Política científica

El Instituto de Oceanografía se ha convertido en el Ave Fénix de la ciencia española

Una profunda reorganización le ha llevado a funcionar de forma unificada y descentralizada tras su integración en el CSIC

El IEO realiza una intensa labor investigadora sobre los océanos.

El IEO realiza una intensa labor investigadora sobre los océanos. / Kim Birnie-Gauvin |Universidad Técnica de Dinamarca.

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe

El Instituto Español de Oceanografía ha vivido en los últimos tres años una metamorfosis que lo ha rescatado del colapso y lo ha convertido en un organismo del CSIC que funciona de forma unificada y descentralizada. Este cambio ha potenciado su capacidad investigadora y de asesoramiento gubernamental con resultados reconocidos y galardonados. Algo infrecuente que ha situado al IEO como referente en el campo de la gestión de la ciencia.

Hace unos años, el Instituto Español de Oceanografía (IEO) estaba al borde del colapso. A lo largo de su historia, después de su fundación en 1914, ha vivido dos momentos críticos. El primero, como consecuencia de la guerra civil que provocó primero su abandono y posteriormente su militarización.

El segundo momento crítico, ocurrido en  la presente década, se debió a una burocratización que casi termina, tanto con su labor investigadora sobre los océanos, así como con el asesoramiento al gobierno que el IEO le presta en todo lo relacionado con las aguas que bañan los más de 7.000 kilómetros de costa que rodean a España, desde el litoral hasta las 200 millas que limitan la zona económica española, e incluso más allá, ya que el IEO participa en los estudios científicos que podrán permitir la ampliación de esos límites ante la ONU, además de participar en los foros internacionales encargados del estudio y protección de las aguas internacionales.

Labor investigadora

mareas rojascuotas de pesca

También investiga, a petición de las autoridades, los efectos de catástrofes naturales –cualquiera que sea su origen- en el medio marino, como el vertido del Prestige o, recientemente, la erupción del volcán de La Palma. Además, ocasionalmente, apoya con su experiencia de trabajo en el mar al Ministerio del Interior, como fue el caso de la búsqueda de las niñas desaparecidas en Tenerife.

El IEO investiga asimismo técnicas de producción a escala preindustrial de peces y moluscos, así como la dinámica marina y de los procesos oceanográficos, la influencia de su variabilidad en el ecosistema marino y en el clima. Asimismo, analiza la biodiversidad y los hábitats y proporciona el asesoramiento científico para el establecimiento y gestión de áreas marinas protegidas en nuestras aguas, entre otros muchos asuntos. Una labor de investigación y asesoramiento fundamental para conocer y proteger el océano.

Del caos al éxito

Javier Tomás Ruiz Segura

Esa estrategia ha pasado por una profunda reorganización y descentralización del IEO, una institución que ejecuta anualmente entre 60 y 70 millones de presupuesto, en la que trabajan casi 800 personas, y que tiene una sede central en Madrid y nueve centros oceanográficos costeros. También dispone de cinco plantas de experimentación de cultivos marinos, con capacidad de sostener adultos de atún rojo, y la más moderna instrumentación para la exploración del mar y sus recursos.  Su flota oceanográfica cuenta por último con cuatro buques oceanográficos importantes, entre los que destacan los buques gemelos de 46 m. Ramón Margalef y Ángeles Alvariño, a los que pronto se unirá el Odón de Buen, que será la joya de la corona de la flota oceanográfica española y que se está construyendo en Vigo. Una institución compleja que no es fácil de gestionar.

Javier Ruiz, director del Instituto Español de Oceanografía.

Javier Ruiz, director del Instituto Español de Oceanografía. / IEO.

Javier Ruiz, director del IEO:

"Es algo excepcional que una institución científica reciba dos de las máximas condecoraciones civiles en el mismo año"


Javier, ¿cómo ha sido esta metamorfosis del IEO hacia una gestión más descentralizada?

El Instituto Español de Oceanografía tiene más de cien años de una historia en la que Madrid tuvo siempre el papel de aglutinar sus cuadros de mando. Al ser un órgano que tiene que dar servicios de asesoramiento a diversos ministerios, tener su sede en Madrid le permite una comunicación fluida con los diferentes departamentos ministeriales.

Sin embargo, esta centralización operativa, que obligaba a estos cuadros a estar físicamente en Madrid, se volvió muy rígida en el siglo XXI. Al estar el trabajo de campo del IEO desarrollado en sus nueve centros oceanográficos, es en ellos donde se encuentra también lo mejor de su capital humano.

¿A qué se debió la última crisis importante del IEO?

La creciente complejidad de procesos administrativos, junto con una centralización excesivamente rígida en Madrid, se fue haciendo cada vez más aguda con el desarrollo de la década del 2010 y se volvió critica al final de la misma con el completo colapso de su operatividad. El que entonces era un organismo público de investigación acumulaba deudas que impedían la operatividad de sus buques y de todos los trabajos que se desarrollaban en el IEO.

¿Qué medidas se adoptaron?

Ante esta situación, el Ministerio de Ciencia e Innovación (MICIN) tomo una decisión que fue determinante para dar una rápida solución a la situación y que concluyó con la publicación en marzo de 2021 de un real decreto que integraba al Instituto Español de Oceanografía como centro nacional en el Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC).

¿Qué supuso ese cambio?

La integración en el CSIC ha permitido al IEO dotarse de herramientas modernas para la gestión científica: un plan estratégico, vicedirecciones o departamentos científicos, junta de centro, claustro…

Además, con la ayuda del CSIC, el nuevo equipo directivo implementó con rapidez la política de distribuir las responsabilidades ejecutivas del IEO en donde se encontraba el mejor capital humano para desarrollarla.

Se apoyó para ello en las nuevas tecnologías, que se mostraron especialmente potentes en la época del COVID en la que se desarrolló este proceso, para implementar un sistema que inicialmente estaba concentrado en Madrid y que ahora se encuentra distribuido por Madrid, Vigo, A Coruña, Santander, Gijón, Palma de Mallorca, Murcia, Málaga, Cádiz y Tenerife. A modo de ejemplo, las diferentes jefaturas de área, que son esenciales en la relación con ministerios como el MAPA o el MITERD, anteriormente tenían su sede en Madrid ahora están distribuidas entre Santander y Murcia.

¿Qué se ha logrado con esta reorganización?

Este cambio ha optimizado el contacto frecuente con los ministerios a los que el IEO presta servicios, que se desarrollan con el apoyo de todo el potencial humano que el IEO tiene distribuido en el conjunto del territorio español.

La decisión de funcionar de forma unificada pero completamente descentralizada se ha mostrado además tremendamente exitosa: ha supuesto el tránsito en un tiempo récord desde el caos en el que la institución se había instaurado a principios de 2020 a realizar su misión con tanta efectividad que en 2022 recibió dos importantes reconocimientos otorgados por su Majestad Felipe VI: la medalla al mérito de la Protección Civil en su categoría de Plata con distintivo Azul, y la Placa de la Orden Civil del Mérito Agrario, Pesquero y Alimentario, Sección Mérito Pesquero en su categoría de Oro.

Es absolutamente excepcional que una institución científica reciba dos de las máximas condecoraciones civiles que ofrece nuestro país en el mismo año. Es el resultado de los importantes servicios de apoyo científico que prestó el IEO durante la crisis volcánica de La Palma y de su capacidad de proyectar sus avances científicos sobre ministerios como el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD) o el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

¿Qué proyectos se han puesto en marcha en esta nueva situación?

En estos momentos el IEO se encuentra inmerso en un ambicioso plan de infraestructuras que implica la construcción de un nuevo buque (Odón de Buen) que será el más grande y avanzado de la flota científica de nuestro país.

En breve se recepcionará asimismo un nuevo y excelente edificio en Málaga que dará un impulso a las ciencias marinas en un entorno tan emblemático como el mar de Alborán y el estrecho de Gibraltar.

Se está programando también un nuevo edificio para el laboratorio de Palma de Mallorca, mientras que el edificio de nuestro centro oceanográfico de Vigo recibirá asimismo importantes inversiones que le permitirán afrontar el siglo XXI con renovado impulso.

¿Qué balance haces de esta transición del IEO?

Ha sido una transición impresionante la que el IEO ha vivido desde la segunda mayor crisis que ha tenido desde su fundación en 1914, lo que le ha permitido acumular numerosos éxitos científicos y afrontar el futuro con optimismo.

Clave en este tránsito, como he dicho, ha sido la revolución descentralizadora, que ha permitido incorporar lo mejor que había en cada uno de sus diez centros para responder unificadamente a su propia organización interna y a los retos de conocimiento científico que necesita nuestra sociedad.