Paleobiología
Identifican microfósiles “problemáticos” de 200 millones de años de antigüedad
No son ni vegetales ni animales, ni tampoco bacterias u hongos, sino una "extraña fusión" de vida

Imágenes de microscopio óptico de quistes euglenoides: se originaron en el Holoceno y fueron identificados ahora en el lago Vouliagmeni, en Grecia. / Crédito: Andreas Koutsodendris.
Pablo Javier Piacente
Los misteriosos microfósiles, denominados euglenoides, desafían la comprensión científica: un grupo de investigadores ha estudiado y comparado elementos de diversas fuentes para establecer una historia evolutiva de 400 millones de años de estos extraños organismos, que podría arrojar luz sobre algunos de los enigmas de la vida que aún persisten.
Científicos holandeses, estadounidenses, británicos, alemanes y australianos publicaron recientemente un nuevo estudio en la revista Review of Palaeobotany and Palynology en el que arrojan luz sobre un grupo de microfósiles "problemáticos", que se han convertido en un misterio durante casi un siglo: los euglenoides.
Un misterio a resolver
Los euglenoides son un grupo de eucariotas unicelulares que obtienen energía tanto mediante la fotosíntesis, como una planta, como a través del consumo de otros seres, de la forma en que lo hacen los animales. Estos organismos acuáticos se separaron de otros eucariotas hace aproximadamente mil millones de años, pero a pesar de esto su registro fósil a lo largo de todo ese tiempo en la Tierra es escaso.
Ahora, el equipo internacional de científicos liderado por la Universidad de Utrecht, en Países Bajos, ha descubierto antiguos fósiles de euglenoides escondidos en un extenso cuerpo documental, compuesto por investigaciones científicas ya publicadas a lo largo de muchos años. Durante alrededor de un siglo, los fósiles con forma de concha fueron identificados erróneamente como posibles huevos de gusanos, quistes de algas o esporas de helechos, entre otros organismos.
De acuerdo a un artículo publicado en Science Alert, los fósiles realmente no encajaban en ninguna clasificación taxonómica, por lo que en 1962 los científicos los llamaron conchas de Pseudoschizaea. Con el paso del tiempo, no pudieron ser clasificados como plantas, animales, hongos o bacterias. Sus similitudes a lo largo de los años han confundido a los expertos, ya que estos fósiles abarcan inmensas líneas de tiempo, desde hace casi 500 millones de años hasta la actualidad.
Enquistamiento de euglenoide, un evento en el cual estos organismos comienzan a formar un quiste protector. Este estado suspendido de animación puede ayudarlos a superar todo tipo de cambios ambientales severos. Créditos: Protist Lab Films / YouTube.
La resiliencia de los euglenoides
En el nuevo estudio, los investigadores compararon quistes fósiles microscópicos en sedimentos de estanques de 200 millones de años de antigüedad, procedentes de núcleos perforados en Alemania y los Países Bajos, con restos mucho más antiguos del Paleozoico y mucho más jóvenes en lagos del Holoceno, en Grecia. Finalmente, analizaron ejemplares vivos en un estanque en Australia y, con todos estos datos, lograron establecer una historia evolutiva de 400 millones de años de los euglenoides.
Al revelar finalmente algunos de los secretos de esta antigua forma de vida casi inclasificable, los investigadores creen que podrán utilizar los microfósiles para realizar interpretaciones paleoambientales: según una nota de prensa, su abundancia en torno a dos de los mayores eventos de extinción masiva de los últimos 600 millones de años “es un signo revelador de algunos trastornos importantes en los continentes, relacionados con el aumento de las precipitaciones en condiciones climáticas extremas de efecto invernadero”, indicó Bas van de Schootbrugge, autor principal del nuevo estudio.
También confirmaron la causa por la cual los euglenoides han sobrevivido durante tanto tiempo en nuestro planeta. Se debe a su capacidad de enquistarse: cuando detectan un peligro o posible agresión del ambiente, desarrollan quistes que les sirven de protección, manteniéndose en un estado latente o de suspensión. Al superar el problema, regresan al estado activo. Además, en muchas ocasiones usan el período de enquistamiento para reproducirse.
Esta característica explica por qué estos organismos han soportado y sobrevivido a todas las grandes extinciones del planeta. A diferencia de otros organismos de gran tamaño, como por ejemplo los dinosaurios, que fueron destruidos por asteroides y cambios climáticos, estas pequeñas criaturas han resistido profundas crisis planetarias y siguen dejando su huella sobre la Tierra.
Referencia
Recognition of an extended record of euglenoid cysts: Implications for the end-Triassic mass extinction. Bas van de Schootbrugge et al. Review of Palaeobotany and Palynology (2024). DOI:https://doi.org/10.1016/j.revpalbo.2023.105043