Europa, Estados Unidos y Australia se han lanzado a una carrera por nuevos desarrollos militares en tecnologías cuánticas, biotecnología, hipersónica y los sistemas relacionados con el espacio, después de la invasión rusa de Ucrania. España aporta un laboratorio en esta estrategia.

La reacción europea y norteamericana ante la invasión de Ucrania trasciende ya las dimensiones diplomáticas y económicas para adentrarse de lleno en el campo de la investigación científico-técnica orientada a la defensa, lo que significa que la ciencia también se va a la guerra.

Hay varios movimientos en esa dirección, el más importante el adoptado la semana pasada por la OTAN para poner en marcha una nueva iniciativa llamada Acelerador de Innovación de Defensa del Atlántico Norte, o DIANA.

Esta iniciativa es anterior a la invasión rusa de Ucrania, ya se que anunció el verano pasado durante la asamblea de la OTAN en Bruselas, pero se ha potenciado considerablemente después de las hostilidades desencadenadas el 24 de febrero pasado.

DIANA será un nuevo organismo de la OTAN encargado de acercar a las organizaciones civiles y militares innovadoras para el aprovechamiento de áreas tecnológicas críticas conocidas como tecnologías emergentes y disruptivas o EDT, según se informa en un comunicado.

Tecnologías disruptivas

La alianza ha identificado la propulsión y los nuevos materiales como dos nuevos EDT que merecen atención, así como la Inteligencia Artificial (IA), la autonomía, el procesamiento de grandes datos, las tecnologías cuánticas, la biotecnología, la tecnología hipersónica y los sistemas relacionados con el espacio.

Las tecnologías cuánticas están despertando creciente interés en las investigaciones militares y ha llevado a Estados Unidos a considerar necesaria una colaboración atlántica para su desarrollo, tal como señaló la Casa Blanca en un informe publicado en octubre del año pasado.

Especialmente destaca la amenaza que representan las tecnologías cuánticas para la protección de la que gozan las comunicaciones actuales, así como la posibilidad de que se desarrollen para proteger los sistemas de navegación global ante posibles ataques. Los sensores cuánticos pueden proporcionar también relojes atómicos ultraprecisos para guiar barcos o misiles.

En esa línea, Estados Unidos y Finlandia firmaron la semana pasada una declaración conjunta en la que se comprometen a cooperar en temas cuánticos, aunque sin referirse a posibles aplicaciones militares.

Estrategia científico-técnica de la OTAN OTAN

Laboratorio español

DIANA contará con una inversión inicial de 1.000 millones de euros aportados por Bélgica, República Checa, Dinamarca, Estonia, Alemania, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Montenegro, Países Bajos, Noruega, Polonia, Portugal, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Turquía y el Reino Unido. España no figura como contribuyente de estos fondos.

La iniciativa coordinará más de 60 sitios de innovación, otros 10 sitios aceleradores de proyectos y 50 centros de prueba con laboratorios y equipos especializados. España tendrá un laboratorio experimental en esta iniciativa. Y la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU) aporta un laboratorio de tecnologías cuánticas para llevar la computación y el cifrado a nuevos desarrollos, según se informa en un comunicado.

DIANA Incluye una sede en Europa y otra en América del Norte. El Reino Unido (Imperial College London), en asociación con Estonia, con posiciones avanzadas en cibernética, autonomía e Inteligencia Artificial, albergará la sede europea del programa atlántico. La sede de América del Norte estará en Canadá.

Flanco Indo-Pacífico

Coincidiendo en el tiempo con esta iniciativa, Reino Unido, Australia y Estados Unidos han lanzado AUKUS, una asociación que entre otras cosas dotará a Australia de submarinos con propulsión nuclear y armas convencionales.

AUKUS potenciará la cooperación trilateral científico-técnica para el desarrollo de capacidades cuánticas orientadas al posicionamiento, navegación y sincronización, así como al desarrollo de la IA en sistemas de defensa.

El plan contempla, asimismo, cibernética avanzada, incluida la protección de los sistemas operativos y de comunicaciones críticos; capacidades hipersónicas y contrahipersónicas; guerra electrónica y el intercambio de información crítica entre los tres países signatarios.

Esta alianza tripartita también es anterior a la invasión rusa de Ucrania, ya que se anunció en septiembre del año pasado, pero su relanzamiento, coincidiendo con el anuncio de la OTAN sobre DIANA, le otorga un significado especial, sobre todo porque se ha interpretado como un gesto ante las preocupaciones occidentales sobre Rusia y China.

¿Se militarizará la investigación europea?

También antes de la invasión rusa de Ucrania, el 15 de febrero, la Comisión Europea publicó una hoja de ruta que proponía otorgar fondos de investigación científica a tecnologías de defensa de doble uso, tanto civil como militar.

La hoja de ruta deja constancia del compromiso de la UE de "desbloquear los enormes beneficios que surgen de las sinergias entre la investigación civil y de defensa, desarrollo tecnológico e innovación (IDT+I) para el crecimiento económico, el mercado único y la seguridad de los ciudadanos europeos”.

Hay muchas limitaciones legales para destinar fondos del proyecto Horizonte 2020 (el programa de financiación clave de la UE para la investigación y la innovación, con un presupuesto de 95.500 millones de euros) a investigaciones militares, pero ScienceBusiness advierte que algunos programas, como el Mecanismo Conectar Europa y los Fondos Estructurales Europeos, pueden destinar dinero a proyectos de doble uso, con aplicaciones tanto civiles como militares.

Cambios en la investigación europea

Es una posibilidad que se ha tomado en serio CESAER, una asociación sin ánimo de lucro de universidades de ciencia y tecnología de Europa, que cuenta con 58 universidades de 26 países.

En una declaración difundida el 7 de abril, CESAER plantea que Horizon Europe debería centrarse en financiar exclusivamente la investigación civil. “Hacemos un llamamiento a las instituciones de la UE para que mantengan el enfoque civil en Horizon Europe y programas relacionados como Erasmus+”, enfatizan en su comunicado.

La citada revista especifica que Bruselas ha asumido que terminará imponiéndose a medio plazo la financiación de proyectos de defensa a través de fondos europeos.

Y añade: el año pasado, la UE lanzó un programa de defensa de 7.900 millones de euros, de los cuales 2.700 millones de euros se gastarán en investigación. Además, los Estados miembros de la UE también contribuyeron con 420 millones de euros a proyectos conjuntos de capacidad e investigación y tecnología ejecutados por la Agencia Europea de Defensa (EDA) en 2021, un aumento de 50 millones de euros en comparación con el de 2020.

Más exclusiones rusas

Otro dato significativo que apunta también en esa dirección: el pasado viernes, la Comisión Europea anunció que expulsará a los socios rusos de los proyectos en curso en el marco de Horizonte 2020, Horizonte Europa y Euratom, la Comunidad Europea de Energía Atómica.

La Comisión también cancelará las Acciones Marie Skłodowska-Curie, el programa de referencia de la Unión Europea para la educación doctoral y la formación posdoctoral, y pide que se ponga fin a la participación de entidades u organismos públicos rusos en todas las acciones Erasmus+, el programa de la UE para apoyar la educación, la formación, la juventud y el deporte en toda Europa.