Una nueva investigación que analizó los dientes fosilizados de un extinto tiburón conocido como megalodón ha establecido que desapareció porque un escualo mucho más pequeño le privó de presas y lo mató de hambre. David, una vez más, derrotó a Goliat.

La historia de David contra Goliat se ha repetido en los océanos, según los resultados de una investigación del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y publicado en la revista Nature Communications.

La leyenda contenida en el Libro de Samuel de la biblia hebrea cuenta que el gigante filisteo Goliat fue abatido en un singular combate por un joven llamado David.

Desde entonces, la leyenda se ha convertido en el referente de una competencia en la que un oponente más pequeño y débil se enfrenta y derriba a un adversario mucho más grande y fuerte.

Lo que cuentan los investigadores alemanes en su estudio puede considerarse un nuevo episodio, siempre repetido a lo largo de la historia, de esta leyenda, cuyo origen se remonta al siglo VII a. C.

Duelo desigual

El Goliat de esta epopeya evolutiva era un enorme tiburón, ya extinto, que hace entre 23 y 3,6 millones de años aterrorizaba los mares: medía hasta 18 metros de longitud y pesaba unas 100 toneladas. Se llamaba científicamente Otodus megalodon.

El David es un escualo que todavía vive entre nosotros, el tiburón blanco, que como mucho puede alcanzar los seis metros de largo. La nueva investigación ha concluido que este tiburón acabó con el gigante megalodón.

Considera que su desaparición pudo ser el resultado de la competencia que el tiburón blanco le hizo a megalodón en la búsqueda de alimento.

Ha llegado a esta conclusión analizando los dientes fosilizados del gigantesco escualo, de cuya existencia apenas quedan rastros: aunque sus esqueletos han desaparecido, sus dientes han perdurado como fósiles.

Comparación del tamaño de los dientes entre el extinto diente Otodus megalodon del Plioceno temprano y un gran tiburón blanco moderno. MPI para Antropología Evolutiva.

Dientes de tiburón

En este estudio, los investigadores analizaron las proporciones de isótopos estables de zinc en dientes de tiburón modernos y en fósiles de todo el mundo, incluidos dientes de megalodón y grandes tiburones blancos modernos.

El análisis de isótopos estables de zinc del esmalte dental, la parte altamente mineralizada de los dientes, reveló que las firmas de isótopos de zinc relacionadas con la dieta se conservan en la corona esmaltada altamente mineralizada de los dientes de tiburón fósil.

Como el zinc integrado en el diente del tiburón procede de su alimentación, permite averiguar qué nivel trófico había adquirido en determinado momento de su vida. El nivel trófico se refiere a la clasificación de las especies según la forma en la que obtienen su alimento.

Lo que pudieron concluir los investigadores de sus análisis químicos es que tanto los tiburones blancos como los megalodones comían las mismas presas.

Y esta constatación los ha llevado a la conclusión de que el pequeño tiburón blanco terminó privando de presas al megalodón, provocando su total extinción. Una vez más, David había vencido ingeniosamente a Goliat.

Grandes mandíbulas

El megalodón está considerado como uno de los mayores y más poderosos depredadores en la historia de los vertebrados. La mayoría de las estimaciones de su tamaño se extrapolan a partir de los dientes.

Las estimaciones sugieren que sus grandes mandíbulas podrían ejercer una fuerza de mordida de hasta 110.000 a 180.000 newtons (25.000 a 40.000 lbf).

Los restos fósiles indican que este tiburón gigante tuvo una distribución cosmopolita, con áreas de cría en zonas costeras cálidas. Probablemente tuvo una influencia muy importante en la estructura de las comunidades marinas de su época, hasta que otro escualo mucho más modesto lo mató de hambre.

Estimaciones previas han sugerido que, como el megalodón prefería las aguas más cálidas, seguramente el enfriamiento oceánico asociado con el inicio de las edades de hielo, junto con la disminución de los niveles del mar y la pérdida resultante de áreas de cría adecuadas, pudieron también haber contribuido a su extinción.

Referencia

Trophic position of Otodus megalodon and great white sharks through time revealed by zinc isotopes. Jeremy McCormack et al. Nature Communications, volume 13, Article number: 2980 (2022). DOI :https://doi.org/10.1038/s41467-022-30528-9