En una de sus charlas mirando intensito a cámara, decía Iker Jiménez que los culpables de las fake news, de las noticias falsas, somos nosotros, que nos «automanipulamos» y no tenemos «cuidado» con la información. De otra cosa no, pero de noticias falsas, manipulación y falta de cuidado y rigor en el manejo de la información, sabe más que nadie. Y, por supuesto, igual que la mujer violada es culpable de la violación, la persona asaltada es culpable del asalto, y el timado es culpable del timo; el culpable de las noticias falsas es quien las sufre. A ver si Iker va a ser tan tonto como para decir que los culpables son los violadores, los ladrones, los timadores o los que montan su negocio con noticias falsas, investigaciones falsas, datos falsos, descubrimientos falsos, imágenes falsas, historietas falsas y exposiciones falsas con réplicas de chichinabo de seres de fantasía que no existieron jamás, y que, además, tienen el cuajo de vender por Internet.

Quienes seguimos sus sabias enseñanzas y huimos de las mentiras y de «Cuarto Milenio» como un ufólogo huye del método científico, a partir de ahora estaremos especialmente vigilantes. La nave del misterio se disfraza de «nave del conocimiento» y recibe a varios científicos y especialistas que de verdad sí saben lo que dicen. Cualquiera que viva de la información falsa sabe que entre las mentiras hay que intercalar verdades para pescar incautos nuevos y no alarmar a los habituales. Así que cuidadín, que ya sabemos que el primer mandamiento de la pseudociencia es camuflarse entre la ciencia. Quien se confíe y muerda el anzuelo se tropezará en medio con Carmen Portet. Trae el Titanic bajo el brazo, pero no para recordarnos el principio de Arquímedes, sino para hablar de premoniciones.

Ay, Iker, intentas blanquearte diciendo ahora que «la ciencia puede ser apasionante, misteriosa y asombrosa». Es cierto, pero no entiendes nada. Si algo enseña la ciencia es que su valor no está en si uno se siente bien o mal con ella. Estudia y aprende ciencia, no intentes adaptarla a tus sentimientos, a tus gustos ni a tus caprichos.