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Ciencia y sociedad

El primer abrazo: la ciencia revela el poder oculto del contacto piel con piel

Más allá del vínculo afectivo, el contacto inmediato tras el parto regula la fisiología del bebé y es clave para el éxito de la lactancia

El primer abrazo del mundo. Más allá del vínculo afectivo, este contacto instintivo es una poderosa intervención natural que proporciona al bebé el calor y la seguridad necesarios para su adaptación a la vida.

El primer abrazo del mundo. Más allá del vínculo afectivo, este contacto instintivo es una poderosa intervención natural que proporciona al bebé el calor y la seguridad necesarios para su adaptación a la vida. / IA/T21

El primer contacto piel con piel entre una madre y su recién nacido sufre una cascada de beneficios fisiológicos tan potentes que la ciencia lo considera ya un estándar de cuidado innegociable. Un nuevo y exhaustivo análisis de la evidencia global explica por qué ese primer abrazo es el mejor comienzo posible para una nueva vida.

El contacto piel con piel entre la madre y el recién nacido, inmediatamente después del parto, es una práctica sencilla con profundos beneficios que la ciencia respalda de manera contundente. Un análisis exhaustivo de múltiples estudios científicos, recogido en una revisión de la base de datos Cochrane de 2025, no solo confirma las ventajas ya conocidas de este primer abrazo, sino que también profundiza en su impacto fisiológico tanto para el bebé como para la madre, consolidando su recomendación como un estándar de cuidado esencial en todo el mundo.

La investigación, que sintetiza los resultados de 69 ensayos clínicos con un total de 7.290 parejas de madres e hijos, se propuso evaluar los efectos del contacto piel con piel inmediato (en los primeros 10 minutos tras el nacimiento) o temprano (entre los 10 minutos y las 24 horas) en comparación con las prácticas hospitalarias convencionales, donde el bebé es separado temporalmente de su madre para recibir los primeros tratamientos. Los hallazgos refuerzan la idea de que ese primer momento de unión es crucial para un comienzo de vida más saludable.

Uno de los beneficios más significativos y mejor documentados es la promoción de la lactancia materna. Las madres que practicaron el contacto piel con piel con sus bebés mostraron una probabilidad considerablemente mayor de amamantar de forma exclusiva. Esta ventaja se observará tanto a corto plazo, desde la alta hospitalaria hasta el primer mes, como a largo plazo, manteniéndose entre las seis semanas y los seis meses de vida del niño. Este hallazgo es de vital importancia, ya que la lactancia materna exclusiva durante los primeros meses es una de las intervenciones más efectivas para garantizar la salud y la supervivencia infantil.

Regulador natural

Más allá de la lactancia, el contacto directo con la piel de la madre actúa como un regulador natural para el recién nacido, ayudándole en la delicada transición de la vida intrauterina al mundo exterior. Los estudios demostraron que los bebés que experimentaron este contacto lograron una mejor estabilización de su temperatura corporal, manteniéndose más cálidos. Además, presentan niveles de glucosa en sangre más elevados, un factor clínicamente relevante para prevenir la hipoglucemia neonatal, que en ocasiones requiere suplementos con fórmula y puede interferir en el establecimiento de la lactancia. Existe también evidencia, aunque menos concluyente, de que este contacto puede mejorar la estabilización cardiorrespiratoria del bebé, es decir, su ritmo cardíaco y su respiración, destacan los autores de este trabajo.

En cuanto a los efectos sobre la madre, la evidencia es más cauta. La investigación analizó si el contacto piel con piel influye en aspectos como el tiempo de expulsión de la placenta o la cantidad de sangrado posparto. Sin embargo, los resultados en este ámbito no fueron concluyentes y los autores de la revisión señalan que se necesita más investigación con metodologías más rigurosas para poder afirmar o descartar un efecto claro. La certeza sobre estos resultados es baja debido a la alta variabilidad entre los estudios y el reducido número de participantes en estos análisis específicos.

La solidez de esta revisión se basa en su amplitud, al incluir estudios realizados en países de ingresos altos y medios, y en considerar tanto partos vaginales como cesáreas, así como a bebés nacidos a término y prematuros tardíos (a partir de la semana 34 de gestación).

Referencia

Immediate or early skin-to-skin contact for mothers and their healthy newborn infants. Moore ER et al. Cochrane Database of Systematic Reviews 2025, Issue 10. Art. No.: CD003519. DOI:10.1002/14651858.CD003519.pub5.

Limitaciones

A pesar de la contundencia de los beneficios, los investigadores señalan algunas limitaciones, como la imposibilidad de realizar estudios "a ciegas" (dado que tanto las madres como el personal sanitario saben si se está aplicando o no el contacto piel con piel) y las inconsistencias en la duración y el modo en que se aplicó el contacto en los diferentes ensayos.

La conclusión principal es clara: la evidencia apoya firmemente la recomendación de organizaciones como la OMS y UNICEF de implementar el contacto piel con piel de forma inmediata y sin interrupciones después del nacimiento. Se trata de una intervención de bajo costo y alta efectividad que promueve la lactancia, mejora la adaptación fisiológica del recién nacido y fortalece el primer vínculo afectivo. Dada la solidez de los beneficios demostrados, los autores de la revisión sugieren que, desde un punto de vista ético, podría ser injustificable continuar realizando estudios que impliquen la separación rutinaria de la madre y su bebé sano después del parto.

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