A la hora de decorar una casa, ya sea una nueva o no, una de partes fundamentales es la pintura de las paredes. Y es que los colores de las habitaciones no sólo son capaces de dar un aire nuevo a las estancias, sino que además muestran una pequeña parte de nuestra personalidad y gustos.

Es por eso que a la hora de elegir los tonos de las paredes hay que tener en cuenta una serie de consejos para decantarse por el que mejor se adapte a nuestras necesidades.

Comenzamos con el rey de muchas casas: el blanco. Este color transmite tranquilidad y frescura, perfecto para todos aquellos que se encuentren en un estado emocional alterado. Además de facilitar la concentración, las paredes pintadas de blanco aportarán luz y amplitud a tu casa.

En el lado opuesto encontramos el negro, el tono de la elegancia por excelencia. Puede transmitir misterio o magia, pero también introversión. Es un color muy utilizado en los diseños de interiores creados para clientes masculinos.

El amarillo es capaz de generar ambientes positivos y agradables. Estos tonos enérgicos te ayudarán incrementar la seguridad en ti mismo y a combatir la depresión gracias a la vitalidad que transmiten.

Los tonos rojos se deben utilizar con mucho cuidado ya que, además de transmitir pasión y agresividad, pueden terminar resultando estresantes. Lo mejor que puedes hacer si quieres darle a tu casa un toque rojo es pintar de ese color los pasillos o las estancias en las que no vayas a pasar mucho tiempo, o utilizarlo sólo en zonas muy específicas y no muy grandes.

Los colores azules pueden relajar los sentidos más que ningún otro. Sin embargo, hay que tener cuidado con el tono que elijamos. Los tonos de azul más llamativos (Como el aguamarina o el azul eléctrico) pueden tener un efecto demasiado fuerte para nuestros sentidos. Lo mejor es pintar nuestras paredes de tonos pastel como el celeste, un color que puede ayudar a relajarnos y conciliar el sueño.

El tono verde es ideal para cualquier habitación. Es el símbolo de la naturaleza y aparte de aportar frescura en sus tonos más vivos (como el pistacho o el verde lima), también puede dar una gran tranquilidad y estabilidad si se usa en tonos más suaves y secos. Si los tonos son muy claros puede quedar muy insulso, así que lo mejor es combinarlos con otro color como puede ser el blanco.