«A tomar por culo, lo dejo». Así de contundente empieza un cortometraje de tres minutos y diez segundos que en las últimas semanas se ha convertido en uno de los vídeos más vistos y comentados en internet y sus redes sociales. «A día de ayer, cerca de 200.000 visitas», explicaba el viernes el valenciano Pau Rodilla, director de arte en la agencia de publicidad Maslow y director de ¡Hola, buenas noches!, el corto que protagoniza su amigo, actor primerizo y técnico de sonido en los estudios Noize, Carlos Vera.

Carlos (que también es el autor de la música) es el repartidor que, como un Travis Bickle a pedales, recorre de noche con su bici las calles de la zona de Cánovas mientras rumia sobre la sociedad de consumo que le ha convertido en un «esclavo posmodernista». «¿En qué momento se nos ha ido tanto la puta cabeza que somos capaces de pedir un bocata a domicilio del bar de abajo?», se pregunta el protagonista poco antes del sorprendente final de la película. «¿De verdad es una mejora tener un ejército de esbirros deambulando por la ciudad satisfaciendo los impulsivos deseos de esta sociedad enferma?», se inquiere a sí mismo el repartidor.

Según explica Rodilla a Levante-EMV, «la idea de ¡Hola, buenas noches! surge a raíz de un artículo de Héctor Barnés («Pedir un cubata por Amazon o por qué pagas para que alguien viva aún peor que tú», se titulaba) sobre los repartidores a domicilio». «Me impresionó porque yo soy usuario de este tipo aplicaciones -reconoce Rodilla-, y pensé que la idea podía funcionar bien en un corto».

El autor enseguida pensó en el festival Notodofilmfest para cine corto por internet. El problema es que, cuando tuvo la idea, apenas quedaban unos días para cerrar el plazo de presentación de las películas. «Se cerraba el 28 de febrero, que era miércoles. El viernes escribí el guión, el sábado preparé el material y recorrí con mi bici la zona por la que iba a ir el repartidor para calcular los tiempos. Y el domingo a las dos de la mañana lo grabamos».

El corto de Pau Rodilla no puede parecer más sencillo. La cámara va siguiendo al repartidor y una voz en off reproduce sus reflexiones sobre el oficio y la sociedad. Pero está rodado todo en un sólo plano desde el maletero de un coche, lo que obligó a planear muy bien la grabación y, claro, a repetirla varias veces. «Hicimos cinco tomas -señala el director-. Por ejemplo, la primera salió bien, pero justo cuando iba a acabar aparecieron unos turistas riéndose, así que tuvimos que descartarla».

Tras conseguir la toma deseada, Pau y Víctor Arroyo (el segundo director) dedicaron el lunes y el martes a montar y editar el vídeo. «Cuando acabamos nos abrazamos y dijimos: ha quedado chulo. Pero no sabíamos si iba a funcionar y, ni por asomo, imaginábamos que iba a tener la repercusión que ha tenido».

De hecho, durante las dos primeras semanas en las que ¡Hola, buenas noches! estuvo colgado en internet, había recibido 1.200 visitas y 31 «me gusta». «A mí ya me parecía bien que 31 personas dijeran que les gustaba el corto», relata Rodilla. «Pero estaba en casa y se me ocurrió escribirle un tuit a Jordi Évole con un enlace para que lo viera. A las dos horas no sólo lo había visto sino que lo había compartido con sus 3,5 millones de seguidores. Y ahí empezó todo».

Y todo son las entrevistas y artículos que este joven de 31 años ha protagonizado en estos días. Y, además, seguramente ha hecho reflexionar a miles de espectadores sobre ese «nuevo lujo del mileurista» que «es que otro trabajador que cobra menos que tú haga el trabajo que no te apetece hacer». «Muchos han visto en el corto una crítica a las condiciones laborales de los repartidores, y por supuesto que la hay. Pero creo que hay algo más -explica Rodilla-. He querido reflejar sobre todo las condiciones de este sistema en el que vivimos y en esos hábitos que nos hacen ciegos funcionales. Tanto que no vemos que entramos en ese bucle del consumismo por el que nos obligan a trabajar para ganar dinero con el que comprar tiempo libre del que apenas podemos disfrutar porque tenemos que trabajar».

En un momento de ¡Hola, buenas noches!, su protagonista dice: «No digamos que volvamos a las cuevas». «Esa sería mi voz», matiza el director. «Con esta película no estoy diciendo que haya que destruir la industria, pero sí que miremos un poco, que reflexionemos».