La competición de «Bienvenidos a mi hotel» se inaugura hoy a partir de las 16.15 horas en Cuatro de las comunidades con más solera y tradición en el negocio del alojamiento rural: Galicia, Asturias, Castilla-León y Madrid. Cuatro parejas procedentes de Lugo, Gijón, Burgos y Chinchón pondrán a prueba sus establecimientos rurales, convirtiéndose al tiempo en huéspedes e invitados en una singular carrera donde los buenos modales, la espectacularidad de los paisajes, la oferta gastronómica, las actividades al aire libre, la paciencia y la simpatía de los protagonistas serán claves para otorgar la victoria final.

«Bienvenidos a mi hotel» arrancará en O Corgo (Lugo) con Norman y Ana y la historia de un viejo molino abandonado en un bosque a orillas del río Miño que ha dado lugar a Fervenza, un emplazamiento «con mucho interés ecológico», explica su dueño. Él fue quien encontró este enclave único mientras practicaba piragüismo por el Miño. Desde Asturias, frente a la gijonesa playa de San Lorenzo, llegarán Álex y Álvaro, amigos, vecinos y propietarios del Gijón Surf Hostel. El nombre de su negocio les define a la perfección, y es que ambos son dos enamorados del mar y de la aventura. Durante un viaje a Costa Rica en busca de la ola perfecta se dieron cuenta de que en su ciudad natal no existía un alojamiento para amantes del surf, como ellos. «Nuestro negocio nace como un ideal de vida, querer vivir en la ola», afirma Álvaro.

Homenajeando a uno de los emblemas turísticos de su localidad, Carmen y Alberto llegarán desde Covarrubias (Burgos) defendiendo su Hotel Doña Sancha y su historia de amor. Ella, procedente de una familia de hosteleros, se enamoró de este viajante que hizo parada en su pueblo. «Compramos un terreno y levantamos un hotel pensando en nuestro pueblo», explica ella. Casi dos décadas después siguen enamorados como el primer día y además sacando adelante un hotel de 14 habitaciones. Y finalmente, desde el centro del país viajarán Álex y David, un matrimonio de Chinchón que vencieron los 9.000 kilómetros que separan España y Paraguay y los 18 años de edad que existen entre ellos con tesón, amor y el sueño de sus vidas, La Graja, una casa rural & spa que durante varias generaciones fue la vieja casa de labranza de la familia de David. Él lleva la gobernanza del establecimiento, mientras que Álex pone su talento.