Astronomía

Capturan las secuelas de una explosión estelar que se apreció en la Tierra hace casi 850 años

Similar a la forma de los fuegos artificiales en el cielo, las emanaciones de la nebulosa Pa 30 tendrían su origen en los restos de una supernova que se vio en la Tierra sobre el año 1181

La inusual estructura similar a los fuegos artificiales de la nebulosa Pa 30 puede haberse originado en la fusión de dos estrellas moribundas.

La inusual estructura similar a los fuegos artificiales de la nebulosa Pa 30 puede haberse originado en la fusión de dos estrellas moribundas. / Crédito: Robert Fesen.

Pablo Javier Piacente

Astrónomos chinos y japoneses del siglo XII informaron sobre una estrella muy brillante que apareció repentinamente en la constelación de Casiopea, y fue visible durante unos seis meses mientras se desvanecía lentamente. Ahora, los científicos han descubierto que la estrella fugaz fue en realidad una enorme explosión estelar producida por la colisión de dos estrellas moribundas. Este remanente de supernova conformó una región densa de gas iluminado, polvo y otros materiales conocida como nebulosa Pa 30, que se desplaza por el cosmos a casi 4 millones de kilómetros por hora. 

Científicos del Dartmouth College de Estados Unidos capturaron imágenes telescópicas que muestran un estallido de filamentos delgados similar a fuegos artificiales, que se irradian desde el centro de la nebulosa Pa 30, una densa concentración de gas y polvo interestelar. En el nuevo estudio, liderado por el investigador Robert Fesen, los especialistas concluyeron que las extrañas emisiones serían en realidad los remanentes de una enorme supernova que se apreció en la Tierra hace casi 850 años, según datos de astrónomos asiáticos del siglo XII. 

Fusión de enanas blancas

De acuerdo a una nota de prensa, la colosal explosión que iluminó los cielos de nuestro planeta sobre el año 1181 habría sido el resultado de un evento astronómico casi único: un tipo específico de supernova conocido como eventos Iax, una fusión de dos enanas blancas en la cual las estrellas implicadas no se destruyen por completo, y parte del material sigue brillando con gran intensidad. Las observaciones fueron realizadas sobre fines de 2022 con el Telescopio Hiltner en el Observatorio MDM, en Arizona. 

El nuevo trabajo, presentado recientemente en la reunión 241 de la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS) y que fue enviado para su próxima publicación en la revista The Astrophysical Journal Letters, coincide con un estudio previo realizado en 2019 por investigadores rusos, que también concluyó que las emisiones generadas en la nebulosa Pa 30 son el resultado de la colisión de dos enanas blancas, estrellas tenues y extremadamente densas que atraviesan la etapa final de sus vidas, alcanzando el tamaño de la Tierra pero conteniendo una masa similar a la del Sol.

Video: presentación del trabajo de investigación en la Reunión 241 de la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS), en el marco de una conferencia de prensa el pasado 12 de enero. Créditos: AAS Press Office / YouTube.

Un intenso estallido cósmico

Todo indica que una “estrella invasora” colisionó contra otra similar en el área de la nebulosa Pa 30 en el siglo XII, generando un violento estallido cósmico cuyo brillo pudo apreciarse en la Tierra a lo largo de seis meses. Ahora, los científicos han logrado apreciar los restos de esa colisión en la nebulosa Pa 30, en el marco de una estructura que viaja por el cosmos a casi 4 millones de kilómetros por hora y registra intensas emisiones, desde una estrella muy inusual posicionada en su centro: este sería precisamente el material “vivo” que ha quedado luego de la inusual supernova “Iax”.

El tamaño de Pa 30 y la velocidad a la que se expande coinciden con las observaciones de astrónomos chinos y japoneses sobre el año 1181, confirmando que el evento observado son los restos de la explosión que tuvo lugar hace más de 8 siglos, y que en ese momento fue identificada como una “estrella muy brillante” que apareció repentinamente en la constelación de Casiopea. Las imágenes capturadas por Fesen de la estructura y la luminosidad de la nebulosa no solo proporcionan la estimación más precisa hasta el momento de su edad, sino que también podrían mejorar los conocimientos y los modelos existentes a la fecha en torno a estas violentas fusiones de enanas blancas.