Los fenómenos atmosféricos El Niño y La Niña están aumentando con tal frecuencia e intensidad que se han convertido en mega eventos climáticos con el potencial de arrasar amplias zonas del planeta. Los meteorólogos hablan de “Super Niños” e incluso de “Mega Niñas”, para los que debemos prepararnos.

Muchos recordarán las grandes catástrofes que habitualmente aparecen asociadas al fenómeno climático-oceanográfico de “El Niño”. Por ejemplo, en las Navidades de 2016, un nuevo episodio de “El Niño” en las costas Sudamericanas del Pacífico ecuatorial desató la catástrofe. Al cabo de un par de meses, solamente en Perú y Ecuador más de 1.000.000 de personas resultaron gravemente perjudicadas por las graves inundaciones que se produjeron.

Hasta la era del Cambio Climático “El Niño” era un evento infrecuente que ocurría una vez por década o incluso menos. Todavía más infrecuente era el fenómeno de “La Niña”, lo contrario a “El Niño”, y que suele desatar graves sequías. 

Pero ahora ya llevamos 2 años consecutivos en los que se produjo “La Niña” y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advierte que hay un 70% de probabilidad de que en unos meses se produzca un tercer evento consecutivo.

De llegar a ocurrir, sería la primera vez en la historia que hay un episodio de triple Niña. La OMM estima que la sequía subsiguiente amenazará con matar de hambre a 18 millones de personas.

¿Cómo es posible?

Vale la pena entender cómo se produce un fenómeno tan extremo.

Cuenta la tradición oral entre los habitantes de algunas zonas costeras de Perú que en el siglo XIX unos viejos pescadores sudamericanos se dieron cuenta de que, en muy raras ocasiones, se producía un extraño evento cuando las aguas oceánicas llegaban a las costas del Perú mucho más cálidas de lo que era habitual.

Esto ocurría en época navideña, justo al inicio del verano austral. Las aguas cálidas alteraban enormemente sus pesquerías. Aparecían especies de peces nuevas, mientras que otras, frecuentes en condiciones normales, escaseaban.

También cambiaba el tiempo. Llovía donde antes no solía hacerlo. Y la incertidumbre meteorológica complicaba sus salidas al mar. Empezaba una época de inestabilidad e incertidumbre que hacía que su oficio se volviese más peligroso de lo habitual.

Los pescadores llamaron a este fenómeno “El Niño” porque, al igual que el niño Jesús, “nacía” en Navidad. Una vez iniciado solía prolongarse durante muchos meses.

Curiosidad científica

A partir de 1891, este fenómeno empezó a documentarse por escrito en una serie de cartas y crónicas.

Pronto despertó la curiosidad de científicos. A fin de cuentas, en las costas del Perú “El Niño” es tan poderoso que el agua superficial se calienta unos 12 grados más de lo normal y el nivel del mar crece alrededor de 50 centímetros. Entonces las olas destruyen las zonas portuarias y golpean tierra adentro, arrasando viviendas e infraestructuras cercanas a la costa.

Pero en los años 70 del siglo pasado, los investigadores se dieron cuenta de que “El Niño” no era un fenómeno costero local. En realidad, abarca a una gran parte del Pacífico.

Es un evento global que implica enormes variaciones, tanto en los patrones oceánicos como atmosféricos. Es tan potente que altera el clima a escala planetaria y cambia radicalmente los patrones de lluvias y temperaturas en áreas situadas a miles de kilómetros de distancia de las costas peruanas, causando fenómenos de clima extremo en todo el planeta. Probablemente constituye el evento oceánico-atmosférico-climático más impresionante del planeta.

Y una Niña

Pero este evento es mucho más complejo. Tiene otra fase opuesta que se inicia con la llegada de aguas mucho más frías a la costa del Perú y con un descenso en el nivel del mar. Como también suele empezar en navidad a este evento, que parece ser lo contrario al Niño, se le llama “La Niña”.

Originados cerca del Ecuador en el océano Pacífico, en realidad “El Niño” y “La Niña” constituyen las 2 fases contrarias de un mega-evento climático-oceanográfico global formado por un complejo patrón oceánico y atmosférico conocido como ENOS (El Niño-Oscilación del Sur).

ENOS describe la fluctuación de determinadas variables oceanográficas y atmosféricas en el océano Pacífico. Las más importantes son la temperatura superficial del mar y la presión atmosférica sobre el agua oceánica.

A grandes rasgos ambos parámetros están relacionados. Tienen que darse determinadas condiciones en ambos para que se forme “El Niño”, “La Niña” o -lo que es la situación normal- ninguno de los dos.

En general, con las temperaturas de la superficie oceánica en sus niveles normales no se desarrolla ninguno de los dos fenómenos. Pero, cuando la temperatura de la superficie del mar está por encima de lo normal (o sea en una fase cálida de ENOS), se puede desarrollar “El Niño”, mientras que cuando está por debajo del promedio (en una fase fría de ENOS), se puede desarrollar “La Niña”.

Lógicamente “El Niño” y “La Niña” nunca pueden ocurrir al mismo tiempo. Pero lo normal es que solo sucedan muy de tarde en tarde y que “El Niño” se dé más frecuentemente que “La Niña”. Ambos eventos suelen durar la mayor parte del año y a veces más.

Deriva peligrosa

De vez en cuando, se alteran los patrones normales de la distribución de la presión atmosférica sobre el océanos Pacífico ecuatorial. Esto cambia el régimen de los vientos alisios del sureste en las regiones intertropicales, que habitualmente soplan de este a oeste.

Durante “El Niño” estos vientos alisios se debilitan, lo que hace que transporten menos agua oceánica superficial hacia el oeste. Consecuentemente la parte oriental y central del océano Pacífico se calienta mucho más de lo habitual.

“El Niño” se empieza a formar cerca de Australia a principios de año. El agua caliente avanza poco a poco por el Pacífico y llega a Sudamérica hacia las Navidades. La enorme masa de agua cálida superficial transfiere mucho calor a la atmósfera. El aire cálido y húmedo se eleva desde la superficie del mar.

Durante “La Niña”, ocurre lo contrario. Los vientos alisios se fortalecen y arrastran el agua superficial hacia el oeste. Entonces en el Pacífico oriental sube el agua fría del fondo oceánico.

El ojo del huracán se hace más grande y frecuente. NASA en Unsplash

Lluvias y huracanes

Además, los efectos generados por El Niño y La Niña tienen mucho que ver con la posición de la corriente en chorro (los fuertes vientos que soplan de oeste a este en todo el planeta entre los 8 y los 12 km de altura). Con “El Niño” esos vientos se desplazan hacia el sur, lo cual altera el patrón climático de toda la Tierra. En cambio, cuando se produce “La Niña”, la corriente en chorro se mueve hacia el norte.

“El Niño” produce enormes alteraciones climáticas que afectan a todo el Pacífico. Por ejemplo, en Perú y Ecuador el calor se vuelve insoportable y las lluvias torrenciales ocasionan graves inundaciones. Por el contrario origina sequías catastróficas en Brasil, el sur de Estados Unidos, Sudáfrica y Australia. En el océano Pacífico los tifones aumentan en frecuencia y fuerza.

Con “La Niña” la sequía azota a Perú y Ecuador, mientras que las inundaciones castigan Australia e Indonesia. Aumenta la frecuencia e intensidad de los huracanes en el Atlántico Norte.

Nuevo escenario

El cambio climático está creando un escenario diferente: la temperatura de la atmósfera y de los océanos es más alta, tienen mucha más energía y el impacto de los fenómenos atmosféricos, inducido por “El Niño” y “La Niña”, es significativamente mayor. Los meteorólogos ya hablan de los “Super Niños” e incluso de “Mega Niñas”.

Ahora la Organización Meteorológica Mundial (OMM) alerta: Lo más probable es que este año se produzca el tercer episodio consecutivo de “La Niña”, un hecho verdaderamente insólito que nunca antes se había dado.

Recordemos que antes del cambio climático “El Niño” era un evento raro, mientras que “La Niña” todavía resultaba mucho menos frecuente.

Ahora las cosas han cambiado. La Agencia Meteorológica de las Organización de Naciones Unidas estima que este año se producirá el primer evento de triple Niña que se tiene noticia. Lo más probable es que el evento, que comenzó en 2020, continue hasta 2023, generando un enorme impacto en gran parte del mundo, alterando los patrones climáticos a escala global. Se prevén sequías en el este de Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, así como en el este de África.

Las sequías forman parte de las nuevas amenazas globales. Matt Palmer en Unsplash.

La peor sequía en décadas

Las proyecciones climáticas regionales más recientes sobre La Niña indican que tendremos la peor sequía en muchas décadas afectando a grandes zonas como el Cuerno de África, lo que generará una hambruna desoladora y muchos millones de refugiados climáticos.

Un estudio detallado de los eventos climáticos de ENOS a partir de 1901 indica que incluso el lugar donde se originan ha cambiado avanzando desde el Este del Pacífico hacia el Oeste, incrementando significativamente su potencia.

Esto se debe a que, como consecuencia de la quema de combustibles fósiles, las aguas del oeste del Pacífico se han calentado mucho más rápido que las del Pacífico central. Los eventos ENOS serán más frecuentes y sobre todo más intensos.

Super Niños y Niñas

Estamos entrando en la época de los “Super Niños” y probablemente también de las “Super Niñas”.

Muchos expertos hablan de que estos eventos dejarán profundas consecuencias económicas y sociales. En el mejor de los casos costará muchos cientos de miles de millones.

Hemos entrado en tiempos de crisis. Prepárese para lo que viene.

Cómo escapar de la extinción humana: artículos para entender lo que está pasando con el planeta

 

Bajo este epígrafe publicamos una serie de artículos que analizan de forma científicamente rigurosa la crisis planetaria en sus diferentes dimensiones, así como explican cómo afectará a nuestras vidas y el precio que habremos de pagar para escapar de la catástrofe que podría acabar con la vida en la Tierra.

Ofreceremos una visión completa de la problemática, siempre en clave divulgativa, que no solo expondrá los últimos conocimientos sobre biología y ecología, sino también las últimas aportaciones desde campos tan dispares como la neurobiología (intentando ver por qué nos comportamos como lo hacemos cuando destruimos nuestro propio ambiente), e incluso desde la economía más científica.

El objetivo de esta serie de artículos es que cualquier persona pueda no solo entender lo que está pasando, sino también, si así lo desea, comprometerse con el planeta con los conocimientos adecuados que le permitan trascender medidas meramente estéticas.

Como el cambio global que estamos sufriendo es extremadamente complejo, los artículos que intentan explicarlo van a ser relativamente complejos. Pero vale la pena esforzarse para entender el cambio global, ya que es algo extremadamente grave.

Para ello le invitamos a hacer un viaje largo y complejo, pero también divertido, a través de toda esta serie de artículos. Solo después de haber leído muchos de ellos estará en condiciones de entender bien lo que estamos viviendo como especie y de actuar en consecuencia.

 

EDUARDO COSTAS

 

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