Como en el día de la marmota de la película de Bill Murray, la celebración de nuevas elecciones coloca de nuevo en el tapete de juego los debates en televisión. La novedad en esta ocasión es la entrada en la partida de Mediaset. Paolo Vasile, provocador desde su posición de jefe de la cadena más vista, se ha plantado y no emitirá ese posible debate único que realizaría la Academia de Televisión para quien lo quiera, como se hizo por última vez en 2016: un pastel poco atractivo por demasiado repartido, como el discurso del Rey de Nochebuena.

Los amos del reality exigen su propio debate a cinco como el que tuvo -a cuatro- Atresmedia en abril. Hablan de no perder influencia política, esa que apenas tienen, más allá de las entrevistas con Pedro Piqueras y Ana Rosa Quintana. Conociendo la opinión de Vasile respecto a la función de la televisión como animal de compañía, no suena muy creíble. Simplemente no quiere quedarse fuera de la suculenta millonada en audiencia que acostumbran a conseguir estos especiales, lo que podría costarle el liderato mensual en noviembre. En los de abril, RTVE y Atresmedia triunfaron con ocho y más de nueve millones de espectadores, respectivamente.

La tele de todos propone, además del debate a cinco, otro a siete con los portavoces en el Congreso incluyendo a ERC y PNV, y tres cara a cara: Sánchez-Casado, Sánchez-Iglesias y Casado-Rivera. A Ciudadanos no le convence la oferta y ha acusado a RTVE de servir a los intereses de Pedro Sánchez, quien no querría enfrentarse al líder naranja «para ahorrarse el bochorno», Inés Arrimadas dixit. El PSOE solo desea un debate el 4 de noviembre y traslada a los medios la responsabilidad de llegar a un acuerdo que se antoja tan complicado como el del propio Sánchez con Pablo Iglesias.

Nos espera un mes de pujas y faroles que acabe con excesivas apariciones en pantalla. El hartazgo y la decepción de los votantes puede mudar en desinterés por volver a escuchar lo mismo a los mismos, porque siguiendo el criterio que dejaba a Vox fuera hace unos meses, Íñigo Errejón no estará en los debates 'oficiales' de candidatos. Como aviso, el intento de justificar el advenimiento del 10N del presidente en funciones con Antonio G. Ferreras, no llegó al diez por ciento de cuota de pantalla, vapuleado por el exprés de «GH VIP». Para desgracia de algunos, la nueva cita electoral despierta mucha menos expectación que una del Tinder.