Biología evolutiva

La IA está provocando una inédita transición evolutiva en la especie humana

Los humanos y la Inteligencia Artificial están constituyéndose en entidades simbióticas que se apoyan recíprocamente

¿Formarán los humanos y la IA más y más unidades simbióticas en el futuro?

¿Formarán los humanos y la IA más y más unidades simbióticas en el futuro? / © Pablo B Rainey.

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe

Hay evidencias de transiciones evolutivas en las relaciones entre humanos y la Inteligencia Artificial que pueden cambiar la naturaleza de nuestra especie y alumbrar una humanidad potenciada con IA que habría sido construida sin andamios genéticos.

Las transiciones evolutivas en la individualidad (ETI) son eventos de gran importancia en la historia de la vida. Comienzan con entidades de nivel inferior (partículas) que se completan cuando las entidades de nivel superior (colectivos) adquieren propiedades suficientes para participar directamente en el proceso de evolución por selección natural.

Las ETI más significativas se refieren a la evolución de los cromosomas (a partir de los genes), de la célula eucariota (con núcleo celular que contiene el material genético) a partir de las simples procariotas, y de la multicelularidad, una forma de organización biológica en la que cada una de las células unicelulares adquiere una actividad más compleja que la que tenía por separado.

Ahora, el profesor Paul B. Rainey, del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva en Plön (Alemania), recurre al concepto ETI para asegurar que son previsibles futuras transiciones evolutivas de la individualidad entre humanos y la Inteligencia Artificial (IA).

Transiciones inminentes

En un artículo de opinión publicado en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B, Rainey considera que nuevas ETIs son “inminentemente realizables” en nuestra especie.

Parte de la base de lo ya conocido: que las células eucariotas provienen de la agrupación y coordinación de varias procariotas que perdieron la individualidad para constituir una estructura nueva mucho más rica y compleja.

También tiene en cuenta lo que ocurrió en el pasado con los organismos pluricelulares (plantas y los animales): las células unicelulares se agruparon para constituir un individuo más complejo.

Según Rainey, algo parecido puede estar ocurriendo en la actualidad en la evolución de la vida y afecta especialmente a los seres humanos.

Gran transición evolutiva

Asume que la capacitación genética para gestionar niveles más complejos de organización, que ha posibilitado transiciones evolutivas de la individualidad de plantas y animales, puede adquirirse no solo por causas biológicas, sino también por estructuras ecológicas y prácticas culturales específicas, una idea que ha estado presente desde hace tiempo en la literatura científica.

Esta literatura asume que los cambios en la forma en la que se almacena y transmite la información está el origen de la proeza evolutiva humana, y que los cambios que se operan en la tecnología y la cultura amplifican el efecto evolutivo derivado del almacenamiento y transmisión de la información.

Rayney considera que, en virtud de ese proceso ya reconocido científicamente, los humanos estaríamos experimentando en la actualidad otra gran transición evolutiva.

La fusión entre humanos e Inteligencia provoca un salto evolutivo.

La fusión entre humanos e Inteligencia provoca un salto evolutivo. / Peace,love,happiness en Pixabay.

Simbiosis activa

Esa transición humana la propone Rayney considerando que un factor clave de la evolución, la herencia genética, se está operando en la simbiosis que ya existe entre humanos e IA.

Considera que la herencia existe desde que la reproducción de dispositivos de IA no requiere más que la transferencia de algoritmos de los dispositivos de IA de los padres, a los dispositivos que se asignan a la descendencia de dispositivos IA.

Esta copia simple, combinada con las estructuras sociales que requieren que los humanos lleven dispositivos de IA cada vez más sofisticados, asegura una variación hereditaria en la aptitud al nivel de ambos socios que interactúan, según Rayney.

De esta forma, la descendencia hereda las interacciones que afectan a la aptitud física, tanto de los humanos como de los dispositivos de IA, consagrando así un nuevo momento evolutivo de la vida, señala Rayney en su artículo.

Nueva historia humana

sin andamios genéticos

Este nuevo momento evolutivo provocará que los humanos y la IA se conviertan en entidades simbióticas, de la misma forma que las células procariotas se convirtieron en eucariotas, o que las células simples se volvieron complejas.

Considera en consecuencia que humanos e inteligencia artificial, juntos, pueden volverse mucho más significativos que si permanecieran separados y aislados en sus respectivos espacios evolutivos.

Esa simbiosis entre humanos e IA provocará, según Rayney, que el futuro evolutivo de nuestra especie se entrelace irrevocablemente con ese componente evolutivo sintético que es la IA.

Rayney concluye su teoría llamando la atención sobre la inmediatez de tales transiciones y expresando su preocupación por las posibilidades de manipulación malévola de la simbiosis evolutiva entre humanos e IA en la que, asegura, ya estamos inmersos.

Referencia

Major evolutionary transitions in individuality between humans and AI. Paul B. Rainey, Phil. Trans. R. Soc. B, 378 20210408 20210408. DOI:http://doi.org/10.1098/rstb.2021.0408