La NASA informó que el telescopio espacial James Webb ha registrado claros indicios de agua, acompañados de nubes y neblina, en la atmósfera del lejano exoplaneta WASP-96 b, que orbita alrededor de una estrella semejante a nuestro Sol localizada a 1.120 años luz de la Tierra. Es quizás el primer gran descubrimiento del nuevo telescopio espacial, que permitirá acercarse como nunca antes a los misteriosos mundos extrasolares. 

El telescopio espacial James Webb de la NASA ha captado la señal inconfundible del agua, junto con evidencia de nubes y bruma, en la atmósfera que rodea a WASP-96b, un enorme exoplaneta gaseoso ubicado en la constelación de Phoenix. Fue descubierto en 2013 por Wide Angle Search for Planets (WASP): ahora sabemos que contendría agua, uno de los primeros elementos imprescindibles para el desarrollo de alguna forma de vida. 

Agua a más de 1.000 años luz de distancia de la Tierra

El gigante gaseoso orbita cada 3,4 días a la estrella de clase G WASP-96, similar a nuestro Sol, a unos 1.120 años luz de distancia de la Tierra. Según comunicó la NASA, la observación del telescopio Webb revela la presencia de moléculas de gas específicas, siendo la más detallada en su tipo hasta la fecha. Esto demuestra la capacidad inédita de Webb para analizar atmósferas desde enormes distancias, una condición que potenciará enormemente los descubrimientos científicos relacionados con los exoplanetas

Previamente, el telescopio espacial Hubble había analizado numerosas atmósferas de exoplanetas en los últimos veinte años, logrando incluso la primera detección clara de agua en 2013, pero ahora la observación inmediata y más detallada de Webb constituye un paso trascendental en la búsqueda de nueva información relevante sobre planetas potencialmente habitables más allá del Sistema Solar. 

Las mediciones enviadas por el telescopio Webb confirman el hallazgo de vapor de agua en el exoplaneta, junto a cúmulos de bruma nunca vistos con anterioridad. Aunque los científicos son conscientes del alcance del nuevo telescopio, se vieron sorprendidos ante los rastros de nubes y vapor descubiertos en el lejano mundo extrasolar. Todo indica que se trata solo del primero de numerosos descubrimientos que protagonizará Webb en el futuro.

Los datos de la atmósfera de WASP-96 b, obtenidos por el telescopio Webb. Créditos: NASA, ESA, CSA y STScI.

Variaciones en la luz

¿Cómo se descubrieron los indicios de agua? Se sabe que WASP-96 b realiza una órbita completa alrededor de su estrella cada tres días y medio. En ese periplo, el exoplaneta deja un rastro lumínico conocido por los especialistas como luz estelar. El espectrógrafo ubicado a bordo del telescopio Webb pudo obtener una curva que evidencia el oscurecimiento general de la luz estelar a lo largo del tránsito, además de revelar las variaciones de brillo de las longitudes de onda en ese viaje. Precisamente, estas variaciones son las que utilizan los científicos para confirmar características de los cuerpos planetarios, como en este caso el agua y las nubes

WASP-96 b posee una masa superior a la de Saturno y un diámetro 1,2 veces mayor al de Júpiter, por lo tanto sus dimensiones son muy superiores a las que podemos esperar de un astro localizado en nuestro Sistema Solar. Algo similar sucede en cuanto a las temperaturas que se registran en su superficie: WASP-96 b alcanza temperaturas superficiales superiores a los 538 grados Celsius, algo imposible en los planetas que giran alrededor de nuestro Sol. 

Sin embargo, la detección de agua y niebla abre un gran interrogante sobre este tipo de gigantescos exoplanetas gaseosos y candentes: ¿cómo se concreta la presencia de agua bajo estas condiciones? Además, su gran tamaño, junto al mínimo período orbital y la ausencia de objetos cercanos que compliquen las observaciones convierten a WASP-96 b en un objetivo perfecto para el análisis de las extrañas atmósferas de estos mundos distantes.