Algunas arañas han evolucionado para hacerse sociales y lo han conseguido mediante cambios genéticos compartidos. Y aunque no tienen cerebro, disponen de neuronas distribuidas por todo el cuerpo que han consumado este salto evolutivo.

Algunas especies de arañas están evolucionando para ser más sociales gracias a la genética, según han descubierto científicos de Estados Unidos, Canadá y Australia.

Esta investigación ha determinado que especies como Holconia immanis, comúnmente conocida como la araña cazadora de Sídney, se han vuelto más gregarias como resultado de cambios genéticos.

Con un tamaño de hasta 15 centímetros de ancho, esta especie es una de las arañas más comunes de Australia, pero no se considera una amenaza importante para los humanos. Tampoco es la única que ha desarrollado la sociabilidad.

Aunque de las 50.000 especies de arañas que existen en el mundo la gran mayoría son tan individualistas que hasta se comen a sus parejas reales o potenciales, hay otras hormigas que viven en colonias.

Más sociales

“Cuando pensamos en arañas, tendemos a pensar en las que simplemente cuelgan de la red o se sientan en una esquina y matan bichos", dice uno de los investigadores, Alexander Mikheyev, de la Universidad Nacional de Australia (ANU), en un comunicado.

Añade que ciertas especies de arañas han evolucionado de forma independiente de una manera muy similar para volverse más sociales.

Explica que, en una hipotética reunión de arañas australianas, son las cazadoras las que estarían pasando el rato en un grupo mientras otras acechaban solas en los rincones. Al igual que nosotros, las arañas tienden a socializar con la comida.

"Gran parte de la sociabilidad de las arañas consiste en sentarse juntas y comer en el mismo lugar, o compartir comida. Es muy parecido a comer con la familia", dice Mikheyev. "También hay un nivel de relación, similar a cómo eres más sociable con los miembros de tu familia en lugar de con extraños". 

Cuestión de genética

Lo social que es una araña se reduce a la genética, explica el investigador. Si bien la socialización puede parecer un comportamiento aprendido, en realidad depende de genes particulares que se expresan o alteran.

En el caso de muchas criaturas, incluidas las arañas, el comportamiento social es impulsado por las neuronas del cerebro, afectadas por cambios genéticos.

"Una de las condiciones para los animales sociales es que tengan un cerebro de mayor tamaño", explica Mikheyev. “No solo necesitan almacenar información sobre el entorno físico, sino también del social”.  

Sin embargo, los artrópodos, animales invertebrados que incluyen arañas, insectos y mariposas, no tienen cerebros como los humanos.

En cambio, distribuyen ampliamente su tejido neural, lo que significa que su cerebro puede ocupar espacio en todo su cuerpo y asimilar así la sociabilidad.

Desarrollo neuronal

Investigaciones previas han establecido que las arañas sociales, como el cazador australiano y la araña social africana, por ejemplo, tienen un sistema nervioso más desarrollado que las especies solitarias.

La nueva investigación, que comparó los genomas de 22 especies de arañas que representan ocho orígenes de sociabilidad recientes e independientes, ha podido determinar que los cambios genéticos que permitieron a diferentes arañas volverse más sociales son muy similares.

Estas especies evolucionadas exhibieron cambios en los genes que controlan el comportamiento, la construcción de neuronas y la función del metabolismo, comprobó este estudio.   

"Descubrimos que, en diferentes especies, genes muy similares y los mismos tipos de mecanismos estaban involucrados en el cambio de la solidaridad a la sociabilidad", dice Mikheyev.

Beneficio evolutivo

Uno de los mayores beneficios de ser social es que permite a las personas compartir información, añade.  

Los beneficios de ser sociales han impulsado la evolución, ya que las relaciones sociales favorecen la supervivencia de genes relevantes. 

"Si bien no podemos predecir el futuro, no me sorprendería que más especies de arañas siguieran este patrón y vinieran a la fiesta", dice el profesor Mikheyev. 

Esta podría ser una gran noticia para la animación de las reuniones de arañas, pero una pesadilla para los aracnofóbicos entre nosotros los humanos, concluye. 

Referencia

Genomic signatures of recent convergent transitions to social life in spiders. Chao Tong et al. Nature Communications, volume 13, Article number: 6967 (2022). DOI: https://doi.org/10.1038/s41467-022-34446-8