Enfermar es, entre otras muchas cosas peores, aburrido para el que lo sufre y para el que le acompaña. Tantas horas muertas, sufrimiento y diagnósticos, se soportan mejor y se hacen un poco más breve si se cuenta con una pequeña pantalla. Esa en la que a veces salimos gente contando cosas y haciendo honor a una de las mejores virtudes de la televisión, hacer compañía. No es ninguna tontería, la soledad es una de los grandes males del presente y si encima se sufre en la espera de un alta que no llega, el mal resulta un poco más. Otra cosa es la hartura del ves a comprar fichas para la tele, que si ahora toca recargar la tarjeta y preguntar al personal sanitario dónde se encuentra la máquina, para llegar a ella, pelearte con la pantalla y en el peor de los casos tener que pedir cambio.

Para los que nacimos en el mediterráneo resulta que estar hospitalizado en un centro público resulta más llevadero si lo comparamos con nuestros vecinos del País Vasco. Lo de pagar por ver la tele en nuestro territorio es pasado, desde que hace un año la Conselleria de Sanitat decidiese evitar un poquito de sufrimiento a sus pacientes costeando algo tan básico como estar entretenido e informado. Y puede parecer que no, pero cualquier comodidad es buena cuando se padece. Nuestros amigos convalecientes vascuences no tienen la misma suerte porque esta semana la Osakidetza, en un alarde de ahorro e insensibilidad, ha negado la petición de FACUA que solicitaba poner televisión gratuita en el servicio de salud. Imagino que la empresa privada que se forra con el servicio estará contenta con la negativa de la demanda. Vale que ver la tele no es una obligación ni prescripción médica, pero estoy seguro que los 1,2 millones de euros que cuesta el detalle a nuestra sanidad es poco, si lo comparamos con los 24 euros por ingreso hospitalario en una estancia media de seis días para el sufridor fuera de casa, menos aún si sumamos el efecto analgésico que producen algunos espacios.

Otra cosa son los efectos secundarios de la iniciativa, porque si tu compañero de habitación es adicto a «Sálvame» y tú no, puede que la recuperación resulte más lenta? Gracias que existe el antídoto de los auriculares para tomar la medicina catódica que si es de gorra pública sabe mejor, que hacer la convalecencia un poco más agradable no cuesta tanto.