Cinco “círculos de radio” identificados en el espacio desconciertan a los científicos. Se trata de anillos de emisiones de radio muy débiles, que rodean a galaxias con un agujero negro extremadamente activo en su centro. Las enormes estructuras solo se detectan a través de radiotelescopios: se esfuman al intentar observarlas con telescopios ópticos, infrarrojos o de rayos X.

En 2020, el radiotelescopio australiano ASKAP identificó por primera vez extraños círculos de radio, que se convirtieron rápidamente en objetos de fascinación para los astrónomos. Se trata de emisiones de ondas de radio en forma de anillos, con alrededor de un millón de años luz de diámetro. Ahora, un nuevo estudio de la agencia científica nacional australiana (CSIRO) ha determinado tres teorías principales para explicar qué causa estos círculos de radio impares (ORC, según las siglas en inglés).

Aunque el origen de estos enigmáticos círculos de emisiones de radio sigue siendo desconocido, la nueva investigación podría aportar algo de luz: hasta el momento, se han realizado diversas especulaciones, que van desde las ondas de choque galácticas hasta las gargantas de los agujeros de gusano (“atajos” a través del espacio y el tiempo descritos por Albert Einstein) como posibles causas de estos anillos. 

Tres posibles causas

Según una nota de prensa, la investigación ha logrado complementar las imágenes y los datos obtenidos previamente, para de esta forma conseguir una caracterización más precisa del fenómeno y un nuevo “retrato” de las estructuras, capturado por el radiotelescopio MeerKAT del Observatorio de Radioastronomía de Sudáfrica. El nuevo estudio ha sido publicado en ArXiv y aprobado para su próxima aparición en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (MNRAS).

Los anillos, que según los astrónomos son 16 veces más grandes que la Vía Láctea, podrían estar originados por tres mecanismos diferentes. Por un lado, una de las hipótesis sostiene que serían el remanente de una gran explosión en el centro de las galaxias anfitrionas, como por ejemplo en el caso de la fusión de dos agujeros negros supermasivos.

Una segunda alternativa indica que los ORC se habrían creado a partir de potentes chorros de partículas energéticas, que salen también del centro de las galaxias. En tanto, una tercera posibilidad desarrollada por los científicos muestra que los anillos podrían formarse como resultado de un choque o colisión final en el marco de un estallido estelar, dentro de eventos ligados a la producción de estrellas en las galaxias.

En espera de nuevas tecnologías

Más allá de estas hipótesis, que permiten acercarse un poco a la posible naturaleza de los extraños fenómenos, los investigadores remarcaron que solamente podrá determinarse con exactitud su origen con el apoyo de radiotelescopios aún más sensibles que los actuales, como ASKAP o MeerKAT. Sin embargo, las últimas observaciones permitieron determinar que los círculos de radio presentan una estructura interna compleja, que consta de múltiples arcos.

Ahora, los astrónomos creen que los nuevos radiotelescopios del Observatorio SKA, que próximamente estarán operativos gracias a un esfuerzo internacional en el que participan países como Reino Unido, Australia, Sudáfrica, Francia, Canadá, China e India, harán posible apreciar con la nitidez necesaria las débiles emisiones de radio que conforman los ORC, resolviendo así el misterio sobre la causa de su formación y la función que tendrían en la gran danza cósmica. 

Referencia

MeerKAT uncovers the physics of an Odd Radio Circle. Ray P. Norris et al. ArXiv (2022). Aprobado para su publicación en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (MNRAS). DOI:https://doi.org/10.48550/arXiv.2203.10669