Los fenicios fueron los primeros en apreciar el sur de España y fundaron MLK, pronunciado «malaka», no se sabe bien si por su rico pescado («melach» significa «saladero de pescado» o «salar») o por designios divinos (su Dios supremo era Melkart). A los romanos les gustó el nombre y Malaca acabó llamándose Málaga. Ahora aquella antigua palabra con olor a especias da título al estreno de ficción de la semana.

«Malaka» muestra una ciudad muy distinta a la que conocemos los que solemos visitarla siempre que podemos, «el Bronx de Málaga», como dice el protagonista, donde se mueven los personajes de este thriller policíaco que peca de argumento recurrente en calles más lejanas, ya sean de Nueva York, Baltimore o Los Ángeles: bandas de traficantes enfrentadas, un policía al que tienen comprado y un crimen por resolver. La asesinada es la hija de un rico empresario corrupto, lo que recuerda a otra serie española, «Mar de plástico». Pero en los invernaderos almerienses no iban los tiros por las drogas y el tono narrativo y estilo audiovisual eran muy distinto. La producción de Globomedia para TVE es realista, con unos diálogos con miga, de los malagueños Samuel Pinazo y Daniel Corpas, también productor ejecutivo junto a Javier Olivares («El Ministerio del Tiempo»), entre otros. Actores de la tierra y vecinos del barrio «La Palmilla» hablan en malagueño, como lo hacían con acento gallego en «Fariña», aunque en opinión de otra vecina de «Capuchinos», amiga querida y colega, con algunos clichés andaluces un poco exagerados.

El estreno fue bastante bien, solo superado por una película con Emilia Clarke (la khalessi de «Juego de Trono»). El primer episodio sedujo a cerca de dos millones de espectadores, perdiendo el segundo más de trescientos mil seguidores, más por las horas que por el descenso de interés, tras un piloto que se recrea demasiado en la presentación de los protagonistas, la inspectora Blanca Gámez ( Maggie Civantos) y, sobre todo, su compañero a la fuerza, Darío Arjona 'Gato' ( Salva Reina).

La tele pública volvió a ignorar las quejas de los espectadores por la hora de inicio de los programas estrella del «prime time», por lo que me quedé en La 2 conociendo más a otro malagueño, «Genius: Picasso» para irme a dormir a la medianoche. Vi «Malaka» al día siguiente en «A la carta». No podemos permitir que los programadores nos quiten el sueño.