Ciencia y salud
Un estudio demuestra que los paisajes naturales alivian el dolor físico más allá del efecto placebo
Los efectos analgésicos de la naturaleza provienen de cambios reales en el procesamiento neural y no simplemente de factores psicológicos

El contacto con los bosques alivia el dolor. / Agencias
Redacción T21
Un equipo de científicos ha descubierto que mirar escenas de naturaleza no solo 'distrae' del dolor, sino que literalmente reduce las señales de dolor que procesa tu cerebro. Este hallazgo revolucionario, publicado en Nature Communications, podría transformar cómo tratamos el dolor crónico sin recurrir a fármacos. La próxima vez que sientas dolor, la solución podría estar tan cerca como una ventana con vistas a un parque.
Un reciente estudio publicado en Nature Communications ha revelado evidencia significativa sobre los efectos analgésicos de la exposición a la naturaleza, demostrando que contemplar entornos naturales puede reducir considerablemente la percepción del dolor físico mediante la alteración del procesamiento neural relacionado con la nocicepción.
La investigación, desarrollada en Austria, representa un avance importante en nuestra comprensión de cómo la naturaleza influye en nuestro bienestar físico. El estudio involucró a 49 participantes, quienes fueron sometidos a resonancias magnéticas funcionales (fMRI) mientras experimentaban estímulos de dolor controlados. Durante este proceso, los sujetos fueron expuestos a tres entornos visuales distintos: un escenario natural con un lago rodeado de árboles, un entorno urbano con edificios junto al mismo lago, y un ambiente interior de oficina. Esta metodología permitió a los científicos aislar específicamente el impacto de la naturaleza en la percepción del dolor.
Durante el experimento, los participantes recibieron breves descargas eléctricas en sus manos mientras observaban los diferentes escenarios, debiendo evaluar tanto la intensidad como la desagradabilidad de cada descarga. El diseño del estudio cuidadosamente equiparó las características visuales entre los entornos naturales y urbanos para aislar el efecto específico de la naturaleza en el procesamiento del dolor, permitiendo a los investigadores demostrar concluyentemente que la exposición a la naturaleza altera directamente el procesamiento del dolor en el cerebro, más allá de un simple efecto placebo o una mejora general del estado de ánimo.
Resultados sorprendentes
Los resultados del estudio fueron notablemente consistentes. Cuando los participantes observaban escenas naturales, reportaron una reducción significativa tanto en la intensidad como en la desagradabilidad del dolor en comparación con la visualización de entornos urbanos o interiores. Esta disminución en las evaluaciones subjetivas del dolor fue corroborada por los datos obtenidos mediante las exploraciones de resonancia magnética funcional, que mostraron una disminución en la actividad de las regiones cerebrales asociadas con el procesamiento del dolor durante la exposición a videos de naturaleza.
El investigador principal, Max Steininger, explicó esta interacción utilizando una metáfora ilustrativa: el dolor puede considerarse como un rompecabezas en el cerebro, con diferentes piezas procesadas de manera distinta. Algunas de estas piezas están relacionadas con respuestas emocionales al dolor, mientras que otras corresponden a las sensaciones físicas. Esta investigación proporciona la primera evidencia neurocientífica de que los efectos analgésicos de la naturaleza provienen de cambios reales en el procesamiento neural relacionado con la nocicepción, y no simplemente de factores psicológicos.
Los análisis avanzados de aprendizaje automático demostraron específicamente que las escenas naturales reducían las señales sensoriales crudas que el cerebro recibe durante la experiencia del dolor. Este hallazgo es crucial porque indica que el efecto observado no es meramente una distracción o un cambio en la interpretación emocional del dolor, sino una modificación fundamental en cómo el cerebro procesa las señales de dolor entrantes.
Referencia
Nature exposure induces analgesic effects by acting on nociception-related neural processing. Maximilian O. Steininger et al. Nature Communications, volume 16, Article number: 2037 (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-025-56870-2
Naturaleza versus efecto placebo
Un aspecto particularmente significativo de esta investigación es la distinción que establece entre los efectos analgésicos de la naturaleza y los típicos efectos placebo. A diferencia de los efectos placebo, que principalmente alteran las respuestas emocionales al dolor, la exposición a la naturaleza demostró fundamentalmente cambiar la forma en que el cerebro procesa las primeras señales sensoriales crudas del dolor.
Esta distinción es crucial porque sugiere que el efecto analgésico de las escenas naturales está menos influenciado por las expectativas de los participantes y más por cambios reales en las señales de dolor subyacentes. Si bien el impacto analgésico de la naturaleza resultó ser genuino y significativo, los investigadores observaron que su eficacia era aproximadamente la mitad de potente que los analgésicos convencionales. Este hallazgo posiciona a la exposición a la naturaleza no como un reemplazo completo para la medicación, sino como un enfoque complementario prometedor para el manejo del dolor, ofreciendo una opción no farmacológica que potencialmente podría ayudar a reducir la dependencia de medicamentos.
Esta investigación pionera abre nuevas posibilidades para tratamientos no farmacológicos del dolor, potencialmente reduciendo la dependencia de medicamentos. Las experiencias virtuales de naturaleza podrían llevar beneficios analgésicos a personas que no pueden acceder a entornos exteriores, como pacientes hospitalizados o aquellos con movilidad limitada.
Esta evidencia científica respalda el estudio seminal de Roger Ulrich realizado hace 40 años, que encontró que los pacientes hospitalarios con ventanas que daban a espacios verdes utilizaban menos analgésicos y se recuperaban más rápidamente. La nueva investigación proporciona los mecanismos neurobiológicos que podrían explicar esas observaciones clínicas anteriores.
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