Espeleología

La humanidad lleva 41.000 años paseándose por la Cueva de Nerja

Es el monumento con Arte Paleolítico de Europa con mayor número de visitas durante la Prehistoria

La investigación ha sido posible gracias al manejo de las últimas técnicas de datación de los carbones y restos de humo fosilizado en las estalagmitas de la cueva de Nerja.

La investigación ha sido posible gracias al manejo de las últimas técnicas de datación de los carbones y restos de humo fosilizado en las estalagmitas de la cueva de Nerja. / Pixabay.

Redacción T21

La Cueva de Nerja, en Málaga, mundialmente conocida por su arte paleolítico, estuvo ocupada por humanos hace 41.000 años, 10.000 años antes de lo que se pensaba hasta ahora. Algunos grupos entraron en la cueva cada, aproximadamente, 35 años y la convirtieron en la más visitada de la Prehistoria.

Una investigación de la Universidad de Córdoba ha comprobado que los humanos estuvieron en la Cueva de Nerja, conocida por su arte paleolítico, 10.000 años antes de lo que se creía.

El grado de precisión se ha logrado mediante una técnica denominada ‘arqueología del humo’: el hollín y el carbón fosilizados de las antorchas de más de 8.000 años han permitido reconstruir la historia de la Cueva de Nerja.

En un artículo publicado en Scientific Reports, los autores de esta investigación han demostrado que la humanidad lleva paseándose por esta cueva desde hace 41.000 años, que se ha convertido en la cueva con arte paleolítico de Europa con mayor número de visitas recurrentes a su interior durante la Prehistoria.

Este estudio ha documentado 35.000 años de visitas a la Cueva de Nerja en 73 fases diferentes, constatando al menos 64 incursiones humanas distintas, con un promedio de una visita cada 35 años durante el Neolítico.

Arqueología del humo

Semejante nivel de detalle de conocimiento se ha alcanzado gracias al uso de las últimas técnicas de datación de los carbones y restos de humo fosilizado en las estalagmitas de la cueva de Nerja.

Es lo que se llama ‘arqueología del humo’ y consiste en una nueva técnica que ha desarrollado Marian Medina, autora principal del estudio, que lleva más de una década reconstruyendo la prehistoria europea, mediante el rastreo de vestigios de antorchas, fogatas y humo en cuevas españolas y francesas.

Medina destaca especialmente la información que la microscopía electrónica de transmisión y las técnicas de datación del carbono 14 pueden brindar sobre los rituales y modos de vida del ser humano.

María Medina en la Cueva de Navarro (Málaga).

María Medina en la Cueva de Navarro (Málaga). / Universidad de Córdoba.

El uso simbólico del fuego

En el estudio se presentan 68 dataciones, 48 inéditas, de las zonas profundas de la cueva y que contienen arte paleolítico. Asimismo, se detalla la localización de evidencias de cronoculturas no registradas hasta el momento en la cavidad.

Esta investigación interpreta, a partir de la información obtenida a través del microscopio, la manera en la que pudieron haberse movido las antorchas, infiriendo de ello el uso simbólico y escenográfico que los humanos de entonces pudieron haber dado al fuego.

“Las pinturas prehistóricas eran vistas con la luz parpadeante de las llamas, lo que les podía dar cierta sensación de movimiento y calidez a las figuras”, explica Medina en un comunicado.

Por último, subraya también el uso funerario de la cueva de Nerja en la última etapa de la prehistoria, durante miles de años, e insiste en que “aún queda mucho por revelarnos sobre cómo fuimos”.

Prehistoria mediterránea

La cueva de Nerja (Málaga, Andalucía) es uno de los principales yacimientos para el estudio de los grupos prehistóricos del Mediterráneo occidental. Con una extensión de casi 5 kilómetros, es una de las principales atracciones turísticas de España.

En febrero de 2012 se anunció que posiblemente se habían descubierto en la Cueva de Nerja pinturas rupestres neandertales fechadas en 42.000 años.

Un año después se descubrieron asimismo en la misma cueva restos arqueológicos de balanos, unos pequeños crustáceos que viven en la piel de las ballenas, que permitieron deducir que nuestros antecesores se alimentaban del gran cetáceo azul.

Referencia

35,000 years of recurrent visits inside Nerja cave (Andalusia, Spain) based on charcoals and soot micro-layers analyses. Mª Ángeles Medina-Alcaide et al. Scientific Reports volume 13, Article number: 5901 (2023). DOI: https://doi.org/10.1038/s41598-023-32544-1