Febrero empezó con nuestros Goya y acaba con la entrega de los Oscar, una vez más discutidos y hasta con un supuesto conspirador que dejó sin estatuilla como mejor película a la «Roma» de Netflix pero premió a la de Alfonso Cuarón, un culpable tan poderoso como Steven Spielberg. Además, inexplicablemente, los productores de la gala no consideraron oportuno incluir en el 'In Memoriam' a Stanley Donen. El que fue bailarín, coreógrafo y director había muerto el día anterior. Poco le quiso la Academia. Nunca ganó un Oscar mientras estuvo en activo, ni consiguió una nominación, a ninguna categoría. Cuando le dieron el honorífico en 1998, ofreció una maravillosa y humilde lección sobre cómo ser buen director.

En el veterano «Días de Cine», en La 2 desde 1991, no se olvidaron del último de los clásicos y prepararon una carta de amor a Stanley Donen, como decía la presentadora, Elena Sánchez. Una primera pieza al inicio del programa recordaba al niño de 9 años que decidió apuntarse a clases de baile tras alucinar con Ginger Rogers y Fred Astaire, con quien años después trabajaría y al que veo danzando en el techo de una habitación si cierro los ojos. El director consideraba su momento profesional más emocionante el rodaje de la escena de su adorado Astaire en los Campos Elíseos en «Cara de ángel».

En la sección 'La Habitación verde', en alusión a la cinta de Truffaut, el particular in memorian del espacio dirigido por Gerardo Sánchez, quince minutos de disfrute con entrevistas, imágenes de los rodajes y escenas de sus inolvidables películas. Un repaso por su trayectoria desde que comenzó como bailarín en Broadway, donde conoció a Gene Kelly y junto al que dirigió «Un día en Nueva York» y «Cantando bajo la lluvia». Fue muy amigo de Cary Grant, protagonista de cuatro de sus sofisticadas comedias, género en el que también brilló porque no quiso encasillarse. Se convirtió en productor después de las peleas con la Metro por «Siete Novias para Siete Hermanos». Fue agotador convencerles de que no importaba que fuera poco creíble que unos robustos leñadores se pusieran a cantar y bailar.

No sabría decir cuantas veces he visto «Cantando bajo la lluvia» con mis hermanos gracias al VHS, el sistema 'a la carta' de entonces, antes de la llegada de las televisiones privadas y «Sensación de Vivir». Nos poníamos a corretear por el pasillo imitando a Gene Kelly usando los marcos de las puertas como farolas. Veíamos en TVE muchísimas películas, de aventuras, de vaqueros, de piratas, de gánsteres; nos moríamos de risa con «La Fiera de mi niña». Ahora, entre la inabarcable oferta de contenidos audiovisuales, en youtube, las plataformas en streaming y las redes sociales, la mayoría de jóvenes no conocen estas joyas. Es una lástima. La 2 nos regala desde octubre una noche de cine clásico, en sentido amplio, cine del siglo XX, desde «Gilda» a «La Lista de Schindler». Este miércoles, una de mis favoritas, «Historias de Filadelfia». No se la pierdan, siempre vale la pena.