Microbiología

El Monte Everest acumula microbios dejados por humanos que pueden perdurar siglos

Las firmas humanas congeladas en el microbioma del Everest permanecen en estado latente: un ínfimo rayo de luz solar puede activarlas

Uno de los sectores que los escaladores atraviesan para ascender hacia la cima del majestuoso Monte Everest.

Uno de los sectores que los escaladores atraviesan para ascender hacia la cima del majestuoso Monte Everest. / Crédito: Eric Daft, National Geographic.

Pablo Javier Piacente

Más de 800 escaladores suben el pico más alto del mundo cada año: están dejando en el Monte Everest un legado congelado de microbios resistentes, que pueden soportar condiciones adversas como temperaturas extremas a una gran altitud, permaneciendo inactivos en el suelo durante décadas o incluso siglos. Esta resistencia microbiana podría repetirse en otros planetas o lunas frías, dando una pista a los investigadores en la búsqueda de vida extraterrestre.

Un equipo científico dirigido por la Universidad de Colorado en Boulder, en Estados Unidos, ha logrado identificar gran parte de la comunidad microbiana existente en el Monte Everest, en ambientes ubicados a más de 7.900 metros sobre el nivel del mar. En ese contexto, descubrieron microbios que son comunes en el cuerpo humano y que llegaron a ese lugar gracias a la gran cantidad de escaladores que intentan el ascenso cada año: las especies, acostumbradas a vivir en temperaturas cálidas, se adaptan y sobreviven en ese escenario extremo, pudiendo permanecer en estado latente durante siglos. 

Microbios en ambientes extremos

A casi 8.000 metros de altura, en las montañas del Himalaya, la pendiente rocosa entre el Monte Everest y su pico hermano, el Lhotse, es un área azotada por el viento y libre de nieve, por lo menos en el momento en que cada año cientos de aventureros arman su campamento final, antes de intentar escalar el pico más alto del mundo desde el lado sureste. En su cenit, el Everest alcanza los 8.848 metros sobre el nivel del mar. 

Ese sitio de descanso a 7.900 metros, llamado South Col, fue el elegido por los investigadores estadounidenses para estudiar la comunidad microbiana del Everest. Los científicos analizan la criobiosfera, o sea las regiones frías de la Tierra y los límites de la vida en estos ambientes extremos. Han tomado muestras de suelos en todos los rincones del planeta, desde la Antártida y los Andes hasta el Himalaya y el alto Ártico. 

De acuerdo a una nota de prensa, por lo general los microbios asociados con humanos no aparecen en estos lugares, por lo menos en la medida en que aparecieron en las muestras recientes del Everest. Según el nuevo estudio, publicado recientemente en la revista científica Arctic, Antarctic, and Alpine Research, la gran afluencia de escaladores, que supera los 800 cada año, explicaría por qué estos microbios que conviven con el ser humano han proliferado en estos ambientes inhóspitos

La mayor parte de las secuencias de ADN microbiano que encontraron estaban relacionadas con organismos resistentes o "extremofílicos", detectados con anterioridad en otros sitios de gran altitud, principalmente en los Andes y la Antártida. Sin embargo, al mismo tiempo hallaron el ADN microbiano de algunos organismos fuertemente asociados con los humanos, como por ejemplo Staphylococcus, una de las bacterias más comunes de la piel y la nariz, o Streptococcus, un género que domina los ambientes húmedos y cálidos de la boca humana. 

Una capacidad de adaptación especial

No es sorprendente haberlos hallado, ya que los microorganismos están por todos lados e incluso pueden trasladarse por el aire. Sin embargo, lo que llamó la atención de los investigadores fue la cantidad o proporción de microbios relacionados con el ser humano, confirmando que su llegada está relacionada con los escaladores y aventureros y, al mismo tiempo, su capacidad para adaptarse y sobrevivir en esas condiciones extremas.

Los científicos explicaron que, a gran altura, los microbios habitualmente perecen por la luz ultravioleta, las bajas temperaturas y la escasa disponibilidad de agua. Sin embargo, algunas especies parecen haber desarrollado una capacidad de adaptación especial, que les permite mantenerse vivos, pero en un estado inactivo o latente, durante siglos. 

Cuando momentáneamente reciben alguna “ayuda” del ambiente, como por ejemplo un breve rayo de luz solar, pueden abandonar por un corto tiempo su estado de “hibernación”, para luego volver a quedar inactivos. Según los especialistas, esta sorprendente capacidad debería ser considerada cuando se exploren otros mundos con características similares, que podrían llegar a esconder algún tipo de vida microbiana extraterrestre.

Referencia

Genetic analysis of the frozen microbiome at 7900 m a.s.l., on the South Col of Sagarmatha (Mount Everest). Nicholas B. Dragone et al. Arctic, Antarctic, and Alpine Research (2023). DOI:https://doi.org/10.1080/15230430.2023.2164999