sueños extraños le llevarán a descubrir la existencia de unos seres que se aprovechan de las palabras poéticas para su propio beneficio.

Un arma de desrucción

Además de Elliot Cowan y Franka Potente, en el reparto de esta coproducción -rodada en Dublín en su mayor parte- destacan las actrices Manuela Vellés y Leonor Watling, así como la colaboración del actor Christopher Lloyd, el mítico Doc de la saga Regreso al futuro.

Balagueró explica que decidió rodar este thriller de terror -«una historia policíaca sin policías»- al leer la obra de Somoza. «Me atrajo cómo reinventaba la figura mitológica de las musas y la poesía como arma de destrucción, además de la manera de contarlo: pasa del suspense hasta lograr transformarlo en algo poético», señala.

La idea del artista atormentado planea durante todo el largometraje, aunque el cineasta no es muy partidario de esa idea de trabajar siempre «bajo el tormento». «Está bien haber vivido cosas tormentosas, la creación de hecho a veces lo es porque es un proceso complejo, pero desde la felicidad se pueden conseguir cosas maravillosas», afirma.

La poesía y el terror

Para Balagueró, la poesía que tanto daño hace en su película no es algo que haya sido olvidada en estos días, sino que es un género que «nunca ha estado de moda». «Bueno, quizás siglos atrás, pero siempre ha sido visto como algo elitista. En cualquier caso, la idea poética ha estado presente a lo largo del tiempo y todavía nos podemos emocionar con ella», resalta.

El realizador -que ya prepara una nueva película que se rueda en Madrid y previsiblemente verá la luz el año que viene- defiende el género de terror porque «las cosas horribles siempre han sido culturales». «El cine fantástico siempre ha explicado muy bien el mundo y no podemos olvidar que muchos de los cuentos infantiles que perduran son de horror», concluye.