El impacto humano sobre la naturaleza está siendo tan catastrófico que arriesga la supervivencia de nuestra especie: la economía mundial avanza hacia el colapso por la destrucción de la agricultura, la pérdida de pesquerías y bosques, la escasez de agua y el aumento de enfermedades peligrosas derivadas de la crisis de la biodiversidad. Imposible adaptarnos a tantos cambios.

No son buenos tiempos. Nuestros dirigentes advierten de que el invierno que viene será duro. Pagamos cara la guerra de Ucrania.

Es lo que hay y debemos ir acostumbrándonos, porque, aunque la guerra termine, existe un enemigo formidable al que no podremos vencer. Un enemigo que ha llegado para quedarse y que hará que las dificultades económicas se multipliquen.

El problema está en que durante las últimas décadas algunos ejecutivos de grandes corporaciones, economistas y políticos, se empeñaron en convertir una cuestión rigurosamente científica -como es el calentamiento global antropogénico- en una cuestión de ideología. Esto les permitió adoptar una postura negacionista rigurosamente falsa.

Gran parte de la gente prefirió creerles. Y aunque muchos manifiestan cierta preocupación por los problemas ambientales, muy pocos están dispuestos a sacrificar, aunque sea una pizca de su bienestar económico, por mejorar el medio ambiente. Preferimos mirar hacia otro lado, intentando seguir como hasta ahora durante un poco más de tiempo, con la esperanza de que la catástrofe ambiental no nos alcance todavía, o que si lo hace no sea algo muy grave.

Advertencia financiera

Pero, ante la amenaza de lo que se nos viene encima, los responsables económicos y financieros con más preparación científica advierten de la necesidad de prepararse para las consecuencias desoladoras que para la economía mundial traerá el incremento de la concentración de dióxido de carbono atmosférico.

Así Mark Carney, presidente del Financial Stability Board -el organismo internacional creado por el G-20 para velar por la eficacia y estabilidad del sistema financiero internacional-, lanzó un llamamiento a los Bancos Centrales de los países más relevantes del mundo para que actúen inmediatamente de forma agresiva con el objetivo de reducir el riesgo de una catástrofe económica global desatada por el clima. Carney, un brillante economista graduado en Harvard y doctorado en Oxford, ex director de Goldman Sachs y del Banco de Inglaterra, predice que el cambio climático enviará a la economía mundial a otra crisis global como la de 2008 o incluso peor.

Lo malo es que Mark Carney no es ni mucho menos el único economista de prestigio en defender este punto de vista.

Estamos en el origen de la crisis planetaria. Ajay kumar Singh en Pixabay.

Conclusiones catastrofistas

Resulta especialmente preocupante que, en un reciente informe, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), llegara a conclusiones económicas catastróficas sobre el mundo que nos espera como consecuencia del cambio climático que viene, teniendo en cuenta solamente el dióxido de carbono que ya hemos liberado a la atmósfera.

Aunque blanco de ataques de los negacionistas climáticos, el IPCC, que ganó el premio Nobel, se encarga de la compilación definitiva del conocimiento disponible sobre el cambio climático. Advierte que nos esperan enormes sacrificios económicos y en nuestro estilo de vida, incluso en el escenario más optimista, aunque a partir de hoy mismo se cumplieran los objetivos más ambiciosos sobre limitación de emisiones. Incluso si somos capaces de mantener el calentamiento en un máximo de 1,5 grados centígrados (algo que casi ningún científico piensa ya que sea posible) lo pasaremos muy mal.

Según el IPCC, el cambio climático introducirá grandes riesgos en la cadena de suministro de los productos alimenticios básicos. Con el aumento de los fenómenos de tiempo extremo, como las grandes sequías y las olas de calor, veremos el colapso de cosechas de cereales (por ejemplo el maíz) en gran parte del mundo al mismo tiempo. Esto tendrá un impacto enorme en el precio de los alimentos.

Pensemos que lo que se predice es un fallo de cosechas a una escala significativamente mayor que todo lo que se produjo como consecuencia de la invasión rusa del granero de Ucrania.

Comer, cada vez más caro

En aspectos más concretos, por ejemplo, la cosecha de aceitunas de este año puede fracasar en nuestro país, en gran medida por culpa de la sequía y las olas de calor que batieron récords nunca vistos. El precio del aceite de oliva subirá considerablemente.

Pero no solo comer será más caro. Habrá hambruna. Incluso los países más ricos se verán obligados a cambiar significativamente sus hábitos alimentarios pues no habrá cereal suficiente para todo el ganado que mantenemos en la actualidad.

El problema se incrementará en buena medida por el colapso de muchas pesquerías, algo que ya se está produciendo aceleradamente. Al mismo tiempo, los efectos del cambio climático también tendrán un impacto muy negativo sobre la acuicultura. Estamos asistiendo a un significativo incremento de mareas rojas de microalgas tóxicas que contaminan los moluscos impidiendo su comercialización. Con el calentamiento global, estas mareas rojas están alcanzando latitudes que nunca antes se habían dado.

Aridez y desertización

Asimismo, recursos como la madera escasearán como consecuencia de los grandes incendios forestales. Cada vez se quema más superficie. En muchas zonas el suelo se perderá. Muchos expertos sostienen que los bosques que conocemos en lugares como nuestro país no se podrán seguir manteniendo. Llega el tiempo de la aridez y de la desertización.

En este punto resulta ilustrativo volver la vista atrás y analizar el fenómeno del Dust Bowl, un desastre ecológico ocurrido en Norteamérica en la década de 1930. Una sequía extrema que empezó en 1932 y continuó hasta 1939 afectó a una enorme extensión de terreno del medio oeste, desde México hasta Canadá, donde vivían millones de personas. Excelente terrenos agrícolas se transformaron en un desierto de polvo. La sobreexplotación del suelo y los acuíferos se unió a la falta de humedad, haciendo que el fértil suelo volase arrastrado por el viento, originando tormentas de polvo que ocultaban el Sol.

Hoy en día muchos economistas aseguran que el Dust Bowl jugó un papel muy importante en la Gran Depresión, contribuyendo a incrementar en gran medida sus efectos. Hambrunas y ruina económica generaron millones de desplazados, algo que John Steinbeck describió magistralmente en Las uvas de la ira. Se estima que 5 millones de personas murieron como consecuencia de todo esto. Varios científicos climáticos consideran que la Dust Bowl pudo haber sido la primera manifestación del cambio climático antropogénico.

Llega el tiempo de la aridez y la desertización. Enrique en Pixabay.

Menos agricultura

El IPCC advierte que el cambio climático ya está limitando el crecimiento agrícola. Aunque durante último siglo la productividad agraria global ha aumentado, el cambio climático ya está ralentizando ese progreso. En América del Norte, una potencia mundial en agricultura, el cambio climático ha reducido la productividad agrícola en un 12,5 por ciento desde 1961.

Las previsiones indican que la incertidumbre de las cosechas hará crecer los precios progresivamente. El tiempo de los alimentos baratos está camino de su fin.

Asimismo, empezarán los problemas con el abastecimiento de agua. Por una parte, el incremento de las sequías, asociado a una mayor impredecibilidad en las precipitaciones, y por otra un empeoramiento generalizado de la calidad del agua bruta por eutrofización y contaminación, hará que el precio del agua se dispare.

Para Swiss Re Institute -que aprovecha el conocimiento de Schweizerische Rückversicherungs-Gesellschaft, una de las mayores compañías aseguradoras del mundo para investigar sobre riesgos- el cambio climático traerá una contracción económica global de entre el 10% y el 18% en los próximos años. Por supuesto también asegura que las primas de los seguros subirán significativamente a medida que el mundo se vuelva menos predecible.

El Baco Mundial indica que el cambio climático llevará a la pobreza extrema a alrededor de 132 millones de personas más antes de 2030.

Peor salud

Pero para el IPCC el problema económico no será lo peor. Nuestra salud también empeorará mucho. La esperanza de vida podría caer significativamente (como lo ha hecho desde la Covid-19). El informe de IPCC concluye que “El cambio climático ha afectado negativamente la salud física de las personas en todo el mundo y la salud mental de las personas en las regiones evaluadas”. 

Por ejemplo, numerosas enfermedades tropicales expandirán su área de extensión. Muchas de ellas afectarán a amplias zonas del sur de Europa. El hábitat de mosquitos como los que transmiten el dengue o el virus del Chikungunya, aumentará significativamente en todos los continentes (excepto en la Antártida y posiblemente en Australia). Pero, sobre todo, los virus zoonóticos que saltan desde los animales al humano, como el SARS-CoV-2, aparecerán en nuevas áreas y se propagarán más ampliamente.

También el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua ha aumentado en muchas regiones, al igual que la proliferación de cianobacterias tóxicas que producen potentes hepatotoxinas e inducen tumores. La atmósfera se contamina de partículas y humos, lo que empeora la salud cardiorrespiratoria.

Por supuesto, los efectos del cambio climático sobre la salud tendrán importantes consecuencias económicas asociadas, incrementando significativamente el gasto que habrá que dedicar a la sanidad.

Otro ejemplo de los graves problemas emergentes que traerá el cambio climático lo tenemos en la subida de la temperatura del agua en la superficie del Mediterráneo. Los meteorólogos vaticinan que, como consecuencia de este aumento, muy pronto veremos medicanes, esto es huracanes en el Mediterráneo como los que se producen en el Caribe. ¿Cuál puede ser el efecto de estos huracanes asolando Benidorm o algún otro enclave turístico de la costa española?

Ciclón tropical mediterráneo sobre Italia en octubre 2005. NASA/ GSFC.

Imposible cuantificación

Pero lo más preocupante de la situación es que la mayoría de los efectos perjudiciales del cambio climático son imposibles de cuantificar para la ciencia actual. A medida que la Tierra se calienta, el mundo natural se degrada, incrementando la catastrófica pérdida de biodiversidad.

Incluso en el idílico escenario de que la Tierra solo se calentase 1,5 grados centígrados, al menos el 10% de las especies estarán en un riesgo extremo de extinción. Pero la situación es mucho peor en los puntos calientes de biodiversidad, como los arrecifes de coral, que terminarán destruidos casi en su totalidad incluso en los mejores escenarios. Recordemos que alrededor de 500 millones de personas dependen de ellos para su sustento.

El IPCC la destaca en su informe que la pérdida catastrófica de la biodiversidad es uno de los efectos del cambio climático que resulta imposible de revertir. El calentamiento global destruye los ritmos naturales de la Tierra, cambiando el tiempo de las estaciones, migraciones y floraciones, debilitando la estructura y la función de los ecosistemas y volviéndolos menos eficientes y útiles. Alrededor de la mitad de todas las especies en todo el mundo ya se han desplazado hacia los polos o a zonas más elevadas.

Grave peligro de extinción humana

Desafortunadamente, las consecuencias de la pérdida de biodiversidad son menos conocidas, pero numerosos expertos vienen advirtiendo desde principios de siglo que incluso nosotros podíamos estar en grave peligro de extinción si determinados microorganismos esenciales en determinados ciclos biogeoquímicos se extinguen.

El cambio climático nos hará pagar un altísimo precio. Agotará la extraordinaria herencia que es diversidad de vida en la Tierra. Nos llevará a la bancarrota de muchas más formas de las que podemos predecir. 

Pero esto no es lo peor. El IPCC es categórico asegurando que la evidencia científica acumulada es inequívoca: “Si los países no limitan urgentemente su contaminación de carbono, el calentamiento global podría incluso superar nuestra capacidad de adaptación”. 

Cómo escapar de la extinción humana: artículos para entender lo que está pasando con el planeta

 

Bajo este epígrafe publicamos una serie de artículos que analizan de forma científicamente rigurosa la crisis planetaria en sus diferentes dimensiones, así como explican cómo afectará a nuestras vidas y el precio que habremos de pagar para escapar de la catástrofe que podría acabar con la vida en la Tierra.

Ofreceremos una visión completa de la problemática, siempre en clave divulgativa, que no solo expondrá los últimos conocimientos sobre biología y ecología, sino también las últimas aportaciones desde campos tan dispares como la neurobiología (intentando ver por qué nos comportamos como lo hacemos cuando destruimos nuestro propio ambiente), e incluso desde la economía más científica.

El objetivo de esta serie de artículos es que cualquier persona pueda no solo entender lo que está pasando, sino también, si así lo desea, comprometerse con el planeta con los conocimientos adecuados que le permitan trascender medidas meramente estéticas.

Como el cambio global que estamos sufriendo es extremadamente complejo, los artículos que intentan explicarlo van a ser relativamente complejos. Pero vale la pena esforzarse para entender el cambio global, ya que es algo extremadamente grave.

Para ello le invitamos a hacer un viaje largo y complejo, pero también divertido, a través de toda esta serie de artículos. Solo después de haber leído muchos de ellos estará en condiciones de entender bien lo que estamos viviendo como especie y de actuar en consecuencia.

 

EDUARDO COSTAS

 

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