Un grupo de chavales que no tenía talento, pero sí razón, recibió en «Got talent» un pase de oro unánime de un jurado que no tenía razón, pero sí talento. Uf, con un inicio así nadie leerá esto. A ver ahora: ¡siga leyendo y sabrá qué curioso fenómeno se produjo esta semana en el estreno de la nueva temporada de «Got talent» en Antena 3! Mucho mejor.

Varios menores extranjeros no acompañados de una asociación de Melilla concursaron en «Got talent» con una coreografía que puede considerarse correcta si se tiene en cuenta que fue hecha por niños y niñas que están en una situación personal muy difícil y realizan esta actividad como ayuda en su proceso de integración en nuestro país. Incluso puede decirse que era una coreografía con mucho mérito rebosante de corazón y esfuerzo, aunque hay que reconocer que en ella no se veía el talento por ningún lado simplemente porque no lo había. Pero además de bailar, explicaron el sentido de su actuación, y en ese aspecto arrasaron: denunciaron cómo las fronteras afectan a sus vidas, cómo tienen que crecer alejados de sus familias, cómo se les juzga por el lugar en el que han nacido, cómo se les insulta, se les tacha de ladrones y sufren bullying por ser extranjeros. Pedían una oportunidad y en todo lo que decían, tenían razón. Y los miembros del jurado, del primero al último, así lo dijeron. Risto incluso mejoró las palabras de uno de los niños: «Has dicho: 'aunque hayamos nacido en otro país, somos buenas personas'. Ese 'aunque' sobra. Uno es buena o mala persona independientemente de dónde haya nacido. Esa es la lección».

Otra cosa es cuando el jurado votó. Dio el pase de oro al grupo atendiendo más a sus razones que a su actuación. Como se supone que juzgan el talento, no tuvieron razón al votar así, pero sí que tuvieron talento para darse cuenta de que debían hacerlo. Necesitaban su voto los concursantes, el programa y, sobre todo, los espectadores. Era la demostración de que, incluso en un espacio llamado «Got talent», es más importante la razón que el talento.