Nullius in verba (6)

¿Queremos convertir a la IA en el Dios del siglo XXI?

Como hicieron los genetistas en 1974, los tecnólogos de hoy deben detener esta locura y ponderar sus efectos

La Inteligencia Artificial puede desbordar las capacidades humanas y convertirnos en una especie dominada por sus criaturas.

La Inteligencia Artificial puede desbordar las capacidades humanas y convertirnos en una especie dominada por sus criaturas. / sujin soman en Pixabay.

EDUARDO COSTAS (científico) y EDUARDO MARTÍNEZ (periodista científico)

La Inteligencia Artificial puede alcanzar el mismo poder atribuido a Dios sobre la Tierra. Hace casi 50 años, la genética planteó un desafío parecido: crear superhombres, pero los científicos se plantaron por cuestiones éticas y el proyecto no se desarrolló. Ahora es el momento de hacer lo mismo con la potencialmente peligrosa IA.

Durante años Stephen Hawking alertó de que la inteligencia artificial (IA) terminaría destruyendo a la humanidad. En un mundo con diversos peligros emergentes (holocausto nuclear, cambio climático, pandemias…) el genial físico teórico estaba convencido de que el desarrollo de la IA era el peor de nuestros problemas.

Aseguraba que “la IA puede decidir rediseñarse por su propia cuenta llegando a un nivel muy superior a la nuestra, mientras los humanos, limitados por una lenta evolución biológica, no podremos competir con las máquinas y seremos superados”.

En este sentido, 1.000 de los mejores expertos en inteligencia artificial, así como importantes ejecutivos de la industria tecnológica (entre ellos Steve Wozniak, el gran técnico cofundador de Apple) pidieron el cese inmediato en el entrenamiento de los nuevos sistemas de inteligencia artificial durante una pausa de seis meses.

Pausa tecnológica

"Esta pausa debe ser pública y verificable, e incluir a todos los actores clave. Si tal pausa no se puede implementar rápidamente de forma voluntaria, los gobiernos deberían intervenir obligando a la suspensión”, escribieron.

Durante esos 6 meses la humanidad debería reflexionar sobre lo que quiere hacer con la IA y tomar decisiones vinculantes.

En una carta abierta emitida por la organización sin ánimo de lucro Future of Life Institute, estos expertos aseguran que los laboratorios que trabajan en IA están en "una carrera fuera de control para desarrollar e implementar mentes digitales cada vez más poderosas, de modo que nadie, ni siquiera sus creadores, pueden comprenderlas, predecirlas o controlarlas de forma fiable”.

Coinciden con Hawking en que la IA es una de las amenazas más letales a las que se ha enfrentado la humanidad. Y se plantean la inquietante pregunta: "¿Deberíamos desarrollar mentes no humanas que eventualmente podrían superarnos en número, ser más inteligentes, dejarnos obsoletos y reemplazarnos?”.

Imagen de IA generada por el polémico ChatGPT.

Imagen de IA generada por el polémico ChatGPT. / Alexandra_Koch en Pixabay.

Precedente de la genética

Es una pregunta relevante que recuerda a la que se plantearon los genetistas a principios de los años 70. En ese momento, el ingente desarrollo de la genética asustó a los científicos. Empleando técnicas de ingeniería genética y de selección artificial se podrían obtener “superhumanos” en unos cuantos años.

Los genetistas se asustaron ante las posibilidades de diseñar una nueva raza de seres humanos genéticamente mejorados, muchísimo más inteligentes, fuertes, sanos y longevos. ¿Terminarían estos superhombres convirtiendo a los humanos “normales” en individuos de segunda, esclavizados o prescindibles? Por entonces, la biología había alcanzado el desarrollo suficiente para permitir que los humanos saltasen en unos pocos años sus límites evolutivos.

Pero los genetistas tomaron una decisión. No seguir por ahí. Se pusieron límites inspirados en “Primum non nocere” (lo primero no hacer daño). Se trazaron líneas rojas que jamás se traspasaron.

Han pasado casi 50 años de estos límites a la investigación en genética humana. Sin ellos lo más probable es que hoy en día los humanos mejorados genéticamente ya hubiesen alcanzado capacidades ingentes, tanto que nadie se estaría planteando desarrollar la IA, pues la inteligencia de estos superhombres sería mucho mayor.

Pero gracias a que en 1974 los genetistas decidieron poner límites muy rigurosos ala desarrollo de determinadas investigaciones, los humanos corrientes como nosotros no sobrevivimos como una simple curiosidad de zoológico o estamos en una lista de especies protegidas, elaborada por superhombres surgidos de nuestra inteligencia humana.

Peligros de la IA sin control

Tal vez esto parezca lógico desde una perspectiva militar. Pero que la decisión de desatar un holocausto nuclear quede en manos de una sistema de IA avanzado no resulta en absoluto tranquilizador.

Numerosos expertos argumentan que los sistemas de inteligencia artificial pueden generar información errónea que pondría en peligro a las democracias favoreciendo regímenes autocráticos.

Existe una gran preocupación sobre cómo ChatGPT y otros chatbots similares podrían engañar y manipular a la gente. La carta firmada por los 1.000 expertos en IA afirma que "una superinteligencia desalineada podría causar un daño grave al mundo; un régimen autocrático con una superinteligencia decisiva podría hacer eso también”.

Otros efectos colaterales

Hay otras cosas a tener en cuenta, un informe reciente de Goldman Sachs señala que la inteligencia artificial podría terminar con más de 300 millones de empleos cualificados en Occidente.

La IA podría llegar a reemplazar al menos un 25% de las tareas laborales de más alta cualificación en EE.UU y Europa en la próxima década. Es difícil predecir el efecto de la IA en el mercado laboral, pero podría suponer el mayor impacto que jamás haya tenido una tecnología.

Por otro lado, millones de personas han usado ChatGPT desde su lanzamiento a finales de 2022. Sin embargo, el “Bureau Européen des Unions de Consommateurs” un grupo que agrupa a 46 organizaciones de defensa de los consumidores de 32 países, pidió que se investigue a ChatGPT y otros sistemas similares de IA por manipulación y violación de datos. Algo similar ha ocurrido en EE. UU.

Primeras reacciones

Desde entonces diversos países han presentado propuestas de regulación de la IA. China ha prohibido tajantemente el uso de estos sistemas. Italia se ha convertido en el primer país de Europa que bloquea el acceso a ChatGPT. Su organismo regulador investiga cómo ChatGPT incurrió en una violación de datos relacionada con las conversaciones de los usuarios.

Por el contrario, el Reino Unido ya descartó crear un organismo que regule la inteligencia artificial.

Para muchos expertos, la IA llevará a los humanos a un máximo de desigualdad. El talento y el esfuerzo ya no serán necesarios. Todo dependerá del dinero del que disponga la familia en la que hayamos nacido.

Dios artificial

Algunos de los magnates de la IA pretenden pasar toda su consciencia y recuerdos a una máquina que los convierta en inmortales.

Hawking aseguraba que “desarrollar la inteligencia artificial solo augura el fin de la raza humana”.

Pero en 1971 la banda de rock Jethro Tull cantaba en su LP Aqualum: “Al principio, el Hombre creó a Dios; y lo creó a su imagen y semejanza. Y el Hombre dio a Dios multitud de nombres, y el poder de que fuera el Señor de toda la tierra”.

En nuestra mano está el otorgar, o no, ese poder a la Inteligencia Artificial.

LOS PODERES, BAJO LA MIRADA CIENTÍFICA

•   Artículos para entender lo que nos pasa desde una óptica rigurosa

 

Nuestra vida cotidiana transcurre en un mundo extremadamente complejo. Entenderlo nos plantea un extraordinario reto intelectual. Los análisis dialécticos clásicos, por más elaborados que resulten, no parecen ser suficientemente capaces de explicarlo.

Mientras aumenta enormemente la dificultad de los desafíos a los que se enfrenta la humanidad, cada vez hay más adeptos incondicionales de las ideologías simples polarizadas en extremo. Numerosos bulos y fake news, teorías de la conspiración, a cuál más irracional, se abren paso atrayendo a decenas de millones de personas.

Algunas de estas creencias son simplemente ridículas (por ejemplo, el terraplanismo). Pero otras (antivacunas, negacionistas del cambio climático, etc.) dificultan sobremanera la solución a retos de los cuales depende el futuro de nuestra especie.

En medio de este panorama debemos plantearnos cuán acertadas son nuestras opiniones, pero -sobretodo- cuán acertadas son nuestras decisiones.

No es una mera curiosidad académica. Interpretar lo mejor posible la realidad que nos rodea nos permite tomar buenas decisiones, algo esencial si queremos construirnos una buena vida y conseguir que la sociedad vaya mejor.

Tal vez sea hora de abordar la realidad desde un enfoque diferente.

Conocimientos para analizar la realidad

La ciencia experimental nos ha proporcionado el conocimiento más completo y fiable del que dispone la humanidad. A base de responder preguntas aplicando rigurosamente el método científico experimental, hemos conseguido proezas tales como desvelar cuál fue el origen de nuestro universo, datar con precisión cuando ocurrió, revelar la naturaleza íntima de la materia y la energía, describir lo que ocurre a velocidades próximas a la de la luz, desentrañar los misterios de la relatividad y de la mecánica cuántica, liberar la energía del átomo…

Hemos podido comprender también la esencia de la vida, descifrando el complejo funcionamiento de su maquinaria molecular y la manera en que evolucionan los organismos, escribiendo una crónica detallada de la biodiversidad durante los últimos 3.500 millones de años.

Incluso nos aproximamos a la comprensión de la base material de nuestra propia consciencia y desarrollamos inteligencia artificial sobre soportes materiales no biológicos.

La ciencia triplicó nuestra esperanza de vida y nos permitió unos estándares de bienestar material impensables durante la mayor parte de nuestra existencia como especie. Por primera vez en nuestra historia no vivimos cubiertos de parásitos, tenemos analgésicos y no estamos muchos de nosotros permanentemente hambrientos.

Mejorar nuestras opciones

Si la ciencia experimental consiguió tan gigantescos logros, también podrá explicar certeramente lo que pasa en nuestra vida cotidiana, proporcionar una visión mejor de la política o la economía y ayudarnos a acertar en nuestras previsiones.

Decía Carl Sagan que una buena manera de entendernos a nosotros mismos es realizar un experimento mental imaginando que unos extraterrestres extremadamente inteligentes, tremendamente avanzados a nivel tecnológico, que para adquirir sus conocimientos solo siguen un razonamiento científico-matemático extremadamente riguroso: nos estudian a distancia sin interferir en nada con nosotros.

De hecho, ni siquiera sabríamos que nos están estudiando. Nada saben de nosotros, ni de nuestra historia, ni de nuestras ideologías, creencias o religiones. Simplemente nos analizan sin prejuicios solo en base al método científico. ¿A que conclusiones llegarían?

Eduardo Costas, científico profesional, catedrático y académico, y Eduardo Martinez de la Fe, periodista científico con una larga trayectoria, colaboran desde hace años en diversos proyectos de divulgación científica.

Ahora asumen un nuevo reto: analizar, aplicando rigurosamente el método científico, diversos problemas a los que nos enfrentamos en la actualidad, intentando sacar las consecuencias necesarias que nos ayuden a mejorar la vida.

Es un objetivo ambicioso que afrontamos con total humildad intelectual.

Certezas basadas en evidencias

El nombre elegido para esta nueva sección es Nullius in verba, que puede traducirse del latín como “no confíes en la palabra de nadie” y que tiene un gran significado en la historia de la ciencia. Es el lema de la Royal Society, la sociedad científica que cambió nuestra historia al resultar clave para el desarrollo del mundo moderno.

Resume nuestro objetivo con esta serie de artículos de entender la vida cotidiana desde una perspectiva científica. La búsqueda de la verdad debe dejar de lado las presiones políticas, sociales o religiosas y sustentarse en hechos demostrables en vez de en la palabra, la autoridad o la fama de alguien.

Trataremos desde este enfoque temas de actualidad que a todos nos preocupan (políticos, jueces, emigración, economía…). Nos ayudará a entender. Nos ayudará a acertar en nuestras decisiones en estos tiempos de gran incertidumbre.

En los albores del siglo XX, Ortega y Gasset reflejó este momento incertidumbre con una fase célebre: no sabemos lo que nos pasa y eso es lo que pasa. Nosotros añadimos: aunque seguimos sin entender muy bien lo que pasa, queremos entender por qué nos pasa. Como veremos, las herramientas científicas son tremendamente útiles para conseguirlo.

 

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