Astronomía / Ciencias Planetarias

Los anillos de Saturno son jóvenes y fugaces

No estuvieron alrededor de Saturno durante más del 90 % de su existencia

Una vista del hemisferio norte de Saturno en 2016.

Una vista del hemisferio norte de Saturno en 2016. / Créditos: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute.

Pablo Javier Piacente

Los anillos de Saturno son una de las joyas del Sistema Solar, pero un nuevo estudio sugiere que son mucho más jóvenes de lo que pensábamos y que su existencia es fugaz. Los científicos estiman que tienen entre 400 y 100 millones de años, una pequeña fracción de la edad del Sistema Solar, y que podrían esfumarse en otros 100 millones de años.

Utilizando datos del Cosmic Dust Analyzer (CDA), uno de los instrumentos a bordo de la nave espacial robótica Cassini-Huygens de la NASA, que estudió Saturno entre 2004 y 2017, un equipo de científicos liderado por la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, y la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, concluyó en una nueva investigación que los anillos de Saturno no tienen más de 400 millones de años, y que incluso pueden ser aún más jóvenes, teniendo quizás una edad de solo 100 millones de años.

Un suspiro en la historia del Sistema Solar

Aunque pueden parecer largas escalas de tiempo, en realidad son menos de una décima parte de la edad del Sistema Solar, que se estima en 4.500 millones de años. Los investigadores llegaron a esta conclusión luego de analizar los recuentos actuales de polvo en el espacio alrededor de Saturno, comparándolos con la masa estimada de material polvoriento oscuro en los anillos. 

En el nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Science Advances, los científicos también revelaron que los anillos no se formaron al mismo tiempo que Saturno o los otros planetas. Son, en términos cosmológicos, una "adición" reciente al Sistema Solar. En función de los tiempos indicados, no estuvieron presentes durante más del 90 % de la existencia de Saturno.

“Nuestra conclusión ineludible es que los anillos de Saturno deben ser relativamente jóvenes según los estándares astronómicos, solo unos cientos de millones de años. Si observas el sistema de satélites de Saturno, hay otros indicios de que algo dramático sucedió allí en los últimos cientos de millones de años", indicó en una nota de prensa el astrónomo Richard Durisen, uno de los autores del nuevo trabajo científico.

Vale recordar que los anillos de Saturno fueron observados por primera vez en 1610 por el astrónomo Galileo Galilei, quien los describió inicialmente como dos planetas más pequeños. En 1659, el astrónomo holandés Christiaan Huygens fue el primero en describirlos como un sistema de anillos que no tocaban al planeta.

Según un artículo publicado en The Conversation, en medio del material helado de Saturno existen depósitos de polvo espacial y granos de material rocoso, que al acumularse fueron conformando con el tiempo a los anillos. Este material llega a ese lugar del cosmos por efecto de la atracción gravitatoria de Saturno, que posee un gran "pozo de gravedad" motivado por su enorme masa, que corresponde a 95 veces la de la Tierra.

Destinados a desaparecer

Los anillos de Saturno se extienden por una gran área de espacio: cuando pasa el polvo espacial y el material rocoso que cae, puede chocar con partículas heladas en los anillos. Con el tiempo, el polvo oscurece gradualmente los anillos y aumenta su masa.

Sin embargo, los científicos también descubrieron cuánto hielo y polvo se pierde de los anillos con el tiempo. En un estudio previo, demostraron que aproximadamente una piscina olímpica de masa de los anillos se pierde en la atmósfera de Saturno cada media hora.

De acuerdo a esta tasa de flujo, los investigadores estimaron que, dada su masa actual, los anillos probablemente desaparecerán en tan solo 100 millones de años. Estos hermosos anillos tienen una historia turbulenta y, a menos que se repongan de alguna manera, serán devorados por Saturno.

Referencia

Micrometeoroid infall onto Saturn’s rings constrains their age to no more than a few hundred million years. Sascha Kempf et al. Science Advances (2023). DOI:https://doi.org/10.1126/sciadv.adf8537

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