La hibernación humana reduciría considerablemente los recursos y el espacio necesarios para una tripulación en viaje a Marte: además, el método podría hacer viables otros viajes de larga duración hacia el espacio profundo.

Una investigación dirigida por la ESA sugiere que la hibernación humana va más allá del ámbito de la ciencia ficción y puede convertirse en una técnica revolucionaria para los viajes espaciales. Según los científicos, reducir la tasa metabólica de una tripulación en ruta a Marte al 25% del estado normal disminuiría drásticamente la cantidad de suministros y el tamaño del hábitat, haciendo más factible la exploración espacial de larga duración.

El letargo durante la hibernación es un estado inducido que reduce la tasa metabólica de un organismo: este estado de "animación suspendida" es un mecanismo común en los animales que desean conservar energía, como por ejemplo hacen los osos durante el invierno. Según una nota de prensa, la técnica podría facilitar los viajes hacia el espacio profundo, la próxima frontera que deberá atravesar la exploración espacial.

En un estudio publicado en la revista Neuroscience & Biobehavioral Reviews, el grupo de investigadores dirigido por Alexander Choukér y Jennifer Ngo-Anh concluye que el letargo de los miembros de la tripulación puede reducir la carga útil con respecto al oxígeno, los alimentos y el agua, pero al mismo tiempo requerirá monitoreo asistido por Inteligencia Artificial (IA) para evitar cualquier tipo de efecto secundario sobre los integrantes de la tripulación.

Beneficios económicos y psicológicos

Se sabe que viajar al espacio exterior impone tensiones físicas y mentales extremas al organismo humano. Frente a esto, se requieren nuevos conocimientos sobre el control neuronal del letargo y sobre el metabolismo humano para que la hibernación de los astronautas sea efectiva y segura. Sin embargo, los beneficios de la técnica parecen justificar cualquier esfuerzo: a las ventajas económicas y operativas se sumarían las emocionales y psicológicas.

Es que cualquier espacio compartido por seres vivos supone la existencia de diferentes niveles de estrés. Según los científicos, la hibernación minimizaría el aburrimiento, la soledad y los niveles de agresión vinculados al confinamiento en una nave espacial. Para desarrollar esta técnica en profundidad, los investigadores han puesto sus ojos en la naturaleza, buscando el mejor “modelo” para aplicar en los seres humanos.

Se ha comprobado que los animales hibernan para sobrevivir a períodos de frío y escasez de alimentos o agua, reduciendo su ritmo cardíaco, respiración y otras funciones vitales a una fracción de lo requerido durante su vida normal. Al mismo tiempo, su temperatura corporal disminuye hasta ubicarse cerca de los valores de la temperatura ambiente. Los reptiles, por ejemplo, han demostrado ser muy eficaces al desarrollar esta estrategia de supervivencia.

Sin embargo, los osos parecen ser el modelo a seguir para la hibernación humana en el espacio. Esto se debe a que poseen una masa corporal similar a la nuestra y reducen su temperatura corporal solo en unos pocos grados. Esta condición marca un límite seguro para los humanos, ya que una mayor reducción térmica podría incrementar el peligro de severas consecuencias en la salud de la tripulación. Al igual que los osos, los astronautas necesitan sumar grasa corporal adicional antes de caer en el “sueño” que caracterizará al proceso de hibernación.

Cabinas adaptadas

Según los científicos, será necesario contar con cápsulas de concha blanda con configuraciones ajustadas para una hibernación cómoda. Esto incluye un ambiente tranquilo con luces bajas, una temperatura de alrededor de 10 grados Celsius y elevada humedad. Los astronautas se moverían muy poco y usarían ropa especial para evitar el sobrecalentamiento. 

Además, los sensores portátiles medirían constantemente su postura, temperatura y frecuencia cardíaca. Con la tripulación en reposo durante largos períodos, la Inteligencia Artificial entrará en juego durante posibles anomalías y emergencias.

Un punto crucial es que cada cápsula deberá estar rodeada de recipientes de agua que actúen como escudo contra la radiación. De esta forma, la hibernación ayudará a proteger a las personas de los efectos nocivos de la radiación durante los viajes al espacio profundo. Al alejarse del campo magnético de la Tierra, el daño causado por partículas de alta energía puede provocar la muerte celular, enfermedades a causa de la radiación o cáncer.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, los investigadores creen que reducir la tasa metabólica en el marco de los procesos de hibernación se convertirá en un punto de inflexión para los viajes espaciales con tripulación humana y, además, revolucionará el campo de la medicina.

Referencia

European space agency's hibernation (torpor) strategy for deep space missions: Linking biology to engineering. Alexander Choukér, Jennifer Ngo-Anh et al. Neuroscience & Biobehavioral Reviews (2021). DOI:https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2021.09.054