Los restos del propulsor del enorme cohete Long March 5B de China, que pesaban entre 5 y 9 toneladas, se estrellaron finalmente el sábado en el Océano Índico, entre las islas Maldivas y Malasia (separadas entre sí por unos 5.000 kilómetros), según primeras estimaciones. No se descarta que algunos fragmentos hayan impactado sobre núcleos poblados.

Los restos del cohete chino Long March 5B cayeron finalmente a las 18:50 hora española (16:50 GMT) del sábado 30 de julio en el océano Índico tras una reentrada no controlada en la atmósfera, donde lo más seguro es que se haya "desintegrado", informa Efe.

Se calcula que los restos cayeron en el océano Indico, cerca de las Maldivas, y que pesaban entre 5,5 y 9,9 toneladas, según señalan expertos de The Aerospace Corporation.

Las autoridades chinas han informado que el área del impacto está situada en la zona marítima circundante a 119,0° de longitud este y 9,1° de latitud norte, y que la mayoría de los dispositivos fueron destruidos durante el proceso de reingreso.

Entre Maldivas y Malasia

Esa ubicación está sobre mar abierto, frente a la costa de la isla de Palawan, que es parte de Filipinas, destaca Space. Esta isla está a unos 5.000 kilómetros del archipiélago de las Maldivas, donde otros cálculos han estimado el impacto.

Los expertos consideran que habrá de pasar un tiempo antes de que se sepa con certeza dónde han caído los restos del cohete, no descartándose que la caída de fragmentos haya causado algunas lesiones o daños a las infraestructuras de las ciudades malasias de Sibu o Bintulu, e incluso en el Estado de Brunei.

Lo explicó en Twitter el astrofísico y rastreador de satélites Jonathan McDowell, del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, señalando que es "poco probable, pero no imposible" que uno o más fragmentos hayan golpeado un núcleo de población de estas ciudades, sin que por el momento hayan trascendido noticias al respecto.

Parte de un gigante

El objeto estrellado son los restos del propulsor del cohete Long March 5B, que el 24 de julio se lanzó para orbitar el segundo módulo de la estación espacial Tiangong de China, actualmente en construcción.

Las etapas centrales de la mayoría de los cohetes de clase orbital están diseñadas para descender poco después del despegue, y son dirigidas de manera segura hacia el mar o sobre secciones escasamente pobladas de tierra firme, o para realizar aterrizajes verticales motorizados y permitir su reutilización.

Sin embargo, en el caso del Long March, después de que el cohete gigante llega al espacio, arroja una parte bastante grande de sí mismo: su núcleo de refuerzo. Este propulsor permanece en órbita, rodeando el planeta antes de volver a caer a la Tierra.

Una vez que se pone en órbita, los motores del propulsor del cohete no pueden volver a encenderse y cae sin control alguno sobre la Tierra, confiando sin más en que no cause daño alguno.

Esta estrategia de eliminación es imprudente, dicen los críticos, dado que el gran cohete no se quema por completo al volver a entrar a la atmósfera terrestre.

Falta de transparencia

El administrador de la NASA, Bill Nelson, expresó sentimientos similares, llamando a China en un comunicado emitido poco después del reingreso del cohete.

"La República Popular de China (RPC) no compartió información específica sobre la trayectoria cuando su cohete Gran Marcha 5B cayó a la Tierra", dijo Nelson.

"Todas las naciones que realizan actividades espaciales deben seguir las mejores prácticas establecidas y hacer su parte para compartir este tipo de información con anticipación para permitir predicciones confiables del riesgo potencial de impacto de escombros, especialmente para vehículos pesados, como el Gran Marcha 5B, que conllevan un riesgo significativo. de pérdida de vidas y bienes", agregó. "Hacerlo es fundamental para el uso responsable del espacio y para garantizar la seguridad de las personas aquí en la Tierra", concluye.

Riesgo real

La posibilidad de que piezas de un cohete caigan sobre un área poblada es real: sucedió en mayo de 2020, cuando fragmentos de otro Long March 5B chino aterrizaron en Costa de Marfil, dañando varios edificios en esa nación de África Occidental, aunque sin heridos.

En abril del año pasado, Long March-5B fue lanzado por China con el propósito de colocar en órbita a una primera fase de su estación espacial. Los restos de este cohete ingresaron a la atmósfera finalmente el 9 de mayo también sobre el Océano Índico, sin mayores consecuencias.

El riesgo general para las personas y las propiedades en tierra es bastante bajo, dado que el 75% de la superficie de la Tierra en el camino potencial de los escombros es agua, desierto o jungla, dijo el analista aeroespacial Ted Muelhaupt en una rueda de prensa, citado por Reuter.

Para cualquier persona, hay seis posibilidades entre 10 billones de que una parte de este cohete lo golpee y cause algún tipo de víctima o lesión, según Aerospace Corporation.