El futuro es ahora (9)

La tecnología impulsa la revolución de las finanzas descentralizadas

Las criptomonedas son el dinero del futuro, al que hay que caminar con prudencia

La revolución de las finanzas descentralizadas ya está en marcha.

La revolución de las finanzas descentralizadas ya está en marcha. / Tamim Tarin en Pixabay.

Miguel Ormaetxea Arroyo

La tecnología está impulsando un sistema financiero basado en “blockchain” que podría dejar fuera de juego a los delincuentes y especuladores en la sombra. Aún es un mercado de nicho, de cierto riesgo para inversores privados. Pero podemos crear entre todos un mundo mejor.

El hundimiento reciente de la popular plataforma de intercambio de criptomonedas FTX ha intensificado una muy importante guerra política y económica por las finanzas descentralizadas, que viene arrastrándose desde hace años y aún tiene mucho recorrido por delante, porque los intereses en juego son colosales.

Lo que nos estamos jugando es nada menos que la libertad financiera, obligando a la banca tradicional a reinventarse o desaparecer. También estamos cortando el paso al capitalismo salvaje que se ha instalado en un mundo financiero ponzoñoso, con una deriva que puede ser letal.

Solo algunos datos: según el Banco de Pagos Internacionales, las operaciones que no pasan por las Bolsas, esencialmente divisas y productos derivados, están creciendo desmesuradamente, poniendo en peligro a la economía real. La economía mundial tiene una dimensión aproximada de 100 billones de dólares, mientras que las operaciones OTC (Over the Counter), que son escasamente reguladas, tienen una dimensión aproximada de 15.000 billones. Esto es una peligrosa aberración.

Los que mueven los hilos

Los medios, incluso los más prestigiosos del mundo, informan muy escasamente de las finanzas en claroscuro, que con harta frecuencia mueven los hilos de la geopolítica. Por ejemplo, los grandes fondos de inversión globales: BlackRock, Blackstone, Vanguard y State Street, superan en activos bajo administración más de 22 billones de dólares, una cifra superior al PIB de Estados Unidos.

El primero, presidido por Robert S. Kapito, participa en 21 grandes empresas cotizadas españolas y es primer accionista del Santander y el BBVA. También es uno de los primeros grupos de presión en EEUU y la UE. Contrata sistemáticamente a ex altos cargos de gobiernos y bancos centrales. Tiene intereses cruzados con el segundo macrofondo, Blackstone.

Finanzas y guerra, dos caras de la misma moneda.

Finanzas y guerra, dos caras de la misma moneda. / Gerd Altmann en Pixabay.

El negocio de la guerra

Estos fondos controlan a las grandes empresas armamentísticas del mundo, la mayor parte norteamericanas: Lockheed Martin, Raytheon Technologyes, Boeing, Northop Grumman y General Dinamics. Se están forrando con la guerra de Ucrania: todas ellas han experimentado un alza brutal en Bolsa desde hace un año.

El mercado armamentístico global era de unos dos billones de dólares y se ha reactivado muy significativamente. Putin se ha metido en una guerra que no puede ganar y es bastante probable que los propios rusos le defenestren más tarde o más temprano. Pero los norteamericanos le bombardean por país interpuesto y en la sombra se frotan las manos.

El gran rearme global es el gran negocio y los muertos los ponen los ucranianos. Esta es una clave que nos escamotean los medios de comunicación, mientras nos muestran el horror de una guerra a las puertas de Europa.

Criptofinanzas

En este contexto se desarrolla una lucha global por el futuro de las finanzas, que ahora están dominadas por los actores tradicionales, plagado de intermediarios que buscan su propio beneficio.

Las autoridades intentan regular estos fenómenos totalmente nuevos, pero dan la impresión de intentar vaciar el mar con una cuchara. Los esfuerzos por controlar el blanqueo de capitales, especialmente por parte de las autoridades de la Unión Europea, tropieza con intereses no solo económicos sino también geopolíticos. EEUU es principal actor como paraíso fiscal y opacidad financiera.

Frente a esto, han surgido los defensores de la descentralización, que tratan de impulsar un sistema financiero basado en “blockchain” o cadena de bloques, que sea más accesible y privado que el tradicional.

Blockchain, la tecnología estrella de la revolución de las finanzas.

Blockchain, la tecnología estrella de la revolución de las finanzas. / Pete Linforth en Pixabay.

Tecnología de vanguardia

Cualquier persona con acceso a Internet puede acceder a criptomonedas como Bitcoin y Ethereum, que ya están relativamente consolidadas. Al mismo tiempo, han surgido miles de otras criptomonedas de diversa procedencia. Así que estallidos como el de la plataforma FTX no son de extrañar.

Necesitamos un sistema financiero alternativo, abierto y descentralizado, que permita a cualquier persona con conexión a Internet comprar y vender una amplia variedad de monedas, independientemente de cómo las clasifiquen los reguladores. Finanzas sin pedir permiso al Gobierno.

El “blockchain” permite identificar a los actores, lo que podría dejar fuera de juego a los delincuentes y especuladores en la sombra. Seguramente esto choca de frente contra el capitalismo salvaje que domina el mundo.

Revolución mayúscula

El banco de la esquina, donde tenemos nuestro dinero y nuestras cuantas, debe reinventarse, está girando en el sumidero de la historia. Ha abusado enormemente de su posición dominante. Un simple recuerdo: el rescate bancario en España no tenía que costar un euro a los contribuyentes, según el Gobierno del PP. La factura ya va por los 73.261 millones de euros. Hemos sido estafados.

Las finanzas descentralizadas es una revolución mayúscula, que tropieza con inmensos intereses en juego. Aún es un mercado de nicho, de cierto riesgo para inversores privados. Hay que caminar con prudencia. Pero podemos crear entre todos un mundo mejor.