La Tierra constituye un modelo cósmico para descubrir si en el universo existen otros mundos habitables: tanto la ubicación, como la distribución y cantidad de superficie sólida, son determinantes para que un planeta desarrolle vida. Nuevas pistas para la búsqueda de otras tierras más allá del sistema solar.

Los científicos todavía están averiguando qué hace que un planeta sea habitable. Hay diferentes factores en juego que pueden hacer de un mundo un lugar adecuado para la vida o para crear condiciones en las que la vida no prospera.

Una nueva investigación de la Universidad de Toronto ha descubierto que tanto la ubicación, como la distribución y cantidad de superficie sólida, también pueden ser importantes para que un planeta desarrolle vida.

Los resultados de este trabajo fueron presentados por Evelyn Macdonald, estudiante de posgrado de la Universidad de Toronto, Canadá, en el Encuentro Nacional de Astronomía (NAM 2022), que se desarrolló del 11 al 15 de julio de 2022 organizado por la Universidad de Warwick (Coventry, Inglaterra).

Modelos climáticos

Esta investigación desarrolló nuevos modelos climáticos que indican que la cantidad de tierra firme y el lugar donde se ubica puede afectar significativamente la temperatura de la superficie, así como que la cantidad de vapor de agua en la atmósfera del planeta depende en gran medida del área del océano libre de hielo en su superficie.

Hay que tener en cuenta al respecto que una gran cantidad de planetas fuera del Sistema Solar tienen la llamada rotación bloqueada con su estrella. Esto significa que solo un lado del planeta mira hacia la estrella, al igual que el lado opuesto de la Luna siempre mira hacia la Tierra. Esta rotación bloqueada es importante para la calcular la habitabilidad de un planeta.

Cuando un planeta tiene una rotación bloqueada, se crea un lado de día y otro de noche permanentes, y la energía que el planeta recibe de su estrella está más o menos concentrada en uno de los dos lados.

Para que un planeta pueda albergar vida, el clima debe estar algo regulado en la superficie: la atmósfera y los océanos necesitan redistribuir parte de la energía recibida de la estrella hacia el lado nocturno del planeta.

Dos escenarios

En su investigación, los científicos crearon un modelo de un planeta que se parece a la Tierra, con dos configuraciones específicas.

La primera configuración consistió en un continente en medio del lado diurno de un planeta rodeado de océano. La segunda configuración fue la opuesta: un océano en medio del lado diurno con tierra firme en todas partes.

En ambos escenarios, se varió el tamaño del modelo para comprobar cómo el clima del planeta depende de la fracción de tierra firme y de agua para cada una de estas configuraciones de planetas.

Condiciones para la vida

“Los resultados muestran que la cantidad de suelo y su configuración pueden tener un gran efecto en las condiciones de la superficie del planeta”, explican los investigadores.

Para modelos con fracciones de tierra firme del lado diurno similares, pero con configuraciones opuestas, la temperatura promedio de la superficie puede cambiar hasta más o menos 20ºC.

Los resultados del estudio indican también que la zona del océano donde no hay hielo es la responsable de la cantidad de vapor de agua en la atmósfera.

Al mismo tiempo, reveló que los planetas con una mayor proporción de tierra firme tienen un lado del planeta más cálido y seco durante el día. En estos casos, las nubes y las precipitaciones se concentran solo en una pequeña región central.

Modelo cósmico

La autora del estudio, Evelyn Macdonald, señala al respecto que "descubrir si existe vida en otras partes del universo es un desafío clave para la astronomía y la ciencia en su conjunto. Nuestro trabajo demuestra que la distribución de la tierra firme en un planeta similar a la Tierra tiene un gran impacto en su clima y debería ayudar a los astrónomos que observan planetas con instrumentos como el Telescopio Espacial James Webb, para interpretar mejor lo que ven".

Actualmente, los científicos están buscando planetas que se parezcan a nuestra Tierra. Aunque es cuestionable que exista una copia exacta de nuestro mundo en el espacio, que parece haber sido creado para la vida, es posible que algunas características del modelo terrestre ayuden a descubrir nuevas pistas más allá del sistema solar.