Biología molecular / Genética

La educación mejora la salud intestinal

Se trata de una nueva y fuerte evidencia de los intensos vínculos entre el cerebro y el intestino, una estrecha relación que los especialistas han denominado como eje intestino-cerebro

La educación nos hace mejores personas en múltiples sentidos, pero ahora un nuevo estudio también la relaciona con una mayor salud intestinal.

La educación nos hace mejores personas en múltiples sentidos, pero ahora un nuevo estudio también la relaciona con una mayor salud intestinal. / Crédito: Silvia en Pixabay.

Pablo Javier Piacente

Los resultados de un nuevo estudio respaldan a la educación como una posible vía para reducir el riesgo de trastornos intestinales, por ejemplo fomentando un mayor logro educativo o un posible aumento en la duración de la escolaridad. Los investigadores creen que el entrenamiento cognitivo puede contribuir a un mayor nivel de inteligencia, lo que podría conducir a mejores resultados de salud, incluido un menor riesgo de trastornos intestinales.

Una nueva investigación realizada en el Center for Precision Health (CPH) de la Universidad Edith Cowan (ECU), en Australia, ha encontrado claros indicios en torno a que una mejor educación tiene una fuerte correlación genética y una asociación causal protectora con varios trastornos intestinales. El estudio se basó en un trabajo previo, que había hallado fuertes vínculos genéticos entre la salud intestinal y las enfermedades neurodegenerativas, como por ejemplo el Alzheimer. Ahora, los científicos han avanzado un paso más al identificar una relación causal entre ambos aspectos.

Relación directa entre el entrenamiento cognitivo y la salud intestinal

De acuerdo a una nota de prensa, los investigadores creen que los resultados del nuevo estudio, publicado recientemente en la revista International Journal of Molecular Sciences, son una muestra más de la trascendencia del eje intestino-cerebro en la salud humana. Ya son conocidos los puntos de contacto entre la microbiota intestinal, el conjunto o comunidad de bacterias que viven en el intestino humano, con la salud integral de una persona o incluso su estado de ánimo. Sin embargo, la investigación liderada por Emmanuel Adewuyi parece haber descubierto una relación directa entre el entrenamiento cognitivo y la salud intestinal.

Los especialistas concluyeron que los trastornos intestinales y la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, no solo pueden compartir una predisposición genética común, sino que también pueden verse influenciados de manera similar por las variaciones genéticas que sustentan el logro educativo. Esto sugiere que una superación cognitiva o un entrenamiento cerebral más intenso no solo repercutirían positivamente en el cerebro o en la protección contra las enfermedades neurodegenerativas, sino que también reducirían el riesgo de desarrollar patologías intestinales

En el marco de un estudio a gran escala, los científicos australianos examinaron la información genética de más de 766.000 personas, con énfasis en el Alzheimer, los rasgos cognitivos y los trastornos intestinales, incluyendo entre estos a la enfermedad de úlcera péptica (PUD), la gastritis-duodenitis, la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), el síndrome del intestino irritable, la diverticulosis y la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).

Más educación es más salud

En concreto, comprobaron que niveles más altos de educación y funcionamiento cognitivo reducían el riesgo de trastornos intestinales. Los investigadores concluyeron que existe una correlación genética global inversa fuerte y altamente significativa entre los rasgos cognitivos y una amplia variedad de trastornos del tracto gastrointestinal (GIT)

De esta manera, los resultados respaldan a la educación como una posible vía para reducir el riesgo de trastornos intestinales: en otras palabras, las políticas destinadas a aumentar el logro educativo o el entrenamiento cognitivo pueden derivar en un mayor nivel de inteligencia, lo que podría conducir a mejores resultados de salud, entre ellos una importante disminución en el riesgo de trastornos intestinales. 

Por último, los científicos remarcaron la identificación de una mayor incidencia conjunta de demencia y ERGE, un dato que podría ayudar a concretar diagnósticos más tempranos y posibles tratamientos. La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) podría ser un factor de riesgo para el deterioro cognitivo: el descubrimiento de los signos o síntomas de disfunción cognitiva en los pacientes que presentan este trastorno intestinal podría acelerar los diagnósticos y abordajes terapéuticos.

Referencia

Relationship of Cognition and Alzheimer’s Disease with Gastrointestinal Tract Disorders: A Large-Scale Genetic Overlap and Mendelian Randomisation Analysis. Emmanuel O. Adewuyi et al. International Journal of Molecular Sciences (2022). DOI:https://doi.org/10.3390/ijms232416199