Política científica

Alarma social: la desinformación también intoxica a las noticias de ciencia y tecnología

Una de cada cuatro personas recibe falsedades sobre temas científicos, principalmente a través de las redes sociales

Una de cada cuatro personas ha recibido desinformacion sobre temas cientificos en España.

Una de cada cuatro personas ha recibido desinformacion sobre temas cientificos en España. / EFE /EPA /Wu Hao

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe

La desinformación sobre temas científicos está presente en la sociedad española, particularmente por el efecto de las redes sociales sobre la población. La comunidad científica también es responsable a veces de esta confusión mediática, que amenaza tanto a la estabilidad del planeta como a la salud pública.

Según una encuesta de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) sobre la desinformación científica, en España una de cada cuatro personas recibe desinformación sobre temas científicos.

Ha determinado que el 68% de las personas están interesadas en temas de Medicina y salud y Alimentación y bienestar físico, y que un 60,7% quieren saber más de ciencia y tecnología.

Sin embargo, la encuesta ha comprobado también que Internet o las redes sociales son el medio preferido para informarse sobre temas de Ciencia y tecnología (82,1%), de Medio ambiente y ecología (76,6%) y de Alimentación y bienestar físico (72,9%).

Más concretamente, las redes sociales son el medio basado en Internet más recurrido para realizar consultas sobre todos los temas expuestos en la encuesta, a pesar de que cerca del 62% de las personas señalan este medio como el principal canal por el que han recibido información dudosa.

En oposición a las redes sociales, la radio, la televisión y la prensa escrita en papel se erigen como los medios de comunicación que más credibilidad suscitan en la población española, aunque no disfrutan del mismo posicionamiento que las redes sociales, a las que mayoritariamente recurre la población para informarse sobre ciencia y tecnología.

Recomendaciones

A partir de los resultados y conclusiones del estudio, los autores de esta encuesta han elaborado una serie de recomendaciones para combatir la desinformación en el ámbito de la comunicación de la ciencia.

Entre estas recomendaciones figuran promover la alfabetización mediática de la población; aumentar el conocimiento sobre el funcionamiento de la ciencia y las practicas sociales de la comunidad científica; así como promover el escepticismo saludable.

También proponen evitar la politización y polarización de los hallazgos científicos; fomentar la calidad de la comunicación científica; impulsar un periodismo científico profesional y especializado; promover estructuras, medios y recursos a la comunicación científica y limitar la propagación de desinformación a través de los algoritmos de los motores de búsqueda.

Esta frase, atribuida sin confirmación a Mark Twain, pone de manifiesto el desconcierto social ante la desinformación.

Esta frase, atribuida sin confirmación a Mark Twain, y que prolifera en las redes sociales, pone de manifiesto el desconcierto social ante la desinformación. / Gordon Johnson en Pixabay.

Labor de la ciencia

La encuesta destaca otro aspecto no menos relevante de la desinformación: reconoce que las instituciones científicas juegan también un papel importante, por lo que es necesario evitar la exageración sobre los hallazgos científicos.

Hay otras recomendaciones para la comunidad científica que surgen ante la reconocida crisis de desinformación que afecta a la ciencia.

Una investigación reciente de la Universidad de Stanford propone adoptar nuevos enfoques de la educación científica para vacunar a la sociedad contra la desinformación científica en todas sus formas, desde la equivocada hasta la maliciosa.

Otra investigación de la Universidad de Washington, publicada el año pasado en PNAS, ha puesto de manifiesto a su vez que, aunque la mayoría de los análisis de información errónea se centran en las redes sociales y populares, la comunidad científica se enfrenta a un conjunto paralelo de problemas que contribuyen también a la desinformación.

Carencias a resolver

Señala esta investigación las carencias de la comunidad científica que contribuyen a la desinformación sobre temas científicos, citando especialmente la exageración y la hipérbole, el sesgo de publicación y el desvío de citas, así como la publicación depredadora y las burbujas de filtro.

Esta revista añade otras recomendaciones, orientadas asimismo a la comunidad científica, para reducir la desinformación sobre las investigaciones que procede de malas prácticas científicas.

Estas medidas se centran en asumir la así llamada Nueva Economía de la Ciencia, que modela a los científicos como actores motivados por consideraciones no epistémicas, como el prestigio y el salario, así como en aliviar la dependencia excesiva de los científicos por las métricas de productividad, que propicia en ocasiones la publicación de resultados cuestionables.

Medidas para la enseñanza

Por último, esta investigación plantea la necesidad de no solo de enseñar más astronomía o biología, sino también de fomentar en los estudiantes la curiosidad innata y explicarles cómo funciona la ciencia, cómo considerar la evidencia al sacar conclusiones y cómo los medios populares distorsionan muchas veces estas conclusiones.

En resumen, podemos concluir que la desinformación sobre el conocimiento científico es endémica y que amenaza la estabilidad natural y la salud pública, además de que perjudica la credibilidad de las instituciones que sustentan a nuestra civilización.

También concluimos que las medidas a tomar no deben limitarse a mejorar los mecanismos de alerta y prevención de desinformación científica, sino también a corregir comportamientos de la comunidad científica que, en ocasiones, contribuyen a difundir en la sociedad noticias erróneas, cuando no malintencionadas, sobre los resultados de diferentes investigaciones.

Wired recuerda al respecto que la inversión en la negación “científica” del cambio climático (al menos 9.770 millones de dólares entre 2003 y 2018), que tuvo amplio impacto en revistas especializadas y medios de comunicación, dio a las empresas medio siglo para continuar con la extracción de combustibles fósiles y retrasar la transición a la energía limpia.

Esquema perfecto

También informa Wired de reacciones significativas para prevenir casos como el engaño programado por el lobby energético: En 2023, un conjunto de universidades comenzará a establecer unidades de investigación para proteger el conocimiento científico de los intereses del gobierno, la religión y la libre empresa.

Crearán un conjunto de estándares para combatir la creación de ignorancia, incluida la construcción de cortafuegos entre el dinero de la industria y la investigación universitaria, y ejercerán más presión en las redes sociales para evitar los "superpropagadores" de desinformación.

Un esquema perfecto, que abarca tanto a los comportamientos de la comunidad científica como  a los profesionales de la desinformación, para combatir uno de los peores males de nuestra época, en la que la información veraz es crítica para superar la confusión generalizada y los peligros que nos acechan como especie.